Publicado: noviembre 20, 2025, 10:30 pm
La primera vez que Antonia Dell´Atte denunció a su exmarido, Alessandro Lecquio, fue el 9 de marzo de 1991. Lo hizo en la comisaría del barrio madrileño de Chamberí. ¿La razón?, «abandono familiar y malos tratos físicos y psíquicos», según ponía en el documento. Pero Dell´Atte finalmente, la retiró.
Antes, en 1987, embarazada de su primer hijo, recibió, según ha contado ella en El País, una patada de su marido. Todo por causa de una carta que iba a su nombre, Antonia Dell´Atte. «Tú ya no te llamas Antonia Dell’Atte, tú eres la condesa Lequio». Ella le respondió: «No, yo soy Antonia Dell’Atte» y llegó el golpe.
Este fue el primer peldaño de una escalera de continuas agresiones a la italiana, entonces modelo de alta costura y musa de Armani, por parte de su marido, un conde también italiano, bisnieto del rey Alfonso XIII, según ella misma ha declarado.
Según Dell´Atte, el conde le prohibió trabajar y la amenazaba con romperle la nariz para que no fuera guapa. «Se iba al trabajo, volvía y me decía ‘te controlo, hoy has ido con el niño y he visto que mirabas a otros hombres», recuerda ella.
Ella quiso divorciarse varias veces, pero él le respondía que si le dejaba, la mataría, a ella y a su familia. «Luego me pedía perdón. O a mi madre. Yo ya no estaba enamorada, no tenía ni relaciones. Me daba, literalmente, asco. Aguantaba esperando ver cómo podía huir de todo eso». Hasta que la pareja se vino a vivir a España.
Finalmente, la pareja se separó en 1991, a raíz de la relación que él había comenzado con Ana García Obregón, aunque Lecquio siempre dijo que en ese momento ya había roto con su mujer. Y Antonia que él la repudió en un principio.
Desde entonces, la italiana, que alterna sus estancias entre su país y España, se ha despachado a gusto contra la pareja, en particular, contra él, sobre quien ha vertido continuas dudas sobre el carácter violento del aristócrata.
Según el relato de Dell´Atte, el conde, a pesar de convertirse de nuevo en padre con Ana Obregón, volvía y decía «déjame entrar, quiero ver a mi hijo. A él no le importaba el niño, quería destruirme. Eternamente agradecida a Ana Obregón, que se lo llevó. Y su familia lo apartó, se colocó a mi lado, al lado de una mujer sola con su hijo», rememora.
Una de las veces que le acusó de nuevo de malos tratos, en 2003, Lequio la demandó por calumnias. La abogada de Dell’Atte entonces, Cristina Almeida, ha contado que aquello acabó, por falta de pruebas, con «el sobreseimiento y el archivo de la causa en el juzgado número 35 de Madrid, que dictaminó que se daba lo que se llama exceptio veritatis, es decir, que Antonia no mentía al llamar a Alessandro Lequio maltratador».
Antonia Dell´Atte guardó las cartas de arrepentimiento que su exmarido le envió después de episodios violentos: «Antonia, me he vuelto a equivocar, me he dejado llevar por los nervios, te aseguro que no era mi intención y nunca lo será hacerte daño a ti o a nuestro hijo», «soy nervioso y algunas veces reacciono del peor modo posible», «quisiera que no hubiera ocurrido nunca más, que nuestra relación fuera virgen y no plagada de bofetadas y amenazas. Sin embargo ha vuelto a suceder», decían algunas de estas misivas.
En 1999, Tómbola, dijo: «Yo he tirado bofetones a las mujeres, me ha pasado, pero es un bofetón light, no encuentro que haya nada de malo».
Antonia ha llenado su cuenta de Instagram de mensajes de agradecimiento a los apoyos recibidos y a que la justicia, como señala ella, haya ganado.
