Marta Sánchez-Dehesa, ginecóloga: "Con los neuromodeladores vaginales podemos eliminar el dolor en las relaciones sexuales" - Venezuela
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Marta Sánchez-Dehesa, ginecóloga: «Con los neuromodeladores vaginales podemos eliminar el dolor en las relaciones sexuales»

Publicado: noviembre 17, 2025, 2:00 am

Vaginismo (espasmos involuntarios en los músculos vaginales); vulvodinia (dolor persistente en los genitales externos); y dolor durante las relaciones sexuales son tres de los problemas que los denominados neuromodeladores vaginales pueden conseguir eliminar. Se trata de tratamientos innovadores que utilizan determinadas sustancias capaces de modular la actividad nerviosa en la zona genital femenina, para obtener una serie de efectos beneficiosos.

En palabras de la ginecóloga Marta Sánchez-Dehesa, a quien hemos entrevistado, «en Regenérate queremos que cada mujer recupere confianza y calidad de vida, no sólo corrigiendo síntomas, sino transformando experiencias. Los neuromodeladores forman parte de este salto cualitativo, al abordar con éxito aspectos íntimos que muchas veces se silencian». ¿En qué consisten exactamente y quienes son las candidatas a los neuromodeladores?

«Los neuromodeladores no son cirugía, y sí muy eficaces contra el dolor vaginal»

«Los neuromoduladores vaginales son inyecciones de una neurotoxina aplicadas en la musculatura del suelo pélvico y el introito vaginal con el objetivo de reducir la contracción excesiva de esos músculos. No es una cirugía; pretende relajar espasmos y reducir el dolor por hiperactividad muscular, y por eso se utiliza sobre todo en casos como vaginismo, dolor por espasticidad del suelo pélvico, vestibulodinia o dolor pélvico crónico», comienza explicando la ginecóloga.

¿Y cuál es el procedimiento para aplicarlos? Sánchez-Dehesa señala que «lo primero que hacemos es una exploración ginecológica y estudio del suelo pélvico. Una vez confirmamos la necesidad, comenzamos con la preparación que solemos hacer en la consulta o sala ambulatoria. Este procedimiento lo podemos realizar con anestesia local, sedación ligera o incluso sin sedación, según el caso de cada paciente».

Aunque quizá suene un poco farragoso, la doctora añade que «se inyecta la toxina en puntos concretos del elevador del ano, músculos pubococcígeos o en el área del introito (según el problema) ayudándonos con electromiografía. La intervención dura unos 20 o 30 minutos y si vemos que todo es correcto la paciente puede volver a su casa el mismo día. Siempre recomiendo evitar relaciones sexuales y ejercicio extenuante los primeros 4 días posteriores a la intervención. La relajación muscular conseguida suele durar meses».

¿En qué pacientes está indicado este novedoso tratamiento?

En cuanto a las potenciales candidatas a neuromodeladores, la ginecóloga considera que «el tipo de paciente que requiere este tratamiento son las pacientes con vaginismo refractario a tratamiento conservador, y también aquellas con espasmo del suelo pélvico y dolor por contracción muscular, dispareunia por hipertonía, vulvodinia localizada, o dolor pélvico crónico con componente miofascial».

Sin embargo, la experta advierte que «no es la primera opción para indicaciones puramente cosméticas como laxitud o rejuvenecimiento. Para estos casos recomendamos radiofrecuencia, láser o rellenos, que actúan por otros mecanismos. En la práctica se recomienda un enfoque multidisciplinar: fisioterapia, psicoterapia sexual y, si procede, inyección«.

El método de los neuromodeladores es muy eficaz, «puesto que las inyecciones de toxina botulínica pueden reducir el dolor, mejorar la tolerancia a la penetración y la calidad de vida en muchos pacientes con vaginismo y dolor pélvico. Los metaanálisis y revisiones muestran tasas de respuesta elevadas».

Estas son las contraindicaciones de los neuromodeladores vaginales

Aunque sus beneficios están demostrados y son eficaces en los problemas mencionados, los neuromodeladores «están contraindicados en embarazo y lactancia, cuando hay infecciones en la zona de inyección, cuando existe hipersensibilidad conocida a la toxina botulínica o a alguno de sus componentes, enfermedades neuromusculares (miastenia gravis, síndrome de Lambert-Eaton) o medicamentos que potencien los efectos de la toxina».

Aunque no es habitual, sino más bien esporádico, pueden darse algunos efectos secundarios como «dolor en el punto de inyección, sangrado leve, hematoma, infección local… En casos muy raros, puede producirse empeoramiento temporal de la continencia urinaria, disfunción sexual transitoria o debilidad muscular en áreas. Por eso se respetan dosis máximas acumuladas», dice la doctora.

«Los neuromodeladores son mínimamente invasivos y no requieren incisiones»

La gran ventaja de este tratamiento es que no es quirúrgico, «por lo que resulta mínimamente invasivo. No necesita incisiones, y lo normal es que se lleve a cabo de forma ambulatoria, salvo rarísimas excepciones. Además, la recuperación es bastante rápida y las pacientes pueden reincorporarse a sus actividades habituales en un breve intervalo de tiempo», explica Sánchez-Dehesa.

Por lo que respecta a los resultados funcionales, «los neuromodeladores son capaces de mejorar el tono vaginal, aliviar el dolor, reducir los espasmos y proporcionar con todo ello un mayor confort sexual». En cuanto a la atención para establecer quién es candidata a este tratamiento, es absolutamente personalizada: «cada caso se evalúa de manera individual, teniendo muy en cuenta el historial clínico, las expectativas creadas, y la salud en general de la paciente».

En lo que respecta a la seguridad y la ética, los neuromodeladores «deben ser aplicados por profesionales con formación específica en ginecología estética y funcional, con capacidad para hacer un seguimiento, evaluar los riesgos y tener en cuenta el consentimiento informado». En cuanto a las mujeres a las que se les puede recomendar, a modo de conclusión, la ginecóloga explica que son aquellas mujeres «que presenten dolor durante el coito o dificultad de penetración por tensión muscular involuntaria, así como molestias persistentes en la zona vulvovaginal, pérdida de sensibilidad o disconforme tras los partos».

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