Publicado: noviembre 13, 2025, 8:30 am
París se tiñó de una profunda tristeza en noviembre de 2015. El viernes 13 era un día más en la ciudad de la luz. Una noche en la que cientos de personas se preparaban para hacer todo tipo de planes como inauguración del fin de semana. Lo que nadie imaginaba es que en las calles se sembraría el pánico cuando tres comandos armados atacaron la sala de conciertos Bataclán, el Stade de France y varias terrazas de restaurantes que estaban llenas de gente. En solo unos minutos la tranquilidad dio paso al caos. Las ráfagas de disparos y las explosiones se hicieron las protagonistas durante horas, dejando un balance de 130 muertos y casi 400 heridos.
21.20 horas. Esa es la hora en la que todo comenzó. Un terrorista se inmoló en las inmediaciones del Stade de France de Saint Denis. Su objetivo principal era entrar al estadio junto a otros dos compañeros que se encontraban en la zona para llevar a cabo una matanza mayor, pero no lo lograron. Esto hizo que activara un chaleco con explosivos. Una acción que repitieron los otros dos individuos unos minutos más tarde.
Entorno a las 21.25 horas, un hombre armado, a cara descubierta, abrió fuego contra las personas que estaban disfrutando de su cena en los restaurantes Le Carrillon y Le Petit Cambodge. Unos minutos después, en la calle Charronne, dos individuos armados, que se trasladaban en un coche, dispararon contra la terraza del café La Belle Équipe. Y también se registró otro tiroteo en el mercado mayorista de Les Halles.
Un tercer comando de terroristas usó otro vehículo para desplazarse hasta la sala Bataclan. Antes de entrar, dispararon contra las personas que se encontraban en el interior y exterior del bar A la bonne bière. Y mientras esto ocurría, otro individuo abrió fuego frente al restaurante Comptoir Voltaire y después hizo estallar un cinturón de explosivos en mitad de la calle.
La noche del terror en la sala Bataclan
Esos tres asaltantes irrumpieron en mitad del concierto que estaba dando la banda Eagles of Death Metal. El artista estaba entonando la séptima canción de la noche cuando los individuos entraron en la sala al grito de ‘Alá es grande’ y comenzaron a disparar contra el público que estaba en la pista. Los terroristas se atrincheraron en el interior de la sala mientras cientos de personas intentaban escapar por las ventanas y la salida de emergencia.
Durante estos años, algunos supervivientes de esa fatídica noche han contado que el suelo estaba lleno de heridos y cadáveres, mientras que ellos fingían estar muertos. No fue hasta las 00.20 horas cuando la policía francesa entró en la sala de conciertos. En mitad de la operación de asalto, dos de los terroristas hicieron estallar su cinturón de explosivos y el tercero fue abatido por los agentes.
Tras el asalto, acudieron hasta el lugar el presidente François Hollande, el primer ministro Manuel Valls y los ministros de Interior y Justicia. Este último intentó trasladar un mensaje de unidad a los ciudadanos: «Queríamos estar aquí con los que ha vivido esta atrocidad y decirle a los terroristas que no nos van a ganar».
Diez años después, Francia mantiene viva la conocida como ‘Operación Sentinelle’. Militares y policías inundan esos lugares que están considerados como un objetivo de sufrir ataques terroristas.
