Publicado: noviembre 9, 2025, 10:00 am
Entre el 4 y 10% de la población tiene las uñas infectadas. Estas infecciones —causadas principalmente por hongos y, en ocasiones, por bacterias— se vuelven mucho más frecuentes con la edad, alcanzando hasta el 20 % en mayores de 60 años y cerca del 50 % en personas mayores de 70. Aunque, el problema es todavía más serio en grupos vulnerables como los diabéticos o quienes tienen el sistema inmunitario debilitado, pues las complicaciones y la dificultad de tratamiento crecen significativamente.
El tratamiento tradicional para estas infecciones de uñas suele dividirse en dos vías principales: por un lado, los antifúngicos orales en forma de pastillas, que actúan relativamente rápido (entre dos y cuatro meses) pero conllevan riesgos de efectos secundarios, particularmente para pacientes con otras patologías médicas.
Por otro lado, los tratamientos tópicos aplicados directamente sobre la uña son más seguros desde el punto de vista sistémico, pero tienden a tardar mucho más en surtir efecto —a veces incluso años— y con frecuencia la infección recae o no desaparece por completo.
Una de las mayores barreras reside en la propia anatomía de la uña: es muy difícil que el medicamento logre penetrar hasta donde realmente se encuentra la infección. Las moléculas convencionales tienen dificultades para atravesar la placa ungueal, y por eso las tasas de curación de los tratamientos tópicos siguen siendo relativamente bajas. Es precisamente esta necesidad urgente de nuevos enfoques terapéuticos —que sean seguros, eficaces y capaces de alcanzar a los microbios incrustados profundamente en la uña— lo que ha motivado ahora una investigación innovadora
Un gas con olor a huevo podrido: ¿la solución definitiva?
Los investigadores de la University of Bath y del King’s College London han descubierto que el gas volcánico conocido como Hydrogen sulphide (H₂S), famoso por su olor a huevo podrido, podría sumarse al arsenal terapéutico contra las infecciones ungueales.
En su estudio publicado recientemente en la revista Scientific Reports demostraron que este gas no solo penetra la placa ungueal con mayor eficiencia que los tratamientos tópicos tradicionales, sino que también muestra una actividad antimicrobiana potente frente a hongos y bacterias resistentes a los antifúngicos convencionales.
Estudios previos han demostrado que penetra la lámina ungueal con mucha más eficacia que los fármacos tópicos existentes, y ahora el equipo ha demostrado que tiene una fuerte actividad antimicrobiana contra una amplia gama de patógenos de las uñas, incluidos hongos resistentes a los tratamientos antimicóticos comunes.
En pruebas de laboratorio, el equipo utilizó un producto químico que se descompone liberando gas sulfuro de hidrógeno y descubrió que actúa de una manera única, interrumpiendo la producción de energía microbiana y provocando daños irreversibles, lo que finalmente mata a los hongos.
«Gracias a su capacidad para llegar eficazmente al lugar de la infección y a su novedoso modo de acción, creemos que un medicamento de aplicación tópica que contiene sulfuro de hidrógeno podría convertirse en un nuevo tratamiento altamente eficaz para las infecciones de las uñas, que evita las limitaciones de las terapias actuales», señala el doctor Albert Bolhuis, del Departamento de Ciencias de la Vida de la Universidad de Bath.
«Nuestra investigación sienta las bases para una alternativa convincente a los tratamientos existentes, con el potencial de mejorar los resultados para los pacientes que sufren infecciones fúngicas persistentes y resistentes a los medicamentos en las uñas», asegura.
¿Cuándo podrá utilizarse en pacientes este tratamiento?
El sulfuro de hidrógeno es conocido por su olor penetrante a huevos podridos y tiene cierta toxicidad; sin embargo, los investigadores creen que las cantidades necesarias están muy por debajo de los niveles de toxicidad y que la formulación correcta limitará cualquier olor desagradable.
Hasta el momento, la investigación solo se ha realizado in vitro, pero el equipo espera desarrollar un tratamiento que pueda utilizarse en pacientes en los próximos cinco años. «Estamos deseando traducir estos hallazgos en un producto tópico innovador que pueda tratar las infecciones de las uñas», señala el profesor Stuart Jones, director del Centro de Investigación de Medicina Farmacéutica del KCL.
