Publicado: noviembre 7, 2025, 4:00 am
Danny Rodrik publicó su nuevo y esperado libro, La prosperidad compartida en el mundo fracturado. Pretende, como es la agenda de investigación de ese autor, analizar de manera crÃtica la globalización, ahora en evidente crisis, y ofrecer alternativas..
Llama la atención el capÃtulo final sobre lo que tendrÃa que ser la agenda progresista en los paÃses desarrollados. Se refiere a la pérdida de apoyo de los partidos socialdemócratas o laboristas debido a que no pudieron ofrecer una alternativa al neoliberalismo. Las agendas de polÃticos como Clinton o Blair (o Zapatero o Schröder) se conformaron con algunos cambios a la agenda neoliberal, para atenuar la mayor desigualdad, pero no mucho más que eso; básicamente apoyaron la agenda neoliberal.
Como, además, su electorado se fue haciendo cada vez más centrista y sofisticado, perdió el apoyo de los sectores populares, que han optado, en parte, por la derecha extrema. Con Biden se dieron, por primera vez, cambios significativos en materia de polÃtica industrial, pero tardÃos y solamente enfocados a ciertos sectores industriales, no de servicios.
La agenda progresista se movió de posiciones más socialdemócratas o keynesianas a las que privilegiaban más a los mercados, sin mayor intervención. En las nuevas circunstancias, se requiere volver a las ideas originales.
Lo que Rodrik propone es una oferta polÃtica que se base en la idea del trabajo de calidad y productivo, con estabilidad laboral, especialmente en sectores de la economÃa renovable y verde. Una estrategia que vuelva a la idea de consolidar una clase media, de la que participen tantas personas con grados académicos altos como otros que recibieron otro tipo de formación.
Las nuevas tecnologÃas no deben servir para sustituir trabajadores, sino para otorgarles autonomÃa y permitirles hacer trabajos más productivos, de mayor valor agregado. Ese debe ser el enfoque de las polÃticas industriales: innovación, generación, absorción y difusión de la tecnologÃa entre las empresas y la población, pero para que las personas puedan desarrollar trabajos de mayor calidad, en mejores condiciones.
Rodrik señala que, para que esta estrategia funcione a nivel global, se debe apoyar a los paÃses de menor desarrollo para que alcancen las metas climáticas, la de transición energética y la del cambio tecnológico. Enfatiza la necesidad de fortalecer los servicios de alta especialidad sobre la manufactura.
Ahora, para el caso mexicano y otros similares, me parece que es precisamente la innovación y la tecnologÃa, pero con la manufactura, la que puede generar la mayorÃa de esos trabajos de calidad, también ligados a los servicios. En suma, un trabajo de calidad y una ruta hacia una clase media universal tendrÃan que ser la base de una agenda progresista para la prosperidad compartida.
