Publicado: noviembre 6, 2025, 11:30 pm
«Con su obra no trata de alimentar el algoritmo ni complacer a todo el mundo. Más bien busca construir una comunidad silenciosa, de forma orgánica, honesta, creando —en sus redes, con su trabajo— un espacio para el cuidado mutuo, la conversación y [sin dejar de lado] la presencia política. En un mundo obsesionado con la inmediatez, ella nos recuerda con su obra que no todo tiene que hacerse viral para importar». Con estas palabras laudatorias describía la revista This is Yung a Rama Duwaji, la esposa del nuevo alcalde de Nueva York, el demócrata Zohran Mamdani.
Tras el triunfo del demócrata, que se impuso con más de 50% de los votos al exgobernador Andrew Cuomo, también demócrata pero ahora candidato independiente, y al republicano Curtis Sliwa, ambos más del gusto del presidente Donald Trump, Duwaji ha conseguido hacer historia, ya que no solo se ha convertido en la Primera Dama más joven de la historia del país, sino también en la primera ‘consorte’ política de La Gran Manzana perteneciente a la Generación Z, puesto que tiene 28 años.
Quizá por esa juventud sorprenda todavía más sus reservas a la hora de permanecer en un constante segundo plano con respecto a Mamdani. Es algo premeditado y estudiado, pero viniendo de alguien que se ha criado prácticamente con internet y las redes, no es común ese intencionado hermetismo, en especial en lo que respecta a sus redes sociales y a sus apariciones junto al político, dado que siendo como es en Estados Unidos un importantísimo pilar la familia, el hecho de que incluso en campaña haya decidido no conceder entrevistas o dejarse ver apoyándolo ha sido bastante estudiado.
Y es que algunos medios creen que también es una nueva fórmula política. Las nuevas generaciones, que han sido una de las bases de la victoria del demócrata, no ven con tan buenos ojos que los cónyuges tengan tanta preponderancia en las carreras y campañas de sus partenaires, a veces incluso olvidando sus propios trabajos u ocupaciones para dedicarse por entero a la vida pública de sus parejas.
De ahí, y añadiendo los continuados ataques contra Zohran por sus orígenes e ideales de izquierdas—es un inmigrante dado nació en Uganda y vivió parte de su infancia en Sudáfrica— que Rama haya preferido no ser el centro de atención hasta casi la recta final del candidato, en un símil muy parejo a una de sus grandes aficiones, el running, habiendo participado en la maratón de Nueva York en varias ocasiones. Así, acudió a votar junto a él, participó en su entrevista en The Daily Show y le secundó en su último mitin en Queens.
Quizá el momento más esperado, eso sí, fue cuando subió junto a Mamdani a celebrar la victoria junto a los padres del nuevo alcalde, la reputada cineasta nominada al Oscar Mira Nair y el profesor y académico de la Universidad de Columbia Mahmood Mamdani. «Gracias a mi increíble esposa, Rama, hayati («mi vida», en árabe), a quien deseo tener a mi lado en este momento y en cualquier momento futuro», dijo Zohran en una de las pocas declaraciones públicas de amor entre ambos.
Porque hasta entonces se había reducido a una publicación en su Instagram —cuyo número de seguidores no ha cesado de subir en las últimas semanas hasta recién superar a día de hoy los 700.000 followers— en la que le decía a Zohran lo «orgullosa» que estaba de él con unas fotografías de fotomatón que se habían hecho. Porque ella tiene claro que su profesión no tiene por qué verse perjudicada porque su marido sea ahora el centro de atención. Él mismo llegó a explicarlo de manera concisa en mayo, en una de sus pocas declaraciones públicas sobre el tema: «Rama no es solo mi esposa, es una artista increíble que merece ser reconocida por méritos propios».
Duwaji tiene ascendencia siria, aunque nació en Houston, en Texas. Muy pronto, cuando tenía nueve años, se trasladó con su familia a Dubái. Graduada en la Escuela de Artes de la Universidad Commonwealth, en Richmond, en el estado de Virginia, después se sacó un máster en Ilustración y Ensayo Visual en la Escuela de Artes Visuales de Nueva York. Y a partir empezó a desarrollar unos motivos propios y un estilo definido que han sido tanto alabadas como criticadas en los últimos tiempos por parte de los enemigos políticos de su marido.
Porque sus obras suelen marcar un enorme contraste al usar el blanco y negro con temas muy relacionados con Oriente Próximo, casi siempre destacando el protagonismo de las mujeres para denunciar el imperialismo estadounidense. «Todo el mundo tiene la responsabilidad de denunciar las injusticias, y, además, el arte tiene la capacidad de difundirlas», afirmó en abril en una entrevista por su trabajo en la web JUNG.
«No creo que todo artista tenga que hacer una obra política, pero el arte es intrínsecamente político en cuanto se crea, en cómo se crea, en cómo se financia y se comparte. Incluso si creas arte como refugio de los horrores que vemos día a día, para mí, es tomar partido, porque estás reaccionando al mundo que nos rodea», añadía. De ahí que no haya tenido problema alguno en denunciar la «limpieza étnica» de los palestinos que está cometiendo Israel en lo que ella no duda en definir como crímenes de guerra o en seguir a otras profesionales que han denunciado dichas desigualdades como la directora afgana Sahraa Karimi o la diseñadora Hawa Al Najjar.
También por ello ha conseguido exponer su obra en lugares emblemáticos como la Tate Modern de Londres o aparecer en revistas y publicaciones de prestigio como Vogue, The New Yorker, The Washington Post o BBC News. Y en su página web asimismo se puntualiza que no solo vive por y para la ilustración, sino que también utiliza la alfarería y la cerámica o, cómo demostró en la campaña de su marido, el diseño y la imagen de marca, ya que ella ha sido la responsable de su ya famoso logotipo, inspirado en colores y marcas cien por cien neoyorquinos, como la tarjeta del metro y a los Nets.
Su historia de amor
Es curioso que, de los pocos datos que se saben de su vida privada sea que les gusta ver juntos un programa como La isla de las tentaciones, como afirman desde Magas. Porque se conocieron en 2021 a través de una famos aplicación de citas, Hinge, y tras quedar un par de veces —en una cafetería yemení de Brooklyn y dando un paseo, una de las aficiones que comparte, por el distrito de Astoria, el feudo político de Mamdani, en Queens, y donde hasta ahora han residido—, ya sabían que estaban hechos el uno para el otro.
Y eso que ella no creía que la política clásica tuviera poder para cambiar las cosas en aquel entonces, justo cuando él acababa de ser elegido miembro de la Asamblea del Estado de Nueva York. Pero su relación avanzó hasta que se comprometieron en Dubái en 2024 en una ceremonia nikah, un contrato sobre que acceden libremente al matrimonio en la religión musulmana. La boda, de carácter íntimo y civil, tuvo lugar en Manhattan en febrero de este 2025, si bien más tarde celebrarían también el enlace en Uganda.
