Publicado: noviembre 5, 2025, 6:30 pm
El devastador huracán Melissa ha causado en el Caribe al menos 75 muertos, daños multimillonarios y una amplia destrucción en infraestructura, que afecta a decenas de miles de viviendas en Jamaica, Cuba y Haití. Las pérdidas estimadas en Jamaica son de entre 6.000 y 7.000 millones de dólares, mientras que en Cuba, donde todavía no se han cuantificado los daños económicos, Naciones Unidas lanzó este miércoles un plan de acción que busca recaudar 74,2 millones de dólares. Las estimaciones son preliminares y conservadoras, por lo que podrían aumentar considerablemente, pero los datos disponibles hasta ahora quedan lejos de los 125.000 millones de dólares en daños valorados en Estados Unidos tras el huracán Katrina de 2005.
La Dirección de Protección Civil de Haití elevó este miércoles a 43 los muertos en este país por el paso del potente huracán, que ha dejado asimismo 21 personas heridas y 7 desaparecidas. Las consecuencias han sido especialmente graves en Petit-Goâve, en el departamento del Oeste, donde se han contabilizado 25 muertos.
En Jamaica, la cifra oficial de fallecidos se mantiene en 32, pero las autoridades han reconocido que hay todavía cuerpos por recuperar y que algunos muertos fueron enterrados sin ser registrados. «Debemos dar cuenta de cada jamaicano que perdió la vida. La gente ha optado por enterrarlos, pero recuperaremos todos los cuerpos, incluso si tenemos que exhumarlos, y llevaremos a cabo un proceso de identificación adecuado», afirmó Holness. Hasta la fecha, el Gobierno cubano no ha informado de víctimas mortales.
Los huracanes más mortales de las últimas dos décadas fueron Katrina, con más de 1.300 fallecidos en Estados Unidos, y María, que arrasó Puerto Rico en 2017 causando más de 4.600 muertes directas e indirectas.
El primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, explicó que los daños físicos a viviendas, edificios comerciales, carreteras e infraestructura de servicios de electricidad, agua y telecomunicaciones, entre otros, equivalen aproximadamente a entre el 28 y el 32% del PIB del año fiscal anterior del país. «Melissa golpeó el corazón de la zona productiva de Jamaica, desde Saint Elizabeth, principal centro agrícola de la isla, hasta el corredor turístico de Westmoreland, Saint James, Trelawny y Saint Ann», señaló Holness, afirmando que el país «nunca había sufrido un desastre de esta magnitud y con este impacto económico».
En Cuba, que se encuentra excluida de las principales instituciones financieras internacionales y con acceso extremadamente restringido a fuentes para financiar la respuesta a desastres, la ONU pretende atender con su plan a 1 millón de personas. Según las estimaciones preliminares de Naciones Unidas, cerca de 2,2 millones de personas en las provincias de Granma, Santiago de Cuba, Holguín y Guantánamo «han sido severamente impactadas con afectaciones críticas en vivienda, servicios básicos, comunicaciones, medios de vida y amenaza a la seguridad alimentaria».
El informe de la ONU sobre Cuba habla, en base a datos provisionales, de daños de diversa magnitud en unas 60.000 viviendas, «muchas de ellas con techos completamente perdidos o anegadas por las lluvias». Además, se han registrado daños en 461 centros médicos, entre ellos el hospital Juan Bruno Zayas, y en 1.552 escuelas, el 57% de los centros educativos de la región. El 75% de la telefonía móvil y hasta el 90% de la radio base (antenas de telecomunicaciones) en las provincias orientales se encuentran fuera de servicio y las redes de fibra óptica han sufrido roturas.
En Haití, otro de los países afectados duramente por Melissa, se contabilizaron 11.952 viviendas inundadas, 176 residencias destruidas y 4.257 casas dañadas, en menor o mayor medida. A escala nacional, siete departamentos (Artibonite, Grand’Anse, Nippes, Noroeste, Oeste, Sur y Sureste) se han visto más o menos afectados por los efectos del huracán, mientras que 30 municipios sufrieron inundaciones.
En Jamaica, alrededor de 116.000 estructuras han quedado dañadas, incluidas viviendas, centros médicos y escuelas, principalmente en la mitad occidental de la isla, que todavía permanece en su mayoría sin servicio de electricidad. «Esta no es solo una crisis humanitaria, sino también un duro golpe para los medios de subsistencia, los ingresos y las economías locales», aseguró el primer ministro Holness.
