Publicado: noviembre 4, 2025, 12:30 am
Con cariño y nostalgia recuerda Joselito su época de éxito en el cine, cuando era niño y su dulce voz lo llevó a ser apodado ‘El pequeño ruiseñor’. Y lo que siente es orgullo por todo lo vivido, a pesar de que reconoce que en aquellos momentos era un «juguete roto».
«Lo veo muy distante, lo siento todo muy lejano ya«, opinó José Jiménez Fernández, como se llama en realidad, el actor y cantante que, a partir de 1950, cuando apenas era un niño, comenzó a protagonizar películas de gran éxito.
«Claro que sí, siento nostalgia de aquellos años. Pero yo estoy muy orgulloso de todo lo vivido«, aseguró el artista, que actualmente tiene 82 años, en declaraciones a Semana. «Yo vivía dando la vuelta al mundo, trabajaba fuera de mi casa nueve meses al año. Hacía tournée por Estados Unidos, Centroamérica, Sudamérica, Francia, Italia, Alemania, pero era lo que yo quería hacer: quería trabajar».
Actualmente, vive en Utiel (Valencia), junto a su mujer, Marifé. De hecho, aunque nació en Beas de Segura (Jaén), este mismo fin de semana ha sido nombrado Hijo Adoptivo de Utiel, lo cual le llena de felicidad.
Además, Joselito aseguró que la etiqueta de «juguete roto» no le molesta, pues, «en aquella época», tenían «que ser juguetes rotos» y considera que «tanto Marisol» como él lo eran.
«Para todos los productores del mundo. No solo en España, en el mundo entero. Éramos las gallinas de los huevos de oro«, opinó el cantante, quien se pronunció sobre el Goya, un premio que no tiene y que no le preocupa no tener, pero que considera que, si se lo terminan dando, será cuando «haya muerto»: «Pero vamos, los homenajes, mejor en vida».
También reflexionó sobre los niños que trabajan en el cine y que ahora tienen mejores condiciones que en su época: «Yo podría estar en un rodaje hasta diez horas al día. Antes nadie controlaba eso. Gracias a Dios, hoy se vela por los derechos del menor y no pueden trabajar más de X horas o se preocupan de hacer primera su formación escolar, eso antes no pasaba. Obligarles a estudiar ahora es una garantía de que sus familias no podrán explotarlos, algo que antes no se controlaba».
