Publicado: noviembre 3, 2025, 4:30 pm
Alyssa Milano se convirtió en un rostro familiar en la televisión estadounidense desde muy joven gracias a su papel de Samantha en la comedia ¿Quién es el jefe?, donde interpretaba a la hija del personaje de Tony Danza.
Considerada desde muy pronto gracias a su talento como una de las niñas prodigio de la televisión de los ’90, pronto empezaron a ofrecerle otros papeles igualmente conocidos y estables, como fue su paso por Melrose Place y, sobre todo, su papel de Phoebe Halliwell, durante ocho temporadas, en Embrujadas, convirtiéndola a la postre en todo un icono de la cultura pop del nuevo milenio.
Después de Embrujadas, sin embargo, y a pesar de haberse embarcado en títulos tan interesantes como pudo ser, por ejemplo, Mistresses, no logró alcanzar el mismo impacto que obtuvo con la serie de las brujas.
Sí empezó a destacar, en cambio, gracias a su fuerte activismo político y social, sobre todo en temas de salud y derechos de la mujer.
En 2017 se convirtió en una de las voces más visibles del movimiento #MeToo creado por Tarana Burke, al ayudar a viralizar el hashtag con una publicación que acabaría siendo demoledora en Twitter: “Sugerido por una amiga: si todas las mujeres que han sido acosadas o agredidas sexualmente escribieran ‘Yo también’ como estado, podríamos darle a la gente una idea de la magnitud del problema. Si has sido acosada o agredida sexualmente, escribe ‘yo también’ como respuesta a este tuit”, escribió.
No obstante, esta nueva faceta la colocó también en el centro de no pocas controversias. Fue acusada de apropiarse del trabajo de la propia Burke, y tuvo un abierto enfrentamiento con su antigua compañera de reparto en Embrujadas, Rose McGowan (otra de las voces más fuertes del #MeToo), quien la acusó de hipócrita por su aparente apoyo selectivo a las víctimas según su ideología política.
En los años siguientes, Milano fue protagonista de varias confrontaciones legales. En 2021 fue detenida en una manifestación frente a la Casa Blanca por desobediencia civil, y en 2022 demandó a un antiguo vecino por deforestación ilegal de árboles en California que, a pesar de ser considerado un litigio vecinal, acabó llenando páginas en algunas de las publicaciones estatales más importantes.
Hoy, a sus 52 años, Milano compagina su labor como actriz con la de productora, escritora y activista. En 2021 publicó Sorry Not Sorry, una recopilación de ensayos donde aborda feminismo, maternidad, política y cultura pop.
Ha sido voz y dado la cara para campañas como el control de armas, el acceso al aborto y la vacunación. A medida que disminuye su presencia en Hollywood, aumenta la que tiene en redes y su influencia se hace notar en sus cuatro millones de seguidores solo en Instagram.
Es, además, embajadora de UNICEF, y son frecuentes sus campañas de recaudación de fondos para distintas causas. Con una cuenta en Cameo, destina toda la recaudación a la ONG, especialmente para campañas de educación infantil y protección de menores en situaciones de crisis.
