Publicado: octubre 29, 2025, 9:30 pm
Desde que triunfase para la compañía con The Good Place, Kristen Bell se ha convertido en todo un filón para Netflix. Así, después de la miniserie La mujer de la casa de enfrente de la chica en la ventana, el gigante del streaming volvió a apostar por ella como coprotagonista, junto a Adam Brody, de su serie romántica Nadie quiere esto, una comedia basada en hechos reales —en la vida de su creadora, Erin Foster— en la que una podcaster agnóstica y un rabino se enamoran en Los Ángeles. Ahora acaba de estrenar su segunda temporada y es el momento perfecto para conocer, fuera de los rodajes, la vida de una intérprete que, poco a poco, se ha convertido en un peso pesado de la industria.
Bell, que tiene ascendencia polaca y escocesa, nació a mediados de julio de 1980 en un conocido barrio de Detroit, en Míchigan, fruto del matrimonio entre Lorelei Frygier, una enfermera, y de Tom Bell, director de un informativo de televisión. Ya en su infancia tendrían lugar varios hechos que serían claves en su vida, como el divorcio de sus padres cuando apenas era un bebé, criándose desde entonces con dos familias: la formada por su padre, que tuvo otras dos hijas, y las de su madre, que dio a luz cuatro veces más.
Precisamente su madre y su fervor religioso fueron los que obligaron a Kristen a abandonar la escuela pública y a asistir a un colegio católico, donde comenzaría sus primeras clases de teatro y música, dado que desde pequeña había estudiado canto y claqué. Aquellas clases y otras pequeñas obras en años anteriores sirvieron para que fuese escogida para protagonizar, en su graduación, una adaptación de El mago de Oz, y descubrir que la interpretación era su pasión.
Pero además también hay que resaltar que fue elegida «la alumna más bella» de su curso por todos sus compañeros. Sin embargo, de aquella época también es lo que ella considera, de alguna forma, «lo mejor y lo peor» que le ha sucedido en la vida: el fallecimiento en un accidente de coche de su mejor amiga, Jenny DeRita, a quien conocía desde los 11 años, en 1997. «Cuando aprendes que no puedes dar por hecho que la gente siempre estará a tu lado también aprendes a vivir más feliz», llegó a declarar a The Associated Press en 2004.
En aquel año acababa de comenzar a encarnar el papel por el que se daría a conocer en todo el mundo y obtendría el respaldo de la crítica con diferentes premios y nominaciones: tenía 24 años y había sido seleccionada para encarnar a Veronica Mars en la serie homónima.
Si bien es cierto que los grandes galardones de la televisión —Globos de Oro, Emmys— no se fijarían en ella hasta mucho después, con Veronica Mars sí que vio refrendado todo el esfuerzo que había hecho, desde mudarse a Nueva York y estudiar en la Escuela de Artes Tisch (aunque le faltaba apenas un año, jamás se llegó a graduar dado que ya le empezaron a ofrecer pequeños roles en obras teatrales) a sus primeros papeles en Broadway o como personaje capitular o mera secundaria en series y películas de principios de siglo.
Ya en aquella época se daría a conocer otra de sus facultades: la voz. En versión original es tan versátil su timbre que ha doblado desde videojuegos como Assasin’s Creed a ser protagonista de películas de animación como Frozen y su secuela, Zootrópolis o Ralph rompe Internet. Y es que la infancia es otro tema que le ha preocupado siempre, habiendo ella misma publicado varios libros para los más pequeños. Casi tanto como los animales, porque aparte de tener multitud de mascotas y de haber apoyado a un gran número de asociaciones y organizaciones en favor de sus derechos, es vegana desde muy joven —empezó siendo vegetariana a los 11 años—.
De hecho, esa filosofía de vida tenía que compartirla con su futura pareja. Durante cinco años, en los que llegó a estar comprometida, salió con Kevin Mann, tras lo que le cogió «asco» a tener citas, si bien hubo un momento en el que todo cambió: cuando en 2007 conoció al también actor —y también de Detroit—, Dax Shepard, con quien comenzó a salir y volvió a comprometerse a principios de 2010. Eso sí, retrasaron su boda como forma de protesta hasta que el estado de California legalizara el matrimonio entre personas del mismo sexo. Su activismo por los derechos LGTB tuvo su premio y ella y Shepard se casaron en octubre de 2013 en la Oficina del Secretario del Condado de Beverly Hills.
Han tenido, desde entonces, dos hijas: Lincoln y Delta, nacidas en marzo de 2013 y diciembre de 2014, respectivamente. Viven en Los Ángeles, si bien es cierto que en las vacaciones estivales suelen marcharse al lago de Tennessee. Allí, además, se siente más en sintonía con la naturaleza y les enseña a sus hijas una de sus grandes pasiones: la práctica del jiu-jitsu, un arte marcial japonés.
Por último, hay que añadir que también ha sido reivindicativa con otras causas, como las dos huelgas de guionistas que ha vivido desde que está dentro de la industria de Hollywood, así como ha apoyado a la ONG Invisible Children, que intenta ayudar a los más jóvenes de varios países africanos, especialmente Uganda, tras los conflictos armados que han sufrido. Asimismo, ella y Shepard fundaron Hello Bello, una empresa de productos de cuidado infantil creados de manera ecológica y con precios asequibles.
