Publicado: octubre 26, 2025, 3:00 pm
Un nuevo estudio de la Universidad de Alba Iulia (Rumania) publicado en ‘Frontiers in Medicine‘ ha investigado la relación entre la felicidad y la salud para descubrir si ser más feliz siempre significa ser más saludable y determinar si la felicidad y los beneficios para la salud coexistentes son lineales o siguen un patrón especÃfico.
«Demostramos que el bienestar subjetivo, o felicidad, parece funcionar como un activo para la salud de la población solo una vez superado un umbral mÃnimo de aproximadamente 2,7 en la escala de la Escalera de la Vida», informa la primera autora, la profesora Iulia Iuga, investigadora de la Universidad de Alba Iulia.
«Por encima de este punto crÃtico, una mayor felicidad se asocia con una disminución de la mortalidad por enfermedad no transmisible (ENT)», añade.
«La escalera de la vida puede visualizarse como una simple regla de la felicidad del 0 al 10, donde el 0 significa la peor vida posible y el 10, la mejor», describe Iuga. «La gente imagina dónde se encuentra actualmente en esa escalera». El equipo utilizó datos de diferentes organizaciones de salud, estadÃsticas de desarrollo global y encuestas de opinión pública. Los datos procedÃan de 123 paÃses y se recopilaron entre 2006 y 2021.
Una puntuación de 2,7 se encuentra en el extremo inferior de la escala, y las personas o paÃses que se encuentran en ese nivel generalmente se consideran infelices o con dificultades. «Un adjetivo que encajarÃa en este nivel podrÃa ser ‘apenas sobrellevando’«, apunta Iuga. Sin embargo, ya en este punto, las mejoras en la felicidad comienzan a traducirse en beneficios mensurables para la salud.
Una vez superado el umbral y la felicidad colectiva de un paÃs lo supera, el estudio reveló que cada aumento del 1% en el bienestar subjetivo se relaciona con una disminución estimada del 0,43% en la tasa de mortalidad por ENT en el perÃodo de 30 a 70 años. Esta tasa se refiere al porcentaje de muertes por ENT en personas de entre 30 y 70 años.
«Dentro del rango observado, no encontramos evidencia de efectos adversos por una felicidad ‘excesiva'», añadie Iuga. Por debajo del umbral de 2,7 puntos, pequeñas mejoras en la felicidad (por ejemplo, de una puntuación de 2 a 2,2) no se traducen en una reducción medible de las muertes por ENT, según indicaron los datos. Antes de que se puedan lograr cambios mensurables, es necesario remediar el bajo nivel de bienestar, sugiere el estudio.
Los paÃses que superaron este umbral tienden a tener un mayor gasto sanitario per cápita, redes de seguridad social más sólidas y una gobernanza más estable, a diferencia de los paÃses que se ubicaron por debajo. La puntuación media en la escala de vida de los paÃses examinados durante el perÃodo de estudio fue de 5,45, con un mÃnimo de 2,18 y un máximo de 7,97.
Existen diversas maneras en que los gobiernos podrÃan elevar la puntuación de los paÃses por encima de 2,7, por ejemplo, promoviendo una vida saludable mediante la expansión de la prevención de la obesidad y la restricción del acceso al alcohol; mejorando el medio ambiente mediante estándares más estrictos de calidad del aire; y aumentando el gasto per cápita en salud. Los autores afirmaron que sus hallazgos podrÃan orientar las polÃticas sanitarias y sociales, y contribuir a integrar el bienestar en las agendas nacionales.
Los autores señalan que las puntuaciones de la escala de vida que conforman sus datos fueron autoinformadas, lo que podrÃa haber generado errores de medición, diferencias en los estilos de respuesta interculturales o sesgo de notificación. También es posible que las diferencias subnacionales entre poblaciones no se hayan reflejado adecuadamente.
En el futuro, los estudios deberÃan incluir más medidas, como los años vividos con discapacidad o los registros de ingresos hospitalarios, incluir microdatos subnacionales y ampliar la cobertura a estados de bajos ingresos o en conflicto, que podrÃan haberse pasado por alto en los datos utilizados, señaló el equipo.
Sin embargo, identificar los efectos protectores de la felicidad podrÃa ser un paso importante hacia una población más sana. «Identificar este punto de inflexión podrÃa proporcionar evidencia más precisa para las polÃticas sanitarias», concluye Iuga. «La felicidad no es solo un sentimiento personal, sino también un recurso medible para la salud pública».
