Publicado: octubre 26, 2025, 2:48 am
La plataforma Nausika ha presentado en Madrid, en la sede de Deusto Business School, su visión de la ‘tecnología para el bien común’ con un Manifiesto y el informe ‘Tecnología y Buenos Empleos’, con el objetivo de «estrechar la colaboración entre sociedad civil y administraciones públicas y promover la reflexión con mirada abierta, con el objetivo final de conseguir que la tecnología contribuya directamente al beneficio de toda la sociedad ». Una conjunción de destacados directivos vinculados a empresas del sector tecnológico y representantes del ámbito académico para fortalecer conexiones tecnología-sociedad en la era de la transformación digital. La disrupción tecnológica, con pertinaces aceleradoras como la inteligencia artificial , hace que las empresas incluyan en su Responsabilidad Social Empresarial una adecuada transferencia a la sociedad . Si en cuestiones medioambientales el compliance y la gobernanza cotizan a al alza, tanto en prevención como en reparación, la era de la transformación digital impone un especial celo, en especial por parte de las grandes corporaciones, para trabajar con una tecnología con propósito social. IA y más desarrollos suponen oportunidades y desafíos, como se evidenció en este evento inaugural, en aspectos como tecnologías de seguridad, futuro de la salud, soberanía estratégica y competitividad de la industria. «El propósito que nos une al lanzar la iniciativa Nausika (señala Pedro Mier, su presidente, ex presidente de Ametic) es la preocupación que compartimos sobre el tremendo poder que tienen las tecnologías, en particular las digitales y, entre ellas, la IA, para movilizar y transformar nuestra sociedad en el sentido positivo y hacerla progresar si se utiliza bien o en el sentido contrario si no se utilizan manera correcta». La institución continúa manos a la obra para subrayar lo que de positivo aporta la tecnología a la sociedad, además de lanzar propuestas e iniciativas a sociedad y administraciones públicas «para que se utilicen todas las armas para impulsar el buen uso de esas tecnologías en beneficio de toda la sociedad». En el caso de la Fundación VASS (han publicado recientemente su extenso y detallado informe ‘Empleabilidad y Talento Digital’, en colaboración la Universidad Autónoma de Madrid), Antonio Rueda, su director, subraya cómo «en la fundación creemos que la tecnología solo tiene sentido si mejora la vida de las personas . Por eso, trabajamos para que la transformación digital sea una oportunidad para todos, impulsando la formación, la empleabilidad y la accesibilidad digital como pilares de una sociedad más inclusiva». La fundación promueve diversos programas gratuitos, colaboraciones con universidades y proyectos de innovación social, acercando el talento digital a jóvenes, mujeres, personas con discapacidad, mayores y colectivos en situación de vulnerabilidad, fomentando el ‘reskilling’ y la adquisición de nuevas competencias digitales. Entre todo este universo de conexión tecnología-sociedad, Rueda comenta el desempeño en la Cátedra UOC-Fundación VASS: «’Transformación digital sin barreras’, creada junto a la Universitat Oberta de Catalunya, está orientada a fomentar la empleabilidad y la inclusión de personas con discapacidad en el ámbito tecnológico. Nuestro propósito es que nadie se quede atrás en la transición digital y que la tecnología se convierta en una verdadera herramienta de inclusión y progreso». E impulsa, desde hace cuatro años, uno de los proyectos más ambiciosos de recualificación digital para desempleados, en colaboración con el Servicio Vasco de Empleo, el programa ‘Developers from Euskadi’, que ha formado a más de 1.000 personas para iniciar su carrera como desarrolladores con un programa bilingüe y pionero, desarrollado junto a la Universidad norteamericana Bottega. La nómina de instituciones implicadas en este sentido es, por suerte, amplia (aunque nunca es suficiente para afrontar los desafíos del muy especial siglo XXI). Así sucede con Fundación ONCE, cuyo director general (y Premio Nacional de Innovación 2024), Jesús Hernández, resume la esencia de su trabajo en equipo… no sólo para personas discapacitadas, sino facilitar la vida de la sociedad en general, en un entorno de progresivo envejecimiento de la población : «La tecnología es una gran potenciadora de las capacidades humanas, con una capacidad claramente impulsada cuando las personas tienen alguna limitación en sus capacidades funcionales. De hecho, la tecnología es una clara aliada para fomentar la inclusión de muchas personas que, de otra manera, se quedarían al margen de la sociedad. Pero para que esta inclusión sea real, hay que combatir algunas barreras, como, por ejemplo, la falta de habilidades tecnológicas, situación especialmente grave entre las personas mayores». Hernández añade al ‘pool’ de necesidades para progresar en el ámbito tecnología-sociedad la superación «de las dificultades económicas, que también suelen ser una barrera de acceso a la tecnología, no solo a los dispositivos sino también a la conectividad, recurso imprescindible que en nuestros días es tan básico como pueden ser el agua o la luz. Y de la falta de accesibilidad con la que se diseña y se desarrolla productos y servicios tecnológicos, a pesar de la legislación de obligado cumplimiento». Vehículos autónomos que permiten desplazarse a personas que no tienen capacidad para conducir, sistemas de reconocimiento de imagen que describen con bastante precisión el entorno, tecnologías que transcriben de voz a texto … Hernández concluye: «En definitiva, la tecnología, si está bien hecha, potencia y potenciará la igualdad, la inclusión y el bien común». En el caso de Ametic, asociación representante del sector de la industria digital en España, acaba de recordar la necesidad de esta convergencia tecnológica-humana en su VIII Foro Alianza por el Desarrollo de Talento Digital y, de hecho, contó con el lema ‘Digitalizacion, Competitividad e impacto Social. La gran ecuación’ en su Encuentro de la Economia Digital y las Telecomunicaciones celebrado el pasado agosto en Santander, con ponencias y encuentros como, entre otros, ‘Economía de la IA responsable’, ‘Más que tecnología’ o ‘El impacto de la digitalización en la sociedad’. Después de estas recientes aportaciones al debate social, Francisco Hortigüela, presidente de la institución, señala cómo «la clave reside en que la tecnología y la innovación se orienten desde su concepción hacia el valor social y económico. Esto implica apostar por proyectos con impacto real en la ciudadanía, garantizar un uso ético y transparente de los datos y promover una cultura de innovación responsable de competitividad, sostenibilidad e inclusión para el progreso y la cohesión». Una lista de deberes ante la que Hortigüela recuerda, como resumen del encuentro en Santander, que «la digitalización no debe ser un fin en sí mismo, sino una herramienta para fortalecer el tejido empresarial, impulsar la inclusión social y generar bienestar, para reducir brechas económicas y sociales, a través de iniciativas que fomenten territorios más inteligentes y nuevos ecosistemas de innovación capaces de transformar la vida de las personas». Otra destacada aportación es la de Fundación Telefónica, que cuenta con iniciativas como Reconectados, un programa gratuito que impulsa la formación digital para personas mayores de 65 años , con el objetivo de reducir la brecha digital y favorecer su autonomía y calidad de vida o la propuesta de 42 Madrid Ellas Hablan Código, en la que mujeres referentes en tecnología han compartido con los 140 niños y niñas participantes sus experiencias de vida en este entorno científico-tecnológico. Un contexto en el que entidades como Cibervoluntarios (YoConecto, RetoHacker, Civict, etc.) o Fundación Empresa y Sociedad (Senior IT 2000) contribuyen a cohesionar, fortalecer este maridaje entre innovación y progreso social. Desde Corporate Excellence, que celebra su conferencia anual el 26 de noviembre en el Campus Repsol, su director, Ángel Alloza, pone el foco en el desafío de la IA : «Un cambio estructural para el tejido empresarial (y por lo tanto, para la sociedad) que va mucho más allá de la tecnología: transforma modelos de negocio, redefine liderazgos y reconfigura las bases de la confianza, para el que debemos trabajar para un mayor, mejor, desarrollo de la integración responsable desde un punto de vista ético, con propósito social, orientado al bien común, a la inclusión, al respeto de los derechos humanos». Un recorrido a largo plazo ante el que no se debe bajar la guardia en el día, ante procesos que se desarrollan en fracciones de segundo. La Fundación SERES celebrará el 12 de noviembre, en el Teatro Real de Madrid, una nueva edición de Radarseres , que reunirá a presidentes, CEOs, directivos y expertos en impacto social caracterizados por visibilizar e impulsar la innovación social y el compromiso de las empresas al profundizar en el papel de las compañías como actores en la transformación social. ‘La nueva competitividad es social’ es el lema de este encuentro que, desde el punto de vista tecnológico contará con participantes como, entre otros, Cristina Álvarez, responsable de T&O (Tecnología y Operaciones) en Santander España o Carme Artigas, senior fellow Harvard Belfer Center (ex secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial).
