Publicado: octubre 9, 2025, 12:30 am
Ha llegado la hora del que es considerado el momento más difícil de la preparación para un combate si le preguntas a un luchador: el temido recorte de peso. Joel Álvarez , que peleará este sábado en el UFC Fight Night de Río de Janeiro , encara su bajada de peso, aunque en esta ocasión se estrenará en el peso wélter (77 kilos), en lugar del peso ligero (70 kilos), donde ha realizado toda su trayectoria en la UFC. Tendrá que subirse a la báscula a las 9.00 horas del viernes (hora local de Río). En las artes marciales mixtas (MMA), los peleadores profesionales deben dar un peso estipulado por divisiones en la mañana antes del combate. La inmensa mayoría hacen esfuerzos titánicos para bajar varios kilos por debajo de su peso natural, tratando de obtener la mejor ventaja competitiva. Pero todavía hay muchos aficionados al deporte que no comprenden exactamente esta situación. Por ello, cabe preguntarse: ¿Qué es un recorte de peso? «Un recorte de peso, para que todo el mundo lo entienda, es una estrategia a través de la cual se busca cumplir con la balanza según categoría de peso en un momento muy concreto. No es una pérdida de peso normal a efectos contables como pretendería una persona con un déficit calórico progresivo, sino más bien, para ponernos en contexto como si cogiésemos una esponja hidratada (luchador) y la escurriésemos poco a poco en un cubo eliminado ese peso », comienza explicando David Rojas, el nutricionista de Joel Álvarez , a ABC MMA. «Para ello se realizan dos fases bien definidas, primero estaría la fase de pérdida de peso natural mediante un déficit calórico progresivo y luego tras esta fase, perderíamos el peso restante durante la Fight Week usando estrategias como la carga de agua, manipulación del sodio, depleción de glucógeno y técnicas de sudoración activa (traje sauna, chándal y movimiento) y sudoración pasiva (sauna, bañera o momia)», detalla el nutricionista valenciano. En esta Fight Week, será diferente para Joel Álvarez , pues ha ascendido de división y, aunque todo recorte de peso presenta dificultad, será más sencillo que los anteriores. «Esta vez, al tener que perder siete kilos menos de peso, hemos podido mejorar el balance calórico durante el campamento y mantener un peso natural más alto mejorando su ‘performance’», apunta Rojas. Además, Joel ha aceptado el combate con solo tres semanas de antelación. «En el peso ligero hubiese sido impensable aceptar una pelea con tan poca antelación pero en la nueva categoría, que se ajusta más a su anatomía actual ha sido mucho más sencillo. Solo con un pequeño ajuste de carga en el campamento y la Fight Week conseguiremos que entre en categoría», desgrana el nutricionista. Ahondando más en la parte ‘técnica’ del recorte de peso, Rojas asegura que la respuesta del organismo «siempre por homeostasis es compensar la pérdida de agua y consecuente efecto sobre la tensión arterial» . «Es por ello que el propio sistema nervioso juega en contra de nuestro objetivo y para ello recurrimos a las técnicas que os menciono más arriba. De alguna manera trato que el organismo no se sienta en peligro ni estresado para que el último día nos permita ajustar el peso necesario con la deshidratación controlada», especifica Rojas. Para clavar este viernes por la mañana el peso, Joel Álvarez ha tenido que pasar un proceso de una dieta muy estricta , en este caso utilizando carbohidratos para cubrir sus exigentes entrenamientos. «Hemos estado usando un ‘carb cycling’ (ciclado de carbohidratos) adaptado a sus exigencias de entreno y la última semana es una estrategia similar a una dieta Keto en la que restringimos los hidratos de carbono», cuenta el especialista valenciano. Por último, una vez haya dado el peso correcto (170 libras, 77,1 kilos), que incluye una libra de más al no ser un combate por el título, será la hora de rehidratar, un proceso igual de importante que la pérdida. «Normalmente usamos dos sueros que nos aporta UFC. Los reviso y empezamos con el primero nada más dar el peso alto en electrolitos y bajo en azúcares y sodio . Después una vez pasados alrededor de 45 minutos, empezaríamos con el segundo donde ya se añaden carbos rápidos como la Maltodextrina e incluso glutamina y mejora la respuesta intestinal. En esencia se trata de empezar a hidratar de nuevo la ‘esponja’ con todo el liquido que perdió y así luego empezar con la carga de alimentos sin tener molestias intestinales», concluye Rojas. Sin duda, un proceso calculado al milímetro y solo apto con revisión de profesionales.