Publicado: octubre 6, 2025, 12:30 am
Nicolás Maduro ha salido airoso de muchas trampas, pero hasta ahora nada hacía pensar que sus enemigos políticos le estuvieran quitando el sueño. Las cosas cambian y lo que ahora le perturba ya no es un pucherazo electoral: le amenaza Donald Trump, el imprevisible presidente de los Estados Unidos que de un día para otro le ha declarado la guerra. Y nadie ignora que estamos hablando de un enemigo peligroso.
Venezuela hace tiempo que ha dejado de ser un país tranquilo, democrático y pacífico, pero la droga, el negocio más próspero que crece por momentos en todo el mundo, lo ha corrompido, y no solo a unos cuantos traficantes profesionales. También los militares que se muestran tan felices con las prebendas que usufructúan están implicados hasta las estrellas de mando que ostentan.
Trump, que está contra el narcotráfico, sabe que la dictadura venezolana se ha convertido en una base de suministro para el consumo creciente norteamericano y ha decidido ponerle fin. El primer aviso lo lanzó hace un par de meses, poniendo precio a la cabeza de Nicolás Maduro, lo que se puede imaginar que le estará quitando al sueño. Saber que hay alguien tentado por una oferta así es para sufrir insomnio. Del miedo no te libra ni ser amigo de Zapatero.
Además, que no se trata solo de ser el objetivo de una captura tan tentadora. Ya hace varias semanas que unidades de la flota más poderosa del mundo, teledirigida desde el Pentágono, están rondando por las aguas de las costas atlánticas del país. Y no de vacaciones. Ya han sido abordadas y destruidas cuatro narcoembarcaciones cargadas con drogas, con un balance de diecisiete muertos.
Maduro ya ha reaccionado declarando el estado de excepción y, siempre desafiante, ha convocado a voluntarios para formar una unidad de resistencia civil ante el ataque que temen. Otros conflictos armados más graves en Gaza, Ucrania o Sudán distraen el peligro internacional, pero, conociendo a Trump y sus ansias de triunfos bélicos, Caracas no es un lugar para vivir tranquilo.