Publicado: octubre 5, 2025, 4:30 am
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Hija del actor Joel Grey (famoso por Cabaret) y de la artista Jo Wilder, aunque Jennifer Grey siempre se empapó del ambiente teatral de su familia, estudió interpretación en Manhattan e hizo varios papeles en el cine. A pesar de todo ello, y de una vida entera entregada a la interpretación, a sus sesenta y cinco años todo el mundo la recuerda, todavía, por su papel de Frances «Baby» Houseman en Dirty Dancing, junto a Patrick Swayze.
Su papel en la película la convirtió en un icono inmediato del cine de los ’80, e incluso obtuvo una nominación al Globo de Oro. Con todo lo positivo, y lo negativo, que ello trajo a la vida de la actriz.
El camino tras Dirty Dancing no fue sencillo. Grey revela en sus memorias, Out of the Corner, que, con la fama, vinieron también las presiones estéticas. En el libro describe cómo esas exigencias le cobraron un precio personal: «A ojos del mundo, nunca más fui yo. Era como estar en un programa de protección de testigos», dice sobre cómo sintió la pérdida de su identidad.
Uno de los episodios más doloros que describe fue su rinoplastia, a la que el público bautizó burlonamente como «schnozzageddon», y sobre la que Grey ha escrito: «Mi llamado ‘problema’ no era realmente un problema para mí, pero parecía que era un problema para los demás, así que se convirtió también en mi problema».
Tras la cirugía, dice que llegó a sentirse irreconocible, incluso frente a sus propios conocidos y, sumado a lo anterior, hizo que, de la noche a la mañana, perdiera «su identidad y su carrera».
Además, hay otro episodio oscuro que la marcó: sufrió un accidente de coche con Matthew Broderick en Irlanda, en 1987, en el que murieron dos personas y dejó lesiones duraderas de cuello para ella, que más adelante necesitarían cirugía. Grey ha dicho que «no pasa una semana sin que piense en las familias», y confiesa que la culpa que sintió no la dejó disfrutar del éxito de aquellos años.
Entrados los 2000 fue alternando papeles esporádicos en cine y televisión, y regresó al cariño del público tras su paso por Dancing with the Stars, de la que resultó ganadora en su decimoprimera temporada en 2010.
En 2022, y tras una etapa reflexiva en la que quería «encontrar su propia voz», Grey decidió escribir y publicar sus memorias, Out of the Corner: A Memoir. En el libro deja ver una lucha interior que atravesó durante buena parte de su vida, la tensión entre complacer a su entorno y hacer valer su propia voluntad. Esto queda perfectamente reflejado en una de sus reflexiones: «Nací y fui criada para complacer a los demás. Para no herir ni decepcionar a nadie».
Hoy, la actriz está en la, probablemente, fase más asentada y estable de toda su carrera. Ha aparecido en la aclamada A Real Pain, con Jesse Eisenberg y Kieran Culkin, y se ha implicado como productora ejecutiva en el proyecto de la secuela de Dirty Dancing, aunque se preocupó de dejar claro desde el principio que no apoyaría nada «que no respete la memoria de Swayze ni la emoción original de la película».
No parece interesada en seguir viviendo con las mismas reglas que marcaron su pasado. Su apuesta, ahora, está en ser ella misma, con «heridas y cicatrices», y en construir lo que venga sin dejar que otros «la pongan en un rincón».
