Publicado: octubre 3, 2025, 2:30 pm
Carlos de Luxemburgo podrá recordar siempre el dÃa en que fue nombrado heredero de su paÃs, este 3 de octubre, gracias a las fotos en las que se le ve abrumado y cerca del llanto.
El pequeño, de 5 años, asistió junto a su abuela paterna, MarÃa Teresa, a la ceremonia de entronización de su padre, Guillermo, como nuevo gran duque del principado. Vestido en azul y beis, peinado con raya y observador a pesar de su corta edad, trató de seguir con atención todo el protocolo que se desplegaba en torno a sus padres, Guillermo y EstefanÃa. Pero quizás era demasiado para alguien tan joven.
A la salida a la calle, sin soltar la mano de su padre, primero, y de su madre, finalmente, Carlos casi sucumbe al ruido que envolvÃa los actos de celebración de un nuevo jefe de estado. Terminó en los brazos de EstefanÃa.
La música y los aplausos han hecho mella en él, que se llevaba las manos a los oÃdos tratando de aislarse del bullicio, pese al cariño de su madre y la insistencia en que no pasaba nada.
En el balcón, y en brazos de su padre, ha compartido protagonismo con su hermano pequeño, Francisco, de dos años, que quizás porque con su corta edad aún entendÃa menos la situación, parecÃa más risueño de presenciar semejante despliegue de gente bajo el balcón real.
Carlos, cuyos padres se casaron en 2012, nació el 10 de mayo de 2020. Dicen que le encantan las granjas y los animales.
Tiene numerosos primos, algunos de su edad, dado que su padre tiene cuatro hermanos más, todos con hijos. También tiene primos mayores, como Noah, que este 2de octubre cumplió 18 años y Luis, que tiene 19, ambos hijos de su tÃo Luis, hermano de Guillermo.
Su abuela MarÃa Teresa ha dicho que a partir de ahora se dedicará a estar más tiempo con los suyos, en particular, los nietos. Y que desea que estos la recuerden como la abuela que «estuvo».
Al pequeño Carlos le esperan todavÃa años tranquilos, aunque su futuro pase por sustituir a su padre algún dÃa, igual que este ha sustituido a su abuelo Enrique. De momento, quedan lejos los previsibles estudios militares y la asistencia a eventos con follón y mucha gente, como el de este viernes, dÃa histórico en Luxemburgo.