Publicado: octubre 1, 2025, 3:30 pm
Estados Unidos se enfrenta a un nuevo ciclo de incertidumbre debido al cierre parcial del Gobierno, generado por una falta de acuerdo entre demócratas y republicanos en el Congreso para aprobar los presupuestos federales. Tras el fracaso en la votación de este martes, las bancadas han vuelto a presentar este miércoles sus dos propuestas en el Senado, aunque sin éxito, por lo que la paralización de los programas y servicios gubernamentales continúa. Este es el primer cierre en siete años: el último fue en 2018, también bajo el mandado de Donald Trump, y duró 35 días, siendo el más largo de la historia del país.
Al igual que sucedió este martes en los últimos intentos por evitar el cierre antes de la fecha límite (1 de octubre), la propuesta de los demócratas ha sido rechazada este miércoles por 53 votos frente a 47, por debajo de los 60 que son necesarios para la aprobación del proyecto de ley. Por su parte, la de los republicanos tampoco ha prosperado al sumar solo 55 votos a favor y 45 en contra.
Durante la votación ambas partes se han culpado mutuamente por no haber llegado a un acuerdo. El enfrentamiento ha surgido por las demandas de la oposición en materia de atención sanitaria, ya que reclaman renovar los subsidios del Obamacare y revertir recortes sanitarios de la reforma fiscal de Trump, mientras que los republicanos rechazan esas condiciones, a las que acusan de beneficiar a inmigrantes, y solo aceptan negociar después de aprobar la financiación.
«No creo que la paralización vaya a durar mucho. Ya hemos visto algunas señales de que los demócratas moderados están empezando a cambiar de postura«, ha señalado el vicepresidente estadounidense, JD Vance, en una rueda de prensa posterior a la votación. Así, se ha referido a los senadores John Fetterman, de Pensilvania, y Catherine Cortez Masto, de Nevada, que se han desviado de la postura de su partido al respaldar la propuesta republicana.
Vance ha lamentado que «la rama de izquierda del partido demócrata» haya provocado que la paralización del Gobierno continúe y, además, ha recriminado que solo estén dispuestos a ceder si la Administración ofrece «millones de dólares de financiación en sanidad para inmigrantes ilegales». Por ello, ha instado a «conversar» sobre cómo hacer la sanidad más accesible, pero después de la reapertura del Gobierno. «Reabramos el Gobierno antes de negociar sobre las políticas sanitarias», ha insistido, antes de reiterar que «EEUU tiene que beneficiar a los estadounidenses».
En la misma línea, la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, ha exigido a la oposición que deje de «sabotear» el país. «Algunos senadores demócratas han dicho que su partido está traicionado al pueblo estadounidense con este cierre caótico, tienen que dejar de sabotear a nuestro país y dejar de tener a los ciudadanos como rehenes», ha manifestado.
«No se puede tomar al Gobierno como rehén solo porque se quiere negociar sobre los costos de la atención sanitaria. Hagamos esa negociación, pero hagámosla abriendo el Gobierno y asegurando que los servicios esenciales se presten de verdad al pueblo estadounidense» había dicho previamente Vance en una entrevista con Fox News.
Por otro lado, el líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, ha advertido, en una entrevista con NBC, que su partido «no cederá» incluso si la suspensión de las operaciones federales se prolonga por varias semanas. «Han intentado dos veces que votemos a favor de su proyecto de ley, que no protege en absoluto la atención médica de los estadounidenses», ha dicho Schumer, quien ha prometido que demostrarán que este cierre es responsabilidad de los republicanos.
Los republicanos necesitan siete votos demócratas
Los presupuestos federales deben ser aprobados tanto por la Cámara de Representantes como por el Senado, donde republicanos y demócratas negocian partidas de gasto, prioridades y niveles de déficit. Si no llegan a un acuerdo y no aprueban un proyecto de ley de financiación antes de la fecha límite se produce el shutdown o cierre de Gobierno, que deja sin fondos a agencias del país y servicios no esenciales.
Actualmente, la mayoría republicana del Senado necesita siete votos demócratas para avanzar su paquete de financiación provisional, que habría mantenido al Gobierno operativo otras siete semanas. Por su parte, los demócratas tampoco han lograron los 13 apoyos que requería su propuesta, que destina más financiación para la sanidad con una extensión de los créditos de la Ley de Cuidado de Salud Asequible (Obamacare), que expirarán a fines de este año.
Durante el cierre, las fuerzas de seguridad, el Ejército, los aeropuertos o la seguridad social seguirán funcionando con normalidad. Sin embargo, los funcionarios en estas áreas no cobrarán sus sueldos hasta que las dos bancadas resuelvan sus diferencias en el legislativo y aprueben un presupuesto nuevo. Otros miles de funcionarios que realizan labores consideradas no esenciales serán suspendidos sin paga.
Paralelamente, la Casa Blanca ha trazado planes para aprovechar el cierre de Gobierno como oportunidad para despedir a miles de funcionarios, en el marco de su estrategia para reducir el tamaño de la Administración.
Cuarto cierre gubernamental con Trump
Este cierre parcial es el cuarto que afronta Trump, que ya vivió tres durante su primer mandato (2017-2020), entre ellos el más largo de la historia. Comenzó el 20 de diciembre de 2018, después de que republicanos y demócratas no consiguieran un acuerdo para destinar 5.700 millones de dólares a la construcción del muro en la frontera con México prometido por Trump durante su campaña electoral.
La clausura se prolongó durante 35 días y provocó que 800.000 funcionarios no cobrasen sus nóminas. Concluyó el 25 de enero de 2019 tras alcanzarse un acuerdo temporal -sin fondos para el muro- para reabrir el Gobierno, y continuar las negociaciones presupuestarias. Finalmente, Trump declaró en marzo una emergencia nacional para financiar la construcción de la valla fronteriza.
El mandatario republicano ya había sufrido otros dos cierres ese mismo año. El primero duró tres días, entre el 20 y el 22 de enero, y fue motivado por la decisión demócrata de incluir en el presupuesto ayudas a los inmigrantes, especialmente a los que habían llegado al país siendo niños, conocidos como «dreamers». El tercer cierre, en febrero de 2018, originado por una maniobra del senador Rand Paul, muy beligerante contra el gasto público, duró apenas unas horas, tras las que los congresistas aprobaron el plan presupuestario.
Después del primer mandato de Trump, su sucesor en la Casa Blanca, el demócrata Joe Biden, se enfrentó a la amenaza del cierre gubernamental en noviembre de 2023 y en marzo de 2024, pero logró evitarlo. Ya con Trump elegido para su segundo mandato, en diciembre de 2024, un acuerdo para extender el presupuesto federal frenó in extremis el cierre.
Aunque desde 1980 se han producido una quincena de crisis, incluida la actual, las que han provocado el cierre de algunas de las actividades del Gobierno han sido una docena. La diferente visión en materia fiscal entre demócratas y republicanos ha estado en el origen de la mayor parte de estos cierres, casi siempre con la presidencia del país en manos de un partido y la mayoría de alguna de las dos cámaras legislativas en manos del otro -no fue así en el caso de Trump en 2018-.