Publicado: septiembre 28, 2025, 1:00 pm
Permanecer en una relación dañina tiene una explicación psicológica que es más común de lo que puede parecer a simple vista. La psicóloga Ainhoa Vila, divulgadora de contenido en redes sociales, ha explicado en uno de sus vídeos qué es lo que lleva a una persona a seguir enganchada a alguien que le hace daño. «Cuando te trata mal, le odias con todas tus fuerzas, pero a la mínima gota y ápice de esperanza, lo amas como si no hubiera habido un error, y por lo tanto, vuelves a caer», expone sobre esta problemática.
«Es supernormal, es el refuerzo intermitente de toda la vida», aclara Vila, un patrón que estudia la psicología del comportamiento, y donde la recompensa se entrega de manera impredecible. Este concepto está relacionado con la teoría del condicionamiento operante, desarrollada por el psicólogo estadounidense B.F. Skinner, apunta esta experta.
«Cuando la conducta se refuerza de vez en cuando, esta se vuelve muchísimo más resistente al cambio, y por lo tanto se vuelve mucho más fuerte y muchísimo más adictiva«, advierte.
«Tu pareja no es siempre cariñosa, a veces sí, a veces no… Y esa imprevisibilidad hace que tu sistema de recompensa, o sea, la dopamina, se dispare muchísimo más fuerte que si estuvieras recibiendo amor constante», explica la psicóloga.
Esto hace que «cada mensaje bonito, ‘te echo de menos’, ‘te quiero’, etc., refuerza toda la espera, el silencio y el maltrato anterior», prosigue. En este sentido, la persona ha «aprendido a soportar» o se ha «habituado a soportar» las «dosis pequeñas de afecto».
Ante una situación de este tipo, la terapia conductual intenta solucionar este problema y romper el círculo vicioso mediante la «reestructuración de contingencias» y la «extinción operante». En otras palabras, aclara, supone «trabajar para que ese afecto inconsistente deje de tener un valor reforzante».
«Se te enseña a detectar, a cortar y a no responder a esa conducta intermitente como tal», añade, un planteamiento que se conoce como «programa de extinción», que debe ir ligado a un «entrenamiento de toma de decisiones bajo una contingencia estable».
En otras palabras, Vila indica que «no es que no puedas dejarlo, es que tu cerebro está súper condicionado a ello«, concluye.