Publicado: septiembre 26, 2025, 1:30 am
La muerte de Byron Haddow, un joven australiano de 23 años, en la villa de lujo The Grove Bumbak, en Seminyak (Bali), ha generado controversia y preguntas sin respuesta para sus familiares. Según indicaron sus padres a la prensa australiana, el cuerpo de Haddow fue hallado el 26 de mayo con varios traumatismos y arañazos, aunque las autoridades locales inicialmente reportaron que se había ahogado en la piscina sin sospechar «ninguna acción criminal». La policía balinesa no fue informada del hallazgo hasta cuatro días después, cuando la escena ya estaba alterada.
La familia, representada en Bali por la abogada Ni Luh Arie Ratna Sukasari, cuestiona la versión oficial. Un examen forense en Bali detectó niveles elevados de alcohol y un antidepresivo en el cuerpo de Haddow, así como las lesiones mencionadas, consideradas «no fatales» pero capaces de debilitarlo y contribuir a su muerte. El caso se ve envuelto en una espiral de incongruencias que sus padres tratan de desvelar ahora.
Hallazgo tardío y lesiones varias
Según su madre, Chantal Haddow, el cuerpo de Byron presentaba arañazos y traumatismos en la frente, el párpado y la rodilla, y presuntamente habría fallecido el 26 de mayo de este año. Sin embargo, la policía balinesa no fue notificada hasta cuatro días después, cuando la escena ya estaba alterada. «Dijeron que se ahogó en la piscina… y que no se sospechaba de un crimen. Ha sido una pesadilla de la que no podemos despertar”, declaró Chantal al diario australiano ABC.
Alcohol y antidepresivos
El examen forense realizado en Bali detectó altos niveles de alcohol y un antidepresivo en el cuerpo de Byron, junto con las lesiones mencionadas. Aunque el informe indicó que los traumatismos no eran mortales, se consideró que, combinado con las sustancias, podría haber contribuido a debilitarlo. Su abogada en Bali, Ni Luh Arie Ratna Sukasari, apuntó que «estas lesiones son inconsistentes con la explicación simplificada de que simplemente se encontró en la piscina», según recoge The Guardian.
Repatriación sin corazón
La repatriación del cuerpo a Australia en junio estuvo marcada por un inquietante hallazgo: el corazón de Haddow no fue enviado junto al resto del cuerpo, y llegó a Queensland dos meses después . La familia tuvo que pagar 700 dólares para su envío y todavía se están realizando pruebas de ADN para confirmar que el órgano pertenece a Byron. Sukasari declaró: «La familia insiste en certeza, transparencia total y dignidad para su hijo».
Ahora, las autoridades forenses australianas se encuentran realizando pruebas de ADN en el corazón recibido por la familia dos meses después del cuerpo, a cuentas de comprobar si era realmente el del joven. El hospital de Bali que realizó la autopsia negó las acusaciones de estar involucrado en el robo de órganos después de que funcionarios australianos exigieran respuestas a sus homólogos indonesios.
Autopsia adicional sin consentimiento
El hospital Prof. Ngoerah de Bali, donde se realizó la autopsia, negó cualquier implicación en tráfico de órganos. Su director, I Made Darmajaya, aseguró: «No hay interés del hospital en retenerlo. Nuestro interés era el contexto de la investigación conforme a la ley». Sin embargo, la familia sostiene que se realizó una autopsia adicional al corazón sin su conocimiento ni consentimiento, y que el hospital no proporcionó una explicación adecuada.
Tres testigos no interrogados
Tres australianos que estuvieron con Byron antes de su muerte —un amigo y dos mujeres— abandonaron Bali sin ser interrogados. La abogada de la familia señaló: «Por razones no claramente explicadas, la policía permitió que los tres se marcharan sin ser interrogados y sin dar cuenta de los eventos que llevaron a la muerte de Byron». La familia pide investigar también transacciones financieras previas y revisar las grabaciones de CCTV de la noche del 26 de mayo.
