Publicado: septiembre 25, 2025, 3:30 am
El Gobierno polaco ha anunciado que a las doce de la noche de hoy volverá a reabrir su frontera con Bielorrusia, que ha estado cerrada como medida de precaución por las maniobras rusas Zapad, que movilizaron a más de 100.000 soldados rusos cerca de territorio polaco, según ha confirmado después Vladímir Putin. El cierre tuvo consecuencias de gran alcance para el tráfico ferroviario de mercancías entre China y la Unión Europea, con un volumen comercial de cerca de 25.000 millones de euros anuales, por lo que Pekín ha solicitado su reapertura «con insistencia», según fuentes del Gobierno de Polonia. El punto de carga de Malaszewicze, ubicado en el paso fronterizo entre Terespol y Brest, es, con mucho, el punto de transbordo más importante para el tráfico de mercancías por ferrocarril entre China y la Unión Europea. Alrededor del 90 por ciento de las mercancías transportadas por tierra entre las dos áreas económicas cruzan ese nodo ferroviario esencial para el comercio euroasiático. Aunque las maniobras militares rusas concluyeron el martes de la semana pasada, la frontera seguía cerrada y el ministro del Interior polaco, Marcin Kierwiński, había declarado que no se reabriría hasta que estuviese plenamente garantizada la seguridad de la población polaca y se eliminase cualquier amenaza de provocación externa. Las incursiones de drones y cazas rusos en el flanco oriental de la OTAN permitían prever una prolongación del cierre fronterizo. Aunque no se han revelado públicamente concesiones o compromisos concretos por parte de China, es probable que las negociaciones para la reapertura hayan incluido garantías de seguridad y quizás incentivos económicos, con el fin de evitar que las tensiones geopolíticas puedan afectar más gravemente a las cadenas de suministro globales. La clausura de Małaszewicze no solo representa un obstáculo comercial, sino también un símbolo de la creciente fragilidad de las conexiones euroasiáticas en un contexto de confrontación militar y diplomática. Tusk ha explicado que, con el fin de los ejercicios militares, el riesgo ha disminuido, «incluso si uno permanece alerta». «Si la situación de seguridad se deteriora nuevamente, Polonia volverá a tomar medidas sin dudarlo«, ha añadido, y ha reiterado que la OTAN también utilizará »todos los medios militares y no militares necesarios« para »defenderse de todas las amenazas de todas las direcciones«. Según la información que proporciona el gobierno de Minsk, más de 130 trenes de carga están atrapados actualmente en Bielorrusia a la espera de que sea reabierto el paso fronterizo. China y Bielorrusia han llegado a calificar como un «paso inamistoso» contra la República Popular asiática la medida polaca. Lo cierto es que la frontera entre Polonia y Bielorrusia se ha convertido en un foco de tensión geopolítica desde 2021 , con lo que Varsovia y Bruselas califican como ataques híbridos por parte del régimen de Alexander Lukashenko y con respaldo ruso. Por una parte está la inmigración ilegal instrumentalizada: Bielorrusia ha facilitado el traslado de miles de inmigrantes desde países como Siria, Irak y Afganistán hacia su frontera con Polonia, Lituania y Letonia, con el aparente objetivo de desestabilizar la UE, generar crisis humanitarias y presionar políticamente a los gobiernos fronterizos. Los migrantes son transportados por el Estado bielorruso, alojados cerca de la frontera y empujados hacia territorio polaco, a menudo de noche y en condiciones extremas, lo que ha dado lugar a situaciones de violencia y a que Polonia levante un muro de acero de cinco metros de altura, dotado con sensores térmicos y vigilancia permanente. La tensión en esta frontera se ha convertid sin embargo en un problema para las exportaciones chinas, que pueden volver a sufrir perjuicios en cualquier momento si se producen nuevas situaciones de amenaza.