Volver a caminar sin dolor: la revolución tecnológica en el tratamiento de la estenosis lumbar - Venezuela
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Volver a caminar sin dolor: la revolución tecnológica en el tratamiento de la estenosis lumbar

Publicado: septiembre 22, 2025, 4:30 am

La estenosis de canal lumbar es una de las principales causas de cirugía de columna en mayores de 60 años. Se trata de un estrechamiento del canal vertebral en la zona lumbar, la que más peso soporta y más movilidad tiene. Este proceso puede ser congénito, hay personas que nacen con el canal más estrecho, pero en la mayoría de los casos es adquirido, fruto del desgaste propio de la edad. Así se puso de manifiesto en el Foro ABC Salud-Hospital Universitario La Luz , donde el doctor Francisco Villarejo , jefe de Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario La Luz de Madrid , explicó que la incidencia en España es altísima: «Prácticamente el 90% de los mayores de 60 años presentan cierto grado de estenosis lumbar. No todos tienen síntomas, pero alrededor del 60% manifiestan problemas y de estos, un 30% termina necesitando cirugía». El síntoma más característico es la llamada claudicación neurógena: el paciente siente dolor, pérdida de fuerza o entumecimiento en las piernas al caminar. Se detiene, descansa unos segundos y puede continuar, en un ciclo que recuerda a pararse delante de escaparates para disimular, de ahí el nombre coloquial. Esta patología, señala el Dr. Villarejo, fue descrita en 1954 por el médico Henk Verbiest , quien ya observó que los enfermos mejoraban al inclinarse hacia delante o al apoyarse en un carrito de la compra. «La explicación: al flexionar la columna, los nervios recuperan espacio y el dolor disminuye». «El diagnóstico de estenosis de canal es común a medida que envejecemos, pero no todas las personas desarrollan síntomas. Sin embargo, quienes los padecen experimentan una merma significativa en su movilidad y calidad de vida», explica el Dr. Villarejo. Los pacientes acuden después de haber pasado por todas las técnicas de rehabilitación posibles: radiofrecuencia pulsada, unidades de dolor, fisioterapia. Avelino Traba se operó hace ya 5 años con el Dr. Villarejo. «Tras unas vacaciones, cargué peso y desde entonces empecé con dolores insoportables. No podía caminar más de 20 metros sin detenerme. Perdí fuerza y movilidad en la pierna izquierda. Después de probar tratamientos sin éxito, el doctor me recomendó la cirugía». Su recuperación fue sorprendentemente rápida: «Al día siguiente ya estaba de pie sin dolor. En pocas semanas llevaba una vida normal y, a los pocos meses, hasta volví a jugar al golf». Hace unas décadas, la única solución quirúrgica era la laminectomía, una intervención amplia y agresiva en la que se retiraban láminas vertebrales, muchas veces acompañada de fijaciones con tornillos. Estas operaciones tenían riesgos elevados y una recuperación larga y dolorosa. La gran revolución llegó con los dispositivos interespinosos , implantes que se colocan entre las apófisis espinosas de las vértebras para mantener abierto el canal. «Hoy, en apenas 20 o 30 minutos podemos colocar un implante con una cirugía mínimamente invasiva, rápida y con muy baja tasa de complicaciones», destaca el doctor Villarejo. El desarrollo de estos dispositivos no ha sido sencillo, reconoce Jorge Sampedro, director para Iberia y LATAM de Paradigm Spine (fabricante del dispositivo interespinoso). « Primero se elige el material (titanio, cromo, cerámica, etc.) según la función y duración esperada del implante. La elección depende del objetivo del implante, su función y la duración esperada. Por ejemplo, una persona adulta realiza entre 1.000.000 y 1.200.000 movimientos (flexiones) al año. Si queremos que un implante dure al menos 10 años, debe soportar más de 12 millones de ciclos, lo que requiere pruebas exhaustivas». Una vez diseñado el implante, se evalúan su eficiencia y su viabilidad quirúrgica. «Colaboramos con los cirujanos para desarrollar una técnica quirúrgica adecuada; después, realizamos ensayos clínicos con un número determinado de pacientes (20, 30 o 40, según criterios bioestadísticos), y hacemos un seguimiento a corto o medio plazo, que en cirugía de columna implica entre 2 y 5 años, con controles periódicos cada 3 o 6 meses». Con los resultados, agrega, se solicita la aprobación oficial antes de lanzarlo al mercado. Como referencia, apunta, «desde que se describió la estenosis de canal hasta el primer implante pasaron casi 40 años». Aunque no se puede frenar el envejecimiento, el doctor Villarejo insiste en la importancia de la higiene de la columna: evitar el sedentarismo y practicar actividades que fortalezcan la musculatura lumbar, como natación, bicicleta, caminar o pilates. «Lo ideal es empezar a cuidarse a partir de los 40 años, no esperar a los 60», aconseja. De cara al futuro, su deseo es claro: «Implantes más pequeños, más adaptables a cada paciente y con materiales menos rígidos que el titanio, que se adapten mejor a la biomecánica de la columna», apunta el Dr. Villarejo. En este sentido, Jorge Sampedro destaca que las compañías comercializadoras, en este caso Prim en España, así como Paradigm Spine, la compañía que fabrica el implante, trabajamos con los doctores para que la vida de los pacientes sea lo mejor posible. Aunque no los curemos, por lo menos hacemos que su vida sea más fácil». Los resultados actuales ya son muy positivos. Así, En un estudio publicado en 2011 en la revista científica Acta Neurochirurgica , el equipo liderado por el Dr. Villarejo presentó los resultados de 156 pacientes operados con esta técnica. Desde entonces, el Hospital Universitario La Luz ha realizado más de 4.000 intervenciones con separadores interespinosos, logrando una tasa de satisfacción superior al 80% entre los pacientes y una reducción notable de los síntomas en más del 50%. Un resultado que confirma Avelino, que no solo ha recuperado la movilidad, sino la calidad de vida. « Mi experiencia es extraordinaria. En estos 5 años no he tenido ningún problema ». A pesar de los avances, el Dr. Villarejo destaca que no todos los casos son iguales. La elección del tratamiento depende de factores como la severidad de la estenosis, la presencia de inestabilidad vertebral y las condiciones generales del paciente. «Cada técnica tiene su indicación específica. Nuestro objetivo es personalizar el tratamiento para garantizar el mejor resultado posible en cada caso», concluye el Dr. Villarejo. Añade Sampedro que en cuanto al futuro de la personalización, se plantea la posibilidad de fabricar implantes específicos para cada paciente mediante impresión 3D. «Aunque tecnológicamente es una idea atractiva, hoy en día no es viable por varias razones clave. Primero, los dispositivos impresos en 3D no salen estériles, por lo que requieren un proceso adicional de esterilización. Segundo, fabricar un implante personalizado no es inmediato; puede tardar varias horas. Si un hospital tuviera cinco cirugías en un mismo día, necesitaría tener al menos cinco impresoras funcionando en paralelo con antelación suficiente». Por estos motivos, actualmente se trabaja con un modelo intermedio entre la estandarización y la personalización: se fabrican implantes en diferentes tallas, lo que permite ajustar el dispositivo al paciente durante la cirugía, como si fuera una prenda de ropa con distintas medidas. «Este enfoque permite eficiencia en la producción y flexibilidad en el quirófano», añade. Así, aunque la personalización completa mediante impresión 3D podría llegar a ser realidad en el futuro, quizás en unas décadas, hoy en día la solución más efectiva es una estandarización flexible, que asegure al cirujano la posibilidad de adaptar el implante en el mismo momento de la operación.

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