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Así es el príncipe Laurent de Bélgica, el hermano del rey que ha admitido tener un hijo secreto

Publicado: septiembre 13, 2025, 2:30 am

Aunque históricamente no es algo especialmente novedoso, sí lo es que lo haya hecho en la actualidad. Nos referimos a que un royal admita públicamente que ha tenido un hijo bastardo. Y, además, que se haya dado nuevamente en Bélgica, donde el anterior rey, Alberto II, ya admitió en el año 2020 que tenía una hija fuera del matrimonio, la princesa Delphine, que ganó su título y su tratamiento de Alteza Real tras años de litigios. Ahora ha sido el caso del príncipe Laurent de Bélgica, el pequeño de los tres hijos que tuvieron los reyes Alberto II y Paola de Bélgica.

El hermano menor del actual rey Felipe ha reconocido que, durante la relación que mantuvo con la actriz y cantante belga Iris Vandenkerckhove, más conocida por su nombre artístico, Wendy Van Wanten, la cual no contaba con la aprobación del monarca, razón por la que acabaron rompiendo, nació un niño, Clément Vandenkerckhove.

Hoy por hoy, el joven tiene 25 años (nació el 16 de agosto de 2000). El príncipe Lorenzo (la traducción de Laurent) había renegado desde entonces de su paternidad. Hace cuatro años, por ejemplo, en un programa de la cadena VRT llegó a molestarse por las constantes insinuaciones sobre que era el verdadero padre del joven, especulaciones que le han perseguido siempre.

El pasado martes, a través de un comunicado, confirmaba lo que era vox populi: «Con este comunicado reconozco ser el padre biológico de Clément Vanderkerckhove. Durante los últimos años lo hemos hablado abierta y honestamente. Guía este comunicado un sentido de buena voluntad, dentro del respeto a las personas implicadas, al ser el fruto de un camino común. Os pido ido que esta información sea recibida con la discreción que impone la naturaleza de un tema tan íntimo. No haré más declaraciones ni daré explicaciones al respecto».

No es, sin embargo, la única polémica que ha protagonizado el príncipe Laurent, nacido Laurent Benoît Baudouin Marie de Saxe-Cobourg hace casi 62 años, el 19 de octubre de 1963. Cuando vino al mundo era el tercero en la línea de sucesión, si bien fue el principal damnificado en este aspecto desde que en 1991 se aboliese la ley sálica belga, permitiendo que su hermana mayor, la princesa Astrid, y su descendencia estuviesen por delante de él, ocupando hoy por hoy el 15º puesto en la sucesión al trono.

El príncipe, tras estudiar en el Colegio Pío X y más tarde en el Real Liceo de Cadetes, entró en la Real Academia Militar, siguiendo los pasos de su hermano y de su padre sirviendo en el ejército, donde se especializó tanto en ser buceador de combate como piloto de helicópteros. Terminó de formarse en Estados Unidos y, según la página web de la monarquía belga, en el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y las Naciones Unidas.

Tras regresar al Bélgica, trabajó en la Comisión Europea sobre medio ambiente y bienestar animal —fundó de hecho la Prince Laurent Foundation en 1995—, un tema sobre el que siente una gran preocupación y por el que es conocido su activismo. De hecho, llegó a recibir el Premio Émile Noël por su labor de concienciación sobre la naturaleza, si bien también se le ha llegado a describir como «ecoinútil» por su actitud relajada y continuista ante las normas de la familia real que van en contra del cambio climático.

Se casó con la topógrafa Claire Coombs, nacida en el Reino Unido pero criada en Bélgica, el 12 de abril de 2003 —tres años después de su idilio con Wendy Van Wanten—. Junto a la ya princesa Claire ha tenido tres hijos: la princesa Luisa, nacida a principios de febrero de 2004, y a los príncipes mellizos Nicolás y Aymeric, que vinieron al mundo el 13 de diciembre de 2005. En marzo de 2014, además, vivió su momento más delicado de salud, cuando fue hospitalizado por neumonía. Llegó a entrar de forma voluntaria en coma inducido el 25 de marzo, despertando un par de días después.

La «oveja negra»

El príncipe Laurent, para el pubelo belga, se ha convertido por méritos propios en la «oveja negra» de la familia. Entre 2006 y 2007 estuvo involucrado en un escándalo de corrupción con fondos ilegales —que utilizó para renovar el mobiliario de su mansión— en el que tuvo que intervenir su padre para permitir que su hijo no solo fuese interrogado por la policía, sino que testificase en el juicio. Fue muy sonado que echó la culpa a su socio, así como a buena parte de la población no le gustó que no fuese acusado de ningún delito.

Asimismo, han sido muy polémicas las ocasiones en las que se ha saltado las políticas del gobierno. Sin el permiso del ejecutivo, en primer lugar, visitó en 2011 Congo, una antigua colonia belga donde tiene un pasado genocida, y más tarde asistió a una recepción en la embajada china, castigándole el gobierno retirándole un tiempo su asignación mensual. Tampoco sentó nada bien que, en 2019, mientras sonaba el himno en las festividades por el 21 de julio, Día Nacional de Bélgica, al príncipe no se le ocurriese otra cosa que atender una llamada a su teléfono móvil.

Lo último ha ocurrido este mismo 2025. El príncipe presentó una petición ante la justicia reclamando que se le permitiese acceder a las prestaciones de la jubilación de la seguridad social —sin renunciar a su estipendio como miembro de la realeza—, alegando que trabajaba por cuenta propia como royal y añadiéndole a ellos su labor como presidente de su organización benéfica. El tribunal de Bruselas denegó su petición el pasado 7 de abril dictaminando que, como príncipe, no puede ser considerado ni autónomo ni asalariado.

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