Publicado: septiembre 5, 2025, 2:00 pm
Normalmente, desayunamos, comemos y cenamos más o menos a la misma hora, algo que entre las personas mayores es más habitual aún. Pero ahora, una investigación revela cuáles son las horas más adecuadas para hacer las tres grandes comidas del dÃa, si es que queremos tener una vida larga.
Investigadores del Mass General Brigham, un sistema hospitalario afiliado a la Universidad de Harvard (EEUU), realizaron un seguimiento a casi 3.000 adultos de mediana edad y ancianos durante casi 25 años y examinaron sus hábitos alimentarios.
Los expertos observaron que, a medida que los participantes envejecÃan, tendÃan a desayunar y cenar más tarde. Además, tenÃan intervalos de tiempo más cortos entre ambas comidas.
Sin embargo, descubrieron que retrasar el desayuno estaba sistemáticamente asociado con depresión, fatiga y problemas de salud bucal. Por su parte, aquellos que comÃan tarde también tenÃan un 8% más de probabilidades de morir en un plazo de diez años que los que comÃan más temprano.
Además, aquellos que se sentaron a cenar más tarde tenÃan un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud bucal que los que cenan más temprano. Los investigadores creen que las comidas tardÃas pueden alterar la comunicación entre órganos como el hÃgado y el intestino y el ritmo circadiano del cerebro, un reloj interno que regula el sueño, la producción de hormonas y la temperatura corporal.
Todos estos factores disminuyen la calidad del sueño, lo que se ha vinculado sistemáticamente con un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas.
El doctor Hassan Dashti, autor del estudio, cientÃfico nutricionista y biólogo circadiano del Hospital General de Massachusetts, dice: «Nuestra investigación sugiere que los cambios en el momento en que los adultos mayores comen, especialmente el momento del desayuno, podrÃan servir como un marcador fácil de monitorear de su estado de salud general».
«Los pacientes y los médicos pueden utilizar los cambios en las rutinas de comida como una señal de alerta temprana para detectar problemas de salud fÃsica y mental subyacentes», prosigue el doctor Dashti.
«Además, alentar a los adultos mayores a tener horarios de comidas consistentes podrÃa convertirse en parte de estrategias más amplias para promover el envejecimiento saludable y la longevidad», añade.
Los investigadores analizaron a 2.945 adultos del Reino Unido del Estudio Longitudinal sobre la Cognición en la Vejez Normal y Saludable de la Universidad de Manchester. Los participantes tenÃan entre 42 y 94 años y fueron seguidos entre 1983 y 2017.
La edad promedio fue de 64 años y el 71% de los participantes eran mujeres. Los participantes completaron cuestionarios opcionales hasta cinco veces a lo largo del estudio sobre su estado de salud, hábitos alimenticios y sueño. También proporcionaron muestras de sangre.
Los registros de defunción se obtuvieron a través de datos del NHS. Tras un perÃodo de seguimiento promedio de 22 años, se registraron 2.361 fallecimientos.
De media, los participantes informaron que sus horarios promedio para el desayuno, el almuerzo y la cena fueron las 8:22 h, 12:38 h y 17:51 h, respectivamente.
Los participantes desayunaban de media 31 minutos después de levantarse y cenaron 5,4 horas antes de acostarse. Cada década adicional de envejecimiento retrasaba el desayuno tres minutos más y la cena cuatro minutos más. Esto significa que a medida que los adultos envejecen, sus horarios de comida se van haciendo progresivamente más tardÃos.
El equipo descubrió que las personas que desayunaban más tarde tenÃan más probabilidades de sufrir fatiga, problemas de salud bucal, depresión y ansiedad. Mientras tanto, aquellos que se sentaron a cenar más tarde tenÃan más probabilidades de tener problemas de salud bucal que aquellos que comieron más temprano.
Esto podrÃa deberse a que comer en horarios diferentes puede influir en la cantidad de bacterias y ácido en la boca, debilitando las encÃas y los dientes. Además, la tasa de supervivencia a 10 años para los ‘comedores madrugadores’ fue del 89,5%, en comparación con el 87% de los ‘comedores tardÃos’, por lo que los que comÃan tarde tenÃan un riesgo de muerte casi un 3% mayor en un plazo de 10 años.
Y cada hora adicional de retraso en el desayuno también se asoció con un aumento del 8% en el riesgo de muerte después de ajustar factores de estilo de vida como el sueño, el nivel socioeconómico, el tabaquismo y el consumo de alcohol.
«Hasta ahora, tenÃamos una visión limitada de cómo evoluciona el horario de las comidas más adelante en la vida y cómo este cambio se relaciona con la salud general y la longevidad», dice el director del estudio.
«Nuestros hallazgos ayudan a llenar ese vacÃo al mostrar que retrasar el horario de las comidas, especialmente el desayuno, está vinculado tanto con problemas de salud como con un mayor riesgo de mortalidad en los adultos mayores», prosigue.
Estos resultados añaden un nuevo significado al dicho de que «el desayuno es la comida más importante del dÃa, especialmente para las personas mayores», concluye el doctor Dashti.