Publicado: septiembre 1, 2025, 11:00 am
¿Laboralmente, qué tan productivos somos en México? La respuesta a esta pregunta va más allá del Producto Interno Bruto (PIB) o los indicadores de creación de empleo. El análisis es más profundo: ¿las empresas de verdad comprenden y saben cómo medir su productividad laboral?
La productividad es el resultado de la optimización de 5 factores clave: humanos, materiales, financieros, tecnológicos y organizacionales, dice la Ley Federal del Trabajo (LFT) en sus artículos 153-I y 153-J, que detalla, su objetivo es mejorar la capacidad de una organización para incrementar sus ingresos, el bienestar laboral y asegurar una distribución equitativa de los beneficios a través de sistemas de medición.
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La LFT insta a las empresas a implementar programas de diagnóstico, ofrecer información sobre mejores prácticas, y crear las condiciones adecuadas para elevar la productividad; ello incluye evaluaciones periódicas, mejorar las condiciones de trabajo, medidas de seguridad e higiene, y sistemas de incentivos.
De acuerdo con la organización México, ¿Cómo vamos?, la productividad laboral apenas alcanzó un 0.7% al cierre del primer trimestre de 2025, muy por debajo de la meta de 4.8 por ciento.
Alejandra Toscano, directora general de DNE Consulting, menciona que no todas las empresas miden la productividad, y las que lo intentan, no lo hacen correctamente. «Se enfocan solo en los resultados», pero no hacen análisis de tiempos y movimientos, dice.
A lo anterior, Olivia Segura, socia de Asesoría en Capital Humano y Gestión de Talento de KPMG México, refiere que a las compañías les falta definir objetivos con claridad. “No todas las empresas tienen definido cuáles son sus metas durante el tiempo que dura una jornada laboral”.
Medir la productividad: Fórmulas ideales
El estudio de tiempos y movimientos es una técnica que mide el trabajo a través del ritmo y el tiempo que toma realizar una actividad, explica un análisis de la revista Inventio de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). Se trata de un método que analiza las condiciones laborales y los pasos necesarios para completar una tarea, enfocándose en el proceso.
Para la evaluación, según la UAEM, se analizan los movimientos del cuerpo del trabajador, las actividades y las maneras de realizar las tareas, con los resultados se eliminan pasos inefectivos y eso mejora el desempeño, uso efectivo de recursos y materiales, el consumo de energía y hace más eficientes los resultados, lo cual, en esencia, aumenta la productividad.
Una investigación publicada en la Revista Ciencia Administrativa de la Universidad Veracruzana (UV) agrega que la evaluación también debe incluir factores como el lugar y las condiciones de trabajo, medio ambiente, herramientas, equipo e incluso retrasos.
Alejandra Toscano reconoce que hay diferentes metodologías disponibles y cada una dependerá de las necesidades de la compañía, pero en general, se requieren aquellas que contemplen la administración por objetivos, Balanced Scorecard (BSC) y Cuadro de Mando Integral (CMI), además de tener un buen manejo de los datos.
Y enfatiza, esto no significa que haya que esperar hasta recabar toda la información cada 6 o 12 meses, sino empezar a hacer diagnósticos y anticiparse a los resultados. “El sistema debe ser completamente preventivo”. Para esto, sugiere hacerse las siguientes preguntas encaminadas a los resultados:
- ¿Qué necesita el colaborador para ser exitoso?
- ¿Qué necesito brindarle, capacitación, un proceso correcto de inducción?
- ¿Qué se necesitan, procesos, políticas, recursos, materiales?
- ¿Cómo cada área me va a ayudar a lograr esos objetivos?
- ¿Cómo cada puesto me va a ayudar a lograr esos objetivos?
Olivia Segura recomienda que, para hacer mediciones confiables, se deben definir objetivos y metas a cumplir dentro de cada jornada laboral, considerando:
- Evaluar la situación general de la compañía
- Identificar cargas de trabajo
- Número de personal en los turnos que hay
- Posiciones requeridas Indicadores de desempeño de cada puesto
- Niveles de rotación
- Número de errores
¿Por qué es clave en la reducción de la jornada laboral?
La experta de KPMG reconoce que medir no es fácil, pero analizar estos puntos permite tomar decisiones estratégicas y establecer objetivos realistas, claros y transparentes.
Además de mejorar las condiciones laborales, Segura agrega que medir la productividad es un paso clave en pro de la reducción de la jornada laboral, ya que permitiría a las empresas, con datos concretos, ajustar horarios y actividades sin sacrificar la eficiencia.
Resalta que el horario y la gestión deben vincularse con el resultado, ya que dentro de las jornadas hay tiempos que se pierden en distracciones o interacciones no laborales, y Alejandra Toscano agrega que la productividad también puede verse afectada por el uso de redes sociales durante el trabajo.
Segura deduce que considerar estos puntos permitiría una reducción de tiempo efectiva e incluso abriría la posibilidad de horarios más flexibles.
Y una vez se tengan estos datos, se pueden ponderar incentivos, siempre y cuando se adecúen a los a los objetivos planteados. La directora de DNE Consulting remarca que «los bonos deben ser no solo por resultados, sino también por lo que pones en términos de habilidades y actitudes», y dirigirse a un fin claro, de lo contrario, no funcionan. “¿Qué quieres provocar con el bono?”, concluye.