La paradoja del fuego: los incendios globales disminuyen, pero afectan cada vez a más personas - Venezuela
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La paradoja del fuego: los incendios globales disminuyen, pero afectan cada vez a más personas

Publicado: agosto 21, 2025, 3:00 pm

Aunque estemos ante el peor verano de incendios en tres décadas en España, lo cierto es que la tendencia desde los años ochenta tiene, de media, una tendencia a la baja: las llamas arden cada vez en menos hectáreas. Y esto no un hecho aislado que sucede en nuestro país: según un estudio recién publicado en la revista ‘ Science ‘, el área quemada total del planeta se ha reducido un 26% entre 2002 y 2021. No obstante, esto no supone que el daño se reduzca; de hecho, en estas dos últimas décadas, el porcentaje de personas expuestas a incendios ha aumentado casi un 40%, lo que supone 7,7 millones de seres humanos en todo el mundo. La investigación, realizada por un equipo internacional liderado por Seyd Teymoor Seydi, señala que el incremento se debe a la cada vez mayor coincidencia entre incendios y asentamientos humanos, «lo que duplicó la densidad de exposición (personas expuestas por kilómetro cuadrado quemado)», indican los autores. Así, en total, se calculó que 440 millones de personas han estado expuestas a incendios forestales durante el periodo de tiempo analizado. África se lleva la palma de seres humanos en peligro: un 85,6% del total. Sobre todo se debe a que los incendios en las sabanas, tanto naturales como intencionados, son cada vez más frecuentes. En Europa, Norteamérica y Oceanía, a pesar de protagonizar grandes desastres que se han ocupado horas y páginas en medios internacionales, estos sucesos representaron menos del 2,5% de las exposiciones globales. Sin embargo, Europa mostró la mayor densidad de exposición en todo el mundo: 17,7 personas por kilómetro cuadrado quemado; seguida del continente africano, con 11,9 personas por kilómetro cuadrado incendiado. El crecimiento y migración de la población explican el 25% de las exposiciones totales, que ascienden a 111 millones de personas expuestas entre 2002 y 2021. Sin cambios demográficos, la exposición global habría caído en paralelo al área quemada, lo que demuestra que la expansión de los asentamientos hacia las zonas urbanas (de hecho, a comienzos de este siglo , por primera vez en la historia, la población de las ciudades superó a la rural) es clave en el aumento de la exposición. «La novedad principal del trabajo reside en demostrar que existe un aumento global de exposición al fuego, y que este aumento responde principalmente al crecimiento y redistribución de la población en zonas propensas al fuego», explica para el SMC Víctor Fernández-García, profesor en el departamento de Ingeniería y Ciencias Agrarias de la Universidad de León. «Esta conclusión tiene implicaciones relevantes: el riesgo asociado a los incendios podría estar aumentando aun cuando la actividad del fuego no lo hace. Si este aumento en exposición está asociado a un aumento de impactos asociados al fuego, esto reforzaría la necesidad de medidas preventivas, fundamentalmente de gestión del paisaje». En Europa, se experimenta, no obstante, un leve descenso de exposición: bajó un 17%; no obstante, el clima ha favorecido incendios más extremos que, además, ocurren en zonas más densamente pobladas, por lo que está a la cabeza del ranking de exposición global. Pero no todo el continente presenta una situación homogénea: en España y la región mediterránea (Italia, Grecia y Portugal) los incendios intensos (y los más peligrosos) supusieron un 4,1% del total de las exposiciones en la zona, seis veces más que la media anual, del 0,6% global. «Esto coincide con que la Península Ibérica es un punto caliente de desastres por incendios: las pérdidas humanas y materiales son más frecuentes, aunque el número total de personas expuestas sea bajo en comparación con África o Asia», señalan los autores. Teniendo solo en cuenta España, el estudio señala que entre 0,25–0,4% de los españoles (lo que significa cientos de miles de personas) estuvieron directamente dentro de perímetros quemados entre 2002 y 2021. Los autores reconocen varias carencias en su estudio, como que solo han tenido en cuenta la población afectada dentro del área del incendio como tal (aunque podría ampliarse a las poblaciones cercanas que se han visto afectadas, por ejemplo, por el humo). Además, no son comparables todas las áreas quemadas y sus impactos: no es igual que se queme un pastizal que un bosque protegido o un pueblo. En este sentido, Cristina Montiel Molina, catedrática de Análisis Geográfico Regional y directora del Grupo de Investigación ‘Geografía, Política y Socioeconomía Forestal’ en la Universidad Complutense de Madrid, critica el trabajo: «Desde el punto de vista conceptual, identifica la exposición con las interfaces urbano-forestales (WUI), lo cual es reduccionista e incierto. La exposición humana a los incendios es mucho más amplia, no se limita a estos territorios de riesgo. En segundo lugar, trata las WUI de forma genérica, lo cual es incorrecto puesto que existe una casuística muy variada. Además, ni siquiera acota o da una definición para el término general tal como se maneja en el artículo. En tercer lugar, da el mismo tratamiento y significado a estos territorios en todos los continentes, lo cual también es incierto puesto que son el resultado de dinámicas territoriales diferentes, y en momentos y con ritmos distintos igualmente».

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