Publicado: agosto 14, 2025, 8:00 am
La revista ‘ Astronomy & Astrophysics Letters ‘ ha publicado una imagen sin precedentes de un blazar , uno de los fenómenos astronómicos más potentes y luminosos del cosmos. Y, aunque la fotografía no tiene precedentes en cuanto a resolución se refiere, lo que más ha llamado la atención es su parecido con el icónico ‘Ojo de Sauron’ de la saga de ‘El Señor de los anillos’, de J. R. R. Tolkien. No obstante, lo que se ve es el trabajo después de 15 años de observaciones continuas con el poderoso radiotelescopio Very Long Baseline Array, con el que un equipo internacional de astrónomos logró reconstruir con gran detalle este impresionante objeto, situado a miles de millones de años luz de la Tierra. Lejos de ser una amenaza fantástica, este ‘ojo’ es en realidad el núcleo activo de una galaxia, alimentado por un agujero negro supermasivo que lanza chorros de partículas a casi la velocidad de la luz. Los blazares , como este, son cuásares cuyos chorros están orientados casi directamente hacia nuestro planeta, lo que intensifica su brillo aparente y los convierte en algunas de las fuentes más energéticas del universo. «Cuando reconstruimos la imagen, se veía absolutamente impresionante. Nunca habíamos visto nada igual: un campo magnético toroidal casi perfecto con un chorro apuntando directamente hacia nosotros», destaca para Space.com Yuri Kovalev, investigador principal del Instituto Max Planck de Radioastronomía y autor principal del estudio. Según su equipo, esta alineación multiplica por 30 el brillo del blazar, identificado como PKS 1424+240. Este objeto no solo es uno de los emisores más brillantes de rayos gamma, sino también una potente fuente de neutrinos de alta energía. Los neutrinos, conocidos como ‘partículas fantasma’, son subatómicos, invisibles y extremadamente ligeros, capaces de atravesar planetas, estrellas e incluso a nosotros mismos sin interactuar casi con la materia. Cada segundo, billones de ellos cruzan nuestro cuerpo sin que lo percibamos. Ahora mismo, mientras lees estas palabras, te están atravesando neutrinos. Sin embargo, detectarlos es un enorme reto científico, ya que solo en rarísimas ocasiones colisionan con otras partículas. De hecho, el descubrimiento de PKS 1424+240 fue gracias al Observatorio de Neutrinos IceCube , situado bajo el hielo de la Antártida. Su trabajo confirmó que los núcleos galácticos activos con agujeros negros supermasivos -nuestra galaxia, la Vía Láctea, posee también su propio agujero negro supermasivo en el centro; no obstante, no es tan activo como otros y no lanza estos jets- no solo aceleran electrones, sino también protones, que al colisionar con otras partículas generan estas elusivas señales cósmicas, los neutrinos. Comprender su origen ayuda a desentrañar cómo se producen algunas de las interacciones más energéticas del universo. Además, la reconstrucción de la imagen de este blazar permite a los astrónomos observar por primera vez con tal nitidez el corazón mismo de un chorro relativista, una oportunidad única para avanzar en el estudio de la física extrema que gobierna estos colosos cósmicos.