Publicado: agosto 14, 2025, 12:30 am
Aitor Zabalgogeazkoa (Bilbao, 1964) tiene un aspecto cansado. Sus gestos y su forma de hablar, aunque clara y directa, muestran una mezcla entre desesperación y falta de esperanza. «Aterrizar cuesta mucho. Los amigos, la familia… te piden que cuentes más, pero las palabras no salen . Sales de un sitio muy tenso y peligroso, es difÃcil de explicarlo«, afirma. Regresó hace pocos dÃas de la Franja de Gaza, donde coordinada uno de los grupos de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF). «¿Vas a volver?», le preguntan en una rueda de prensa convocada hoy en Bilbao para denunciar la «masacre orquestada» en los nuevos centros de distribución de alimento. «Sû, responde tras pasarse las manos por la cara. «Abrieron cuatro, pero funcionan dos», dice sobre estos puntos establecidos por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), una entidad creada en mayo por Israel para sustituir a la ONU tras el desmantelamiento de su operación humanitaria: «Desde ahà se pretende suministrar comida a dos millones de personas. La situación es lÃmite y no parece que las autoridades israelÃes vayan a aflojar», dice acerca de dichos centros, ubicados en zonas bajo control militar israelà y protegidos, según MSF, por contratistas armados estadounidenses. «Hace tres semanas en los mercados no habÃa nada […]. Hay peleas por la comida cuando la dejan llegar a los centros urbanos, pero los tiroteos se producen frente a los puestos israelÃes. También en el GHF. Ahà quienes disparan no sé si serán los contratistas o los israelÃes. La última vez llegaron (al hospital Nasser, donde trabaja, cerca de Khan Younis) tres con un tiro aquÃ, otro aquà y otro aquÅ», dice señalándose al entrecejo y al cuello: «El engendro de GHF está hecho para demostrar la ineficacia del sistema de Naciones Unidas». En cuanto a las alternativas, no cree que la ayuda aérea lanzada por algunos Gobiernos occidentales, como es el caso de España, solucione «absolutamente nada». «Es un gesto polÃtico, fútil, inefectivo… Ya está matando gente. Son toneladas de cajas y llega pegando bandazos. Los paÃses que están haciendo esto deberÃan probar con otro tipo de presión a Israel», comenta. Después de su último periodo allÃ, pues en MSF hacen turnos rotatorios de entre seis y ocho semanas, vuelve a España con la sensación de que «hay más bajas en las distribuciones que en la actividad militar» . La organización gestiona dos centros de atención en el sur de Gaza que recibieron entre el pasado 7 de junio y el 24 de julio a 1.380 personas heridas (incluidos 28 cadáveres) procedentes de los puntos de la GHF, y donde ahora han tenido que empezar a realizar pedidos quincenales de bolsas mortuorias . Todos los fallecidos menos uno eran hombres jóvenes de entre 20 y 30 años, y tenÃan heridas de bala en la parte superior del cuerpo. Además, en las últimas siete semanas MSF ha atendido a 41 niños tras recibir disparos en los centros de distribución de la GHF o sus inmediaciones, donde se producen estampidas, avalanchas y saqueos. «Lo que más se atiende son enfermedades crónicas… pero una vez al dÃa y durante tres horas el hospital recibe treinta muertos y 300 heridos . ImagÃnate que todos los dÃas se chocan dos autobuses. Tienes que elegir a quién atiendes y muere gente a la que no se puede atender. Los hospitales están completamente al lÃmite», relata Aitor. Él no es sanitario, pero gestiona a uno de los tres equipos de emergencias de MSF, de «menos de treinta personas», que trata asuntos de maternidad y niños. «A los sanitarios (que trabajan con ayuda psicológica interna y externa) les pasa una factura tremenda. Probablemente uno de los peores trabajos del mundo sea ser conductor de ambulancias en Gaza. […] Los que están dentro (en referencia a los médicos palestinos con los que colabora) no quieren coger un dÃa libre. Piensan que ayudan a la comunidad y asà no están en casa pensando lo que les puede ocurrir. Hay muertos, heridos, un doctor al que le han volado la casa… Esto va asà todo el rato» , afirma. Los trabajadores humanitarios de MSF tienen menos «probabilidades» de verse afectados por los bombardeos, al estar en lugares notificados al Gobierno israelÃ, aún asà doce de ellos han muerto desde el 7 de octubre de 2023. Después de haber estado en misiones humanitarias en Mosul, Grozni o Alepo, Aitor cuenta que la diferencia, más allá de la dimensión, que podrÃa ser similar a la del conflicto que tiene lugar ahora mismo en Sudán, es el encajonamiento que vive la población civil: «Siempre parece que vaya a haber un hueco y aquà no lo hay. Si hubiera una ofensiva sobre Gaza ciudad. No quiero pensar lo que puede llegar a ser eso . Hay 800 mil personas en un espacio de seis por seis km».