Fernando Pinilla: del retrato político al vértigo del color - Venezuela
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Fernando Pinilla: del retrato político al vértigo del color

Publicado: agosto 12, 2025, 2:00 pm

Junto a una computadora, libros, envases de pintura y pinceles que parecen tener vida propia, Fernando Pinilla —caricaturista, ilustrador, escritor y artista visual— habla sin pausa, como si cada palabra fuera un trazo más sobre el lienzo invisible de su historia. Quien lo conoce por su aguda caricatura política y su pop art de personajes famosos, descubrirá hoy a un creador que se ha desprendido, casi con un salto al vacío, de la figuración y la crítica para abrazar el cubismo y, más recientemente, el abstraccionismo.

“Fue una especie de exilio interno”, confiesa Pinilla. “Después de tantos años dibujando rostros y situaciones que acontecen en el día a día de Venezuela y el mundo, sentí que necesitaba romper la forma. No podía seguir inmerso solamente en la política venezolana todos los días sin explorar otros caminos en mi trabajo, como siempre he hecho desarrollando en distintas disciplinas. El color se convirtió en un escape, sin duda”.

Durante más de una década, Pinilla ha sido un cronista gráfico de la vida pública venezolana y del mundo. Sus caricaturas, reconocidas por la precisión del trazo y la ironía afilada, se han publicado en diversos medios venezolanos, de Estados Unidos, entre los que destacan Diario Las Américas, en Miami y el diario El Nacional de Venezuela, además circulando viralmente en redes sociales. Pero en 2019, en medio de un clima político cada vez más asfixiante, su trabajo empezó a mutar. Primero fue el cubismo: gatos negros minimalistas con geometrías rotas que aún guardaban ecos de los figurativo. Luego, el salto al abstraccionismo: una marea de color y forma que prescinde del referente literal.

“Pasar de la figura a lo abstracto fue como apagar un noticiero que llevaba años encendido”, explica. “Quise que la obra dejara de ser una crónica entendible para convertirse en un territorio propio, sin discursos impuestos. El espectador ya no recibe un mensaje cerrado; recibe un campo abierto donde puede proyectar su propia historia”.

En su serie más reciente, Intersecciones Policromáticas, los lienzos y papeles estallan en rojos vibrantes, naranjas, grises, azules profundos y amarillos. La composición sugiere mapas visuales, más que escenas concretas. Hay una pulsión vital en cada trazo que contrasta con la crudeza del contexto que dejó atrás.

Para coleccionistas y galeristas, la propuesta tiene un doble atractivo: la obra no solo está sustentada en la técnica de un artista con amplia trayectoria y reconocimiento, sino que además lleva consigo una narrativa potente. Pinilla no pinta al margen de la historia: su giro hacia la abstracción es en sí mismo un manifiesto sobre la necesidad de reinventarse para sobrevivir, además ante el contexto político de Venezuela, el mismo en el que la libertad de expresión agoniza y la censura y autocensura se vuelven cada día parte de la cotidianidad de comunicadores.

“Creo que todos estamos en Venezuela en una constante búsqueda llena de resiliencia para encontrar espacios de calma, de refugio, caminos un poco más tranquilos mientras seguimos en la lucha por expresar realidades e informar desde la prensa y redes sociales”.

En su cuenta de Instagram @fmpinilla, el artista comparte fragmentos de este proceso donde el pincel se mueve libremente sobre el lienzo, detalles de texturas que invitan a ser tocadas y reflexiones que abren puertas a nuevas lecturas.

“Creo que mi trabajo ahora es invitar a la gente a sentir antes de entender. En un país donde la realidad golpea sin tregua, pintar se convirtió en un acto de libertad radical”, concluye.

Y es que en la obra artística actual de Fernando Pinilla no hay solamente caricatura ni rostro reconocible, eso sigue diariamente en sus punzantes caricaturas en la prensa, dos caminos divergentes, pero con algo que lo relaciona todo su trabajo: la capacidad de atrapar al espectador con una mirada, aunque esta vez no sea la mirada de un personaje, sino la del propio color.

 

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