Publicado: julio 19, 2025, 1:30 am
La realidad es que la UE sigue buscando las maneras de cómo afrontar la guerra comercial que está poniendo sobre la mesa Estados Unidos. Bruselas se toma en serio el anuncio de Trump de un arancel del 30% a todos los productos comunitarios, pero quiere apurar el plazo para la negociación, que acaba el 1 de agosto y además avisa: una tarifa de tal calibre «prácticamente prohíbe» el comercio transatlántico. Así lo ha expresó este lunes el comisario europeo Maros Sefcovic en la reunión de ministros del ramo en Bruselas. En este sentido, el titular español, Carlos Cuerpo, reconoció que hay que «empujar» para alcanzar un acuerdo que está cerca, pero también «estar preparados para represalias» contra las políticas de la Casa Blanca.
De hecho, Sefcovic planteó a los Estados miembros medidas de respuesta por valor de 72.000 millones de euros en caso de no acuerdo; la idea, eso sí, sería que esta tanda pueda entrar en vigor a la vez que las medidas de reequilibrio en respuesta a los aranceles estadounidenses al acero y al aluminio, por valor de unos 21.000 millones y que se activarían en los primeros días de agosto. La idea inicial era que fuera una tanda por valor de 95.000 millones, pero las capitales han decidido que se reduzca considerablemente. Sefcovic, mientras, está estos días en Washington retomando las negociaciones y la Administración Trump ha advertido al mismo tiempo que no extenderá el plazo.
«Seguimos convencidos de que nuestra relación transatlántica merece una solución negociada, una solución que construya la base para una nueva estabilidad y cooperación, y por eso continuamos en la acción con la Administración de Estados Unidos y priorizamos las soluciones negociadas a través de la nueva fecha del 1 de agosto», expresó el comisario, que insistió en que la cifra del 30% distorsiona por completo la relación comercial: «Se acabaría el vínculo tal cual lo conocemos».
Esa alerta coincide además con la sensación de que los 27 están divididos en dos bloques. El primero, los que abogan por mantener la negociación hasta el final, entre los que está España. El Gobierno de Pedro Sánchez tiene claro que, si bien la UE tiene que estar preparada para todo, es importante entender que «el acuerdo está cerca», en palabras del ministro Cuerpo. Este grupo de países, donde también están por ejemplo Alemania o Irlanda adoptan una postura más moderada y orientada al diálogo, priorizando la estabilidad del comercio transatlántico dada su fuerte dependencia del mercado estadounidense. Alemania, que lidera el intercambio bilateral con Washington, teme una guerra arancelaria que afecte a su industria automotriz. Países Bajos e Irlanda, cuyos modelos económicos están altamente integrados con cadenas de suministro globales, también tienen una gran reticencia a una escalada.
El segundo bloque está formado por esos países que prefieren un cambio de estrategia y llaman a ser ya más duros con Trump: piden ir al choque, básicamente, porque creen que la Unión está preparada para ello. Es el caso de Francia o Dinamarca. Este es un ‘sector’ que defiende responder con contramedidas comerciales contundentes. Francia, en particular, ha abogado por aranceles recíprocos sobre productos estadounidenses como vehículos eléctricos o bienes agrícolas, y ha impulsado una mayor autonomía industrial europea. Italia ha respaldado medidas similares, enfatizando la protección de sus sectores metalúrgico y agroalimentario, pero Meloni a la vez intenta tener la mano tendida y ejercer de ‘puente’ entre la Casa Blanca y Bruselas. «La actual estrategia ya no sirve», explicó esta semana el Gobierno francés, consciente de que Washington sigue poniendo mucha presión sobre la UE.
«Que no quede por nuestra parte para alcanzar un acuerdo», reconocen fuentes comunitarias consultadas por 20minutos, que además insisten en el hecho de que «todavía queda un poco de tiempo» de ese plazo que caduca el próximo 1 de agosto. Eso sí, la Comisión Europea ya solamente aspira a un «acuerdo de mínimos», tal como confirmó la presidenta Ursula von der Leyen, puesto que el gran volumen de intercambios entre las partes impiden que se pueda pactar cada detalles antes de que termine el mes. Las mismas fuentes repiten la idea de que la UE está «preparada para cualquier resultado, sea cual sea».
En 2024, el comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos superó los 1,7 billones en bienes y servicios, con un promedio diario de más de 4.600 millones, «consolidando su papel como la relación económica bilateral más sólida del mundo», inciden también en Bruselas. La UE exportó a EEUU bienes por valor de 532.000 millones e importó por 336.000 millones, generando un superávit de 198.000 millones en bienes y cerca de 50.000 millones en el total combinado con servicios.
Entre los países europeos, Alemania lideró tanto en exportaciones (161.000 millones) como en importaciones desde Estados Unidos (69.000 millones), seguida por Irlanda (72.000 millones en exportaciones, sobre todo farmacéuticas y tecnológicas), Italia (65.000 millones) y Países Bajos, que fue el principal punto de entrada de productos estadounidenses (€68.000 millones en importaciones). Los bienes exportados por la UE estuvieron dominados por maquinaria, vehículos (39 %) y productos químicos (32 %), mientras que las importaciones desde el otro lado del Atlántico incluyeron mayoritariamente bienes manufacturados (69 %), con fuerte peso en maquinaria, vehículos (31%) y químicos (25 %). Este volumen refleja una interdependencia estratégica en sectores industriales clave, a pesar de las crecientes tensiones comerciales.