Publicado: junio 19, 2025, 9:00 pm
En 1985, con la Guerra Fría algo más caldeada, el entonces presidente norteamericano, Ronald Reagan, y su contraparte sovético, Mijail Gorbachov, propusieron en la Cumbre de Superpotencias de Ginebra un megaproyecto internacional para conseguir obtener la energía de fusión o recrear aquí en la Tierra las condiciones del interior del Sol. En teoría, este sistema, que difiere de los reactores de fisión (como los de Chernóbil o Fukushima) en que los átomos no se dividen, sino que se unen, libera una energía casi ilimitada, limpia y, además, mucho más segura. Pero existía (y aún perdura) un problema: se estaba muy lejos de ‘dominar’ los misterios de esta reacción y mucho más de conseguir un generador que se pudiera conectar a… Ver Más