Publicado: mayo 19, 2025, 6:30 am
Este pasado fin de semana, el rey Carlos III de Inglaterra y el príncipe heredero, Guillermo de Inglaterra, han dado un paso de gigante en la transición hacia el trono del primogénito del monarca. Se trata de una ceremonia en la que el marido de Kate Middleton ha recibido un nuevo título especialmente significativo, porque se considera prácticamente una antesala de portar la corona: el de Gran Maestre de la Orden del Baño, una de las tres órdenes de caballería más importante de Reino Unido, junto con las de la Jarretera y el Cardo.
Padre e hijo han unido fuerzas en una etapa nuevamente convulsa para la familia real británica, sobre todo por la entrevista reciente que concedió a la BBC el príncipe Harry, donde puso de manifiesto su nula relación con ambos. Un momento difícil que, sin embargo, Carlos y Guillermo han querido solventar mostrando cercanía y pulcritud en los protocolos de la monarquía en una ceremonia que tuvo lugar en la Abadía de Westminster y que fue histórica, si bien llegaron por separado a media mañana, siendo recibidos por el David Hoyle, el deán de la abadía.
Ya en el interior se saludaron afectuosamente y estuvieron charlando antes de desfilar para ocupar sus asientos en el coro, acompañados de otros oficiales, caballeros y damas. Más tarde, el rey y el príncipe Guillermo se dirigieron en procesión a la Capilla de la Virgen de Enrique VII para la ceremonia de investidura, que tuvo lugar bajo los estandartes de los caballeros vivos que colgaban sobre la platea.
Porque el evento no solo sirvió para conmemorar ni más ni menos que los 300 años de esta orden caballeresca, la cual fue fundada el 18 de mayo de 1725 por Cartas Patentes por el rey Jorge I, sino que únicamente se lleva a cabo cada cuatro años. De hecho, por esa misma razón el lugar estaba repleto no solo de altos funcionarios sino de otros invitados de la familia real, ya que era una novedad para ambos protagonistas: el monarca oficiaba el servicio por primera vez como soberano de la orden y el príncipe Guillermo recibía el título.
A la ceremonia padre e hijo llegaron ataviados con las largas túnicas de satén carmesí y tafetán blanco propias de la orden, cuyo emblema colgaba de la misma. Fue con ella con la que Guillermo realizó su juramento, así como también se procedió a la investidura de cinco caballeros, dado que la Orden del Baño se otorga a miembros del servicio militar o altos funcionarios por su labor ejemplar.
La orden se remonta a una antigua tradición, presente desde la Edad Media, según la cual los soldados se preparaban en las vísperas de recibir su título de caballero con un baño ritual simbólico, en el cual se purificaban espiritualmente, así como habían de participar una vigilia la noche anterior a recibir este honor.
En este año, tal y como explican desde The Mirror, fueron el Mariscal Jefe del Aire Sir Stephen Hillier y el Almirante Sir Philip Jones quienes prestaron juramento como Caballeros de la Gran Cruz de la Orden y fueron investidos, mientras que el General Sir Mark Carleton-Smith, Lord Young de Old Windsor —exsecretario privado de Isabel II— y Sir Tom Scholar prestaron juramento, pero no serán investidos hasta que queden otras plazas libres.
Porque la Orden del Baño cuenta con un número fijo, repartidos entre sus tres clases: 120 caballeros o damas de la gran cruz, de los cuales el gran maestre es el principal, 355 caballeros o damas comendadoras y 1925 compañeros. Eso sí, las mujeres no fueron admitidas en la orden del Baño hasta 1971, cuando la princesa Alicia, duquesa de Gloucester (madre del actual príncipe Ricardo de Gloucester y que llegó a ser el miembro más longevo de la historia de la familia real británica, casi alcanzando los 103 años), fue nombrada la primera Dama de la Gran Cruz.
Se da la curiosidad de que el rey Carlos, la última vez que asistió al servicio de la Orden del Baño, fue en mayo de 2022, todavía como príncipe de Gales, que ese mismo septiembre legaría a su primogénito al ascender él al trono. Es tradición, además, que el príncipe de Gales, ahora Guillermo, como Gran Maestre de la Orden del Baño, asista a su servicio cada cuatro años, mientras que el rey o reina solo asiste a uno de cada dos servicios. Es decir, cada ocho años.
Eso sí, el rey Carlos III conoce muy bien el protocolo, ya que fue investido Gran Maestre, título que ha estado vacante durante dos años —aunque no es la primera vez en la historia que esto ocurre—, por su madre, la reina Isabel II, en 1975, cuando él tenía 26 años, cumpliendo el futuro noviembre 77 años.
