Publicado: mayo 5, 2025, 9:30 am
Con tan solo 17 años las hermanas gemelas Karissa y Kristina Shannon pasaron de haber hecho algunos trabajos como modelo a convertirse en protagonistas de la portada de la revista Playboy, a vivir en la mansión de Hugh Hefner y a convertise en sus ‘novias’. Aquello acabó por destrozar su vida.
Muchos han sido los testimonios de exconejitas de Playboy que han narrado el horror que era vivir en la conocida mansión del fundador de la revista, con relaciones tóxicas y de dependencia, con drogas de por medio y por supuesto, con la cosificación y sumisión sexual al millonario.
Ahora han sido Karissa y Kristina Shannon quienes han contado a la revista People su experiencia. Un fotógrafo que les había hecho fotos para publicidad las puso en contacto con Playboy. «Sabíamos que estábamos dentro y estábamos muy emocionadas«, recuerda Kristina. «Porque sabíamos que nos cambiaría la vida. Esto lo estaba cambiando todo para nosotras», añadía. Ambas provenían de una familia humilde y desestructurada.
«Éramos literalmente adolescentes. Éramos completamente naturales. No teníamos dientes postizos. No teníamos pechos postizos como las otras chicas, ni pelo falso«, decían, lo que les granjeó muchas envidias entre las otras mujeres que vivían en la mansión.
«Las demás conejitas nos tenían muchos celos porque éramos gemelas. Fuimos las primeras gemelas en tener cada una su propio mes, lo que hizo historia en Playboy . Éramos las conejitas más jóvenes y las novias más jóvenes«, narraba Kristina, que aseguraba que «hubo muchísimo acoso». Vivieron en la mansión durante tres años.
Tras salir de allí, sufrieron las consecuencias. «Subimos de peso. Había alcohol y pastillas. Estábamos muy mal de salud, perdidas e, incluso, a veces, con pensamientos suicidas. No teníamos a nadie. Éramos solo nosotras, intentando encontrar la solución después de perdernos a nosotras mismas».
Las gemelas volvieron al campo, a la ciudad en la que nacieron, lo que les ayudó en el peor momento. «Nos diagnosticaron depresión maníaca, TDAH, trastorno bipolar y trastorno de ansiedad generalizada. Estar fuera de la ciudad nos ayudó a bajar el ritmo», narran ahora, ya con 30 años.
«Seguimos siendo las gemelas juguetonas que hicimos un Playboy, pero ahora nos preocupamos por otras cosas. Nos interesan los productos orgánicos. Todo lo que comemos, toda nuestra comida es orgánica. Toda nuestra agua es alcalina, nuestras sábanas son orgánicas y meditamos juntos todos los días«, cuentan, a la par que aseguran que han vuelto a creer en dios y practicar la religión, aunque aseguran que su pasado les ha marcado para siempre.