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Los 1.750 millones que Sánchez destina para desastres naturales no contabilizarían como gasto de Defensa según la doctrina de la OTAN

Publicado: abril 24, 2025, 12:30 am

Europa, España y el mundo siguen a vueltas con la defensa y la seguridad como ejes de la época que toca vivir, y ahí el pilar fundamental es la OTAN. El Gobierno anunció este miércoles una inversión adicional de 10.471 millones de euros para llegar al 2% del PIB en cuestiones defensivas, como un «compromiso con la seguridad de Europa», tal como explicó Pedro Sánchez en una comparecencia. Además, esto irá acompañado de un aumento de los efectivos de las Fuerzas Armadas y unas nuevas condiciones para los miembros del Ejército. «Se trata no solamente de homologar las condiciones de los soldados españoles a los soldados europeos, sino también de dar respuesta a una demanda histórica de nuestros militares«, expuso. Ese plan, con cinco ejes, aseguró el jefe del Ejecutivo, se dará «sin tocar un euro» del estado del bienestar y sin «subir impuestos».

Asimismo, hay otro componente importante: el 80% de ese aumento, dijo el presidente, estará destinado a mejoras salariales para los profesionales, ciberseguridad y mejoras en la gestión de emergencias naturales, dentro de una definición de defensa «de 360 grados» que reclama España pero que va más allá de los límites marcados por la propia OTAN. Apenas un 18% irá destinado realmente a un rearme.

Visto esto, se demuestra que España sigue a vueltas con qué es la defensa… toda vez que, al mismo tiempo, el secretario general de la Alianza Atlántica, Mark Rutte, apuntó que «no cambiará» la definición de la misma, recogida en el artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte. Eso aunque España -y otros países como Italia- quieren ir más allá e incorporar a la defensa cuestiones como la ciberseguridad, la lucha contra el terrorismo, la respuesta ante catástrofes naturales o la protección de fronteras.

El concepto de Defensa, en general, mezcla el mencionado artículo con el Concepto Estratégico de la OTAN aprobado en 2022 en la cumbre de Madrid, según explican a 20minutos fuentes diplomáticas. En este último se recogen tres ejes: disuasión y defensa, prevención y gestión de crisis, y seguridad cooperativa, con un enfoque integral para garantizar la defensa colectiva. Visto eso, casi todo lo que plantea el Gobierno entraría en la definición, salvo lo relativo a los desastres o catástrofes naturales, que es un asunto que no se menciona en el documento renovado en la capital española hace ya tres años. Para esa partida de «apoyo a la gestión de emergencias y desastres naturales» el Ejecutivo de Sánchez prevé destinar 1.751,53 millones de euros, es decir, casi un 17% del total. «Visto el Concepto, cabe pensar que lo relacionado con desastres naturales quedaría fuera», expresan las fuentes, conscientes de que si hay presión de muchos países ese ‘paraguas’ puede cambiar en el corto plazo.

«Las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas, y en consecuencia, acuerdan que si tal ataque se produce, cada una de ellas, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas, adoptando seguidamente, de forma individual y de acuerdo con las otras Partes, las medidas que juzgue necesarias, incluso el empleo de la fuerza armada, para restablecer la seguridad en la zona del Atlántico Norte. Cualquier ataque armado de esta naturaleza y todas las medidas adoptadas en consecuencia serán inmediatamente puestas en cono-cimiento del Consejo de Seguridad. Estas medidas cesarán cuando el Consejo de Seguridad haya tomado las disposiciones necesarias para restablecer y mantener la paz y la seguridad internacionales», dice literalmente el artículo, por otro lado, el artículo 5.

Y ahí viene la clave: ¿qué es un ataque armado? Lo evidente está claro: por ejemplo, si la invasión rusa sobre Ucrania se repitiera contra un país miembro de la OTAN, como en el caso de los Bálticos. España, en el 2%, se colocará todavía en un grupo a la cola de los socios, junto a otros países como Albania, Eslovenia, Montenegro, Francia o Países Bajos, y lejos de los ‘líderes’, que son Polonia, Estonia, Letonia o Lituania, de acuerdo a los datos de 2024, aunque se espera que este año todos los países impulsen sus inversiones como ha anunciado el Gobierno español. Polonia, por ejemplo, sí quiere llegar al mencionado 5%, tal como ha avisado ya su primer ministro, Donald Tusk.

Precisamente un ejemplo de ataque armado estuvo a punto de producirse con la caída de un misil ruso en territorio polaco en noviembre de 2022, aunque en cuestión de horas se rebajó la tensión. Ahora, el artículo 5 del Tratado se ha activado una sola vez en toda la historia, y fue a petición de Estados Unidos tras los ataques del 11-S. Esto, de hecho, da la razón a España en su idea de incorporar la lucha antiterrorista al concepto de Defensa, aunque el artículo hable de «ataque armado» en el sentido amplio. El terrorismo puede encajar perfectamente dentro de la definición.

En cuanto a los desastres naturales, eso sí, España en concreto cuenta con un elemento que otros países no tienen como tal: la Unidad Militar de Emergencias (UME), que puede ser un matiz en sí misma. Es una unidad de las Fuerzas Armadas españolas creada en el año 2005 para intervenir en catástrofes, calamidades y situaciones de riesgo grave en cualquier parte del país, aunque te. Es la primera unidad de intervención del ejército en estas situaciones, que por ejemplo se dieron en la DANA o durante el temporal de Filomena. Ahora, aunque sean parte del Ejército, estos efectivos no actúan per se en los casos concretados por la OTAN como ataque armado, así que hay un elemento de ambigüedad que el Gobierno de Sánchez puede utilizar a su favor.

La ciberseguridad… una ‘novedad’ defensiva

¿Y qué pasa con la ciberseguridad o el control de fronteras? Dos grandes dudas, de nuevo. Un ataque cibernético cuenta con ‘la mitad’ de la definición que se ve en el artículo 5. Es un ataque, pero no armado; eso sí, «el mundo ha cambiado», aseguró Sánchez en su comparecencia, y uno de esos cambios es el aumento precisamente de las batallas híbridas: es decir, no hace falta disparar un arma para generar caos, desastres, muertes, incertidumbre. El Tratado del Atlántico Norte data de 1949, pero en el último concepto estratégico sí se recogen ya estos riesgos, aunque no se incorporen como tal a la definición de defensa.

El control de fronteras también es algo amplio: tiene que ver con la seguridad, sobre todo en el caso de España, que es fronteras sur de la UE y de la OTAN, y por ejemplo la migración se puede usar también como elemento desestabilizador (se ha visto en el flanco este con Bielorrusia recientemente); la «amplitud» del concepto, dice el Gobierno, sirve para entender que defensa no es solo armamento, sino también protección en todos los sentidos. Es más, ese empleo de la migración con fines estratégicos también estaría considerado como un ataque híbrido. Estrictamente hablando, queda fuera de la definición de la Alianza… pero puede incorporarse si se explican estos matices.

Más allá de la OTAN, la otra mirada tiene que posarse en la Unión Europea, que también reclama un aumento del gasto en Defensa y da vías de flexibilización. En el plan Rearmar Europa se incluye la cláusula de escape de las reglas fiscales, el posible uso de fondos de cohesión para inversiones defensivas, proyectos a través del BEI o un fondo común de 150.000 millones de euros. En Bruselas, aunque todavía no está aterrizado el cómo, también asumen que los países podrán usar para defensa fondos Next Generation que no tengan asignados hasta ahora -es decir, una especie de excedente, si se da-, pero es algo que, también, todavía tiene que concretarse.

Para España hay dos realidades: la primera, donde si tiene mano, tiene que ver con la UE y Rearmar Europa; ahí el Gobierno puede defender bien su concepto 360 grados para la seguridad y la defensa, porque todavía no hay una base clara. Pero la ‘trampa’ de qué es defensa y qué no es llega con la OTAN: la teoría para la Alianza Atlántica está clara y aunque Moncloa no ve problemas en que la hoja de ruta de Sánchez case con la organización, lo cierto es que si todo es seguridad y defensa, a la hora de la verdad nada es seguridad y defensa.

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