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La recesión y la tienda

Publicado: abril 23, 2025, 10:00 pm

En el corazón de Guerrero, Don Jesús mira su tienda de abarrotes con preocupación. La inseguridad, que ya era un dolor de cabeza cotidiano, ahora parece un problema secundario frente a la caída constante de sus ventas en este año. Lo que vive Don Jesús no es una excepción, sino un reflejo palpable del frágil momento económico que atraviesa México.

Las cifras son claras: organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial proyectan para México un crecimiento apenas superior al 1% en 2025, mientras analistas de bancos nacionales como Citibanamex anticipan escenarios aún más sombríos, cercanos al estancamiento absoluto. Banxico, con cautela, coloca su proyección en solo 0.6%, advirtiendo incluso la posibilidad de cifras negativas.

Este consenso entre los economistas refleja claramente la preocupación por un entorno económico débil y vulnerable. Los bancos comerciales como BBVA y Banorte también han manifestado cautela, subrayando que los riesgos actuales están inclinados a la baja, principalmente por la incertidumbre en torno a las políticas públicas del nuevo gobierno y las tensiones comerciales externas. Además, agencias calificadoras internacionales, como Fitch Ratings, han ido más lejos al sugerir la posibilidad de una contracción económica leve para 2025 debido a los ajustes fiscales necesarios y la incertidumbre internacional.

Detrás de estos números fríos está una realidad concreta: la inversión privada ha comenzado a frenarse, golpeada por una incertidumbre que tiene raíces tanto internas como externas. Las altas tasas de interés, sumadas al temor por políticas inciertas tras la elección presidencial de 2024, han llevado a los empresarios a mantener una actitud prudente y posponer proyectos clave para el crecimiento económico. Ni siquiera la ventaja estratégica del nearshoring parece suficiente para revertir esta tendencia, al menos en el corto plazo.

La situación política tampoco ayuda. Aunque la transición hacia el nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum se realizó sin sobresaltos, la continuidad en ciertas políticas económicas, especialmente las vinculadas al sector energético y las reformas institucionales recientes, mantiene en alerta a inversionistas nacionales e internacionales. La percepción de un Estado de derecho frágil y el temor de cambios abruptos en las reglas del juego económico han contribuido a una pérdida de confianza empresarial.

El contexto internacional añade más complicaciones: las tensiones comerciales entre Estados Unidos y México han vuelto a resurgir con fuerza. La amenaza constante de aranceles estadounidenses y la revisión pendiente del T-MEC aumentan la incertidumbre y debilitan aún más la confianza inversionista. Además, la desaceleración económica estadounidense proyectada para 2025 añade presión adicional sobre las exportaciones mexicanas, tradicional motor del crecimiento nacional.

En este contexto, el horizonte inmediato apunta a una probable recesión. No será dramática, no implicará una crisis como las ya vividas, pero sí un enfriamiento notable que castigará, como siempre, a los más vulnerables. Comerciantes como Don Jesús ya lo sienten: menos ventas significan menos ingresos, menos empleos y una espiral descendente que no tarda en propagarse por toda la economía local.

El reto para México es enorme, pero no insalvable. Se requiere generar rápidamente certidumbre económica y política para atraer inversiones rezagadas. Es momento de abandonar las políticas económicas ambiguas, impulsar una agenda clara y dar garantías inequívocas sobre el respeto a contratos e instituciones. De lo contrario, historias como la de Don Jesús no serán solo testimonios aislados, sino el espejo fiel de una economía que no supo aprovechar sus oportunidades.

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