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¿Cómo se elige al próximo Papa? El cónclave, la votación secreta a puerta cerrada y bajo llave para elegir a un nuevo pontífice

Publicado: abril 22, 2025, 2:30 am

Este Lunes de Pascua fallecía el papa Francisco a sus 88 años en su residencia de Santa Marta, a consecuencia de los problemas de salud derivados de la infección que provocó su ingreso en el Hospital Gemelli de Roma. Primero, el pontífice sufrió una infección polimicrobiana y posteriormente una neumonía bilateral que le complicó sus últimos días en el centro hospitalario.

Ahora, tras su fallecimiento son muchos los que especulan sobre la identidad de su sucesor, que será elegido por la Iglesia Católica durante la celebración del cónclave. Pero, ¿cuándo se producirá esta votación y quiénes participarán en ella?

Cuando el papa muere se declara Sede Vacante

El cónclave es, probablemente, el rito católico más mediático, con una larga tradición y mística que se remonta a los propios orígenes de la Iglesia Católica. Se trata de la reunión del Colegio Cardenalicio -los cardenales de todo el mundo- que se congregan bajo llave en la Capilla Sixtina, en el Vaticano, para elegir entre ellos al próximo líder de la Iglesia, considerado el sucesor de San Pedro por la religión católica.

Cuando el Papa fallece, el camarlengo -el administrador de la Santa Sede designado por el pontífice- certifica su muerte y sella la habitación papal. Se destruye entonces el Anillo del Pescador -un anillo grabado con un sello que porta la imagen de San Pedro y que porta el Papa como su sucesor- y se declara el periodo de Sede Vacante.

Una vez informados los fieles -y el mundo- de la muerte del Pontífice, se organizan los Novendiales, los funerales del Papa. Con la Iglesia Católica de luto, comienzan los preparativos del cónclave: se celebran las Congregaciones Generales, lideradas por el camarlengo y el cardenal decano, para concretar los detalles del proceso y asuntos generales de la Iglesia.

Se fija entonces la fecha de inicio del cónclave, normalmente entre 15 y 20 días tras la muerte del Papa, y todos los cardenales menores de 80 años son convocados a Roma para participar en la elección del nuevo pontífice.

Los cardenales se encierran bajo llave en la Capilla Sixtina

El día del inicio del cónclave, los cardenales desplazados a Roma celebran una misa, Pro Eligendo Pontifice, previa al cónclave y presidida por el cardenal decano, para pedir a Dios sabiduría y certeza para elegir al futuro líder católico.

Después, los cardenales acceden al interior de la Capilla Sixtina, donde votarán para elegir a un nuevo Papa. En un procedimiento cargado de simbolismos, los cardenales son encerrados bajo llave -de hecho, cónclave viene del latín cum clave, bajo llave- y nadie puede entrar ni salir durante las votaciones.

Los cardenales no están encerrados todo el tiempo en la Capilla Sixtina: se realizan dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, pero los cardenales comen, cenan y descansan en la Casa de Santa Marta, una residencia adyacente a la Basílica de San Pedro, en el interior de la Ciudad del Vaticano.

Durante todo el proceso, eso sí, los cardenales están aislados del resto del mundo: para evitar influencias externas, no pueden tener acceso a medios de comunicación o internet, ni tampoco a teléfonos móviles, durante los días que pueda durar el procedimiento. En el cónclave solo están presentes los cardenales y solo los cardenales -ni asistentes, ni otros sacerdotes- y el voto en el mismo es totalmente secreto.

Fumata blanca o negra y dos tercios del cónclave

Las votaciones en el interior de la Capilla Sixtina siguen un procedimiento muy simple: cada cardenal escribe el nombre de otro cardenal que consideren idóneo para ser el nuevo Papa, dobla su papeleta y la introduce en una urna. Terminada la votación, la mesa de cardenales «escrutadores» abre la urna y mezcla los votos para contarlos, leyendo en voz alta cada voto y marcándolos en una hoja de control. Los revisores verifican este recuento.

Si al finalizar el recuento ningún candidato ha obtenido los dos tercios de los votos del Colegio Cardenalicio, las papeletas se introducen en la chimenea de la Capilla Sixtina y se queman junto con sustancias químicas que generan un humo negro. Esta fumata negra, visible desde el exterior, indica a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro que el cónclave aún no ha elegido un nuevo Papa y que será necesario repetir la votación.

En caso contrario, si un cardenal es respaldado por los votos de dos tercios del cónclave, el cardenal decano le pregunta «¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?». Si acepta, el nuevo Papa debe elegir su nombre papal y es vestido con la sotana blanca. Se queman los votos con sustancias para emitir la famosa fumata blanca, que adelanta a los fieles que el cónclave ha terminado con la elección de un nuevo pontífice.

Momentos después, el Cardenal Protodiácono anuncia desde el balcón de la Basílica de San Pedro el famoso Habemus Papam antes de que el nuevo Santo Padre aparezca en el balcón para dar su primera bendición a Roma y al mundo.

El cónclave más universal de la historia

El papa Francisco dejó el legado de una Iglesia más universal, que representará todos los rincones del mundo, y no solo a Europa, con especial atención a países lejanos, tras el nombramiento del 80 % de los 135 cardenales que formarán parte del cónclave.

Tras su último consistorio, el décimo de su pontificado, el colegio cardenalicio quedó compuesto por 252 purpurados, 135 de ellos menores de 80 años y, por tanto, electores, estableciéndose así un nuevo récord por ser el más concurrido de la historia, ya que las normas decretan que sean 120 purpurados.

Entre ellos, hay una mayor representación de países que hasta ahora no entraban en la Sixtina como Mongolia, Lesoto, Albania, Timor Oriental, Tonga, Irán y Argelia. Además, habrá 24 cardenales latinoamericanos posibles electores, aun lejos de los 55 europeos, pero aunque los italianos siguen siendo el grupo más numeroso de un futuro cónclave, su peso relativo ha disminuido con el paso de los años: eran 28 sobre los 115 que en 2013 eligieron a Jorge Bergogio y hoy serían 18 sobre 141.

El crecimiento del número de cardenales africanos también es evidente, pero más contenido, pasando de 11 a 18. España, por su parte, es el tercer país en número de miembros del Colegio cardenalicio, con 13 cardenales, por detrás de Italia (48) y Estados Unidos (17), aunque, solo podrían participar y votar seis, por tener menos de 80 años.

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