Publicado: abril 17, 2025, 7:30 am
Desde el pasado sábado 12 de abril, Reino Unido mantiene la prohibición de que los viajeros accedan al país con determinados productos como el queso, carnes curadas, carnes crudas o leche, así como cualquier producto elaborado a base de estos, con el objetivo de prevenir la propagación de la fiebre aftosa.
Ahora, justo antes del comienzo de la Semana Santa, el Departamento para el Medio Ambiente, Alimentación y Asuntos Rurales del Gobierno británico (DEFRA) ha ampliado esta medida prohibiendo entrar con carne de vacuno, ovino o porcino, así como cualquier producto lácteo para el consumo personal, independientemente de si están correctamente envasados o si se han comprado en una tienda libre de impuestos.
¿Por qué se imponen estas restricciones?
A mediados de enero de 2025, Reino Unido anunciaba el veto a la importación de productos lácteos y de carnes de cerdo, cordero y vacuno procedentes de Alemania a raíz del brote de fiebre aftosa o glosopeda declarada en una granja a las afueras de Berlín. Poco después, en marzo de 2025, se detectaron brotes de fiebre aftosa en Hungría, cerca de la frontera con Eslovaquia, lo que llevó a la pérdida del estatus de «libre de fiebre aftosa» para ambos países. Como resultado, el Gobierno británico suspendió las importaciones comerciales de animales y productos susceptibles de la enfermedad desde Hungría y Eslovaquia
Exenciones a la norma: leche infantil y dulces
De esta forma se considera ‘ilegal’ que los viajeros de todos los países de la UE que entren en Gran Bretaña lleven artículos como sándwiches, queso, embutidos, carnes crudas o leche, aunque se ha establecido un conjunto limitado de exenciones a estas normas, ya que se permite una cantidad limitada de leche infantil, alimentos medicinales y productos como chocolate, dulces, pan, pasteles, galletas y pasta.
Por tanto, aquellos que entren en el país con estos artículos deberán entregarlos en la frontera o serán confiscados y destruidos. Además, podrían enfrentarse a multas de hasta 5.000 libras (más de 5.800 euros).
La fiebre aftosa: ¿qué riesgos tiene para los humanos?
La fiebre aftosa (foot-and-mouth disease, FMD) es una enfermedad altamente contagiosa entre animales —sobre todo ganado vacuno, ovino, porcino y caprino—, pero no representa un riesgo significativo para los humanos, aunque, de expandirse el brote en Europa supondría un riesgo significativo para las empresas agrícolas y el ganado, según el Departamento británico.
Además, cabe destacar que no hay casos en el Reino Unido, pero se trata de una enfermedad viral altamente contagiosa del ganado, las ovejas, los cerdos y otros animales de pezuña hendida como jabalíes, ciervos, llamas y alpacas, y el brote en Europa presenta un riesgo significativo para las empresas agrícolas y el ganado, según el Departamento británico.
Prevenir para no repetir el pasado: la fiebre de 2001
El brote de fiebre aftosa en el Reino Unido en 2001 fue uno de los episodios más devastadores en la historia reciente de la ganadería británica. De hecho, muchos lo comparan con una crisis nacional, no solo por el impacto económico, sino también por las imágenes que conmocionaron al país.
El virus se detectaba por primera vez el 19 de febrero de 2001 en una granja de cerdos en Northumberland, al noreste de Inglaterra, que podrían haber sido alimentados con restos de carne no tratada térmicamente que contenía el virus.
Este virus se transmite por el aire, contacto directo o incluso a través de vehículos, ropa o herramientas contaminadas. Por tanto, como muchos animales ya estaban en movimiento (por subastas y transporte), la enfermedad se extendió rápidamente por todo el país en cuestión de días.
Como respuesta a esta crisis se sacrificaron más de 6 millones de animales, se establecieron zonas de cuarentena estrictas y se cerraron caminos rurales y senderos. Además, más de 60 países suspendieron las importaciones de carne británica.
Todo ello se tradujo en pérdidas económicas estimadas en más de 8.000 millones de libras esterlinas. Desde entonces, el Reino Unido ha tomado medidas extremadamente estrictas para evitar nuevos brotes.