Publicado: abril 14, 2025, 8:30 am
Josefina Vargas Said, hija de Gonzalo Vargas Llosa, ha escrito en su cuenta de Instagram una afectuosa y conmovedora carta a su abuelo, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, fallecido este lunes 14 de abril. Al mismo tiempo, publica una selección de fotografías con su familiar, que muestran la gran relación que mantenían.
«Querido abuelo. Con el corazón roto y la tristeza más profunda que he sentido en mi vida, te escribo estas palabras. Antes que nada, quiero agradecerte, porque fuiste mucho más que mi abuelo: un segundo papá que me regaló la vida y me acompañó durante 30 años», continúa.
«Gracias por estar siempre presente en todos los momentos importantes, por tu cariño, tu generosidad y tus lecciones de vida. Siempre me harán falta tus carcajadas, todas tus historias y nuestras conversaciones comiendo huevos rotos en Casa Lucio. Me entristece pensar que no podré tener momentos así otra vez y que no conocerás a mis hijos, pero ellos crecerán sabiendo que su bisabuelo fue un genio absoluto», ha escrito.
«Junto a la abuela Patricia, tu compañera de más de 60 años y el amor de tu vida, construiste una vida extraordinaria. Cumpliste todos tus sueños y recibiste innumerables premios y distinciones. Pudiste vivir la vida que quisiste: escribiendo todos los días. Trajiste un inmenso orgullo a tu amado país al ser el primer peruano en ganar el Premio Nobel».
«Tus palabras cambiaron el mundo, y lo seguirán haciendo en las generaciones por venir. Dado tu espíritu rebelde, tenías que escribir: para imaginar otras realidades y crear posibilidades de lo que podría ser. Utilizaste tu obra literaria no solo para entretener, sino también para condenar la tiranía, promover la democracia y defender la libertad y los derechos humanos. Siempre te negaste a permanecer pasivo ante la injusticia. Sin importar los obstáculos que enfrentaste, nunca dejaste de luchar por lo que creías».
La hija de Gonzalo Vargas considera que «la vida nunca volverá a ser igual sin ti» y añade que «siempre habrá un hueco en mi corazón, y estoy agradecida por ello. Será un recordatorio constante del amor y la gratitud que siento. Ya puedes descansar en paz, no tienes que preocuparte por la abuela ni por tus hijos, porque tus nietos nos quedamos para cuidar de ellos. Te lo prometo».
Finaliza Josefina: «Gracias por luchar tantos años con tanta valentía contra tu enfermedad para darnos más tiempo contigo. Me consuela saber que las leyendas nunca mueren. Siempre ha sido, es y será el privilegio y orgullo de mi vida ser tu nieta. Hasta que nos volvamos a encontrar».