Publicado: marzo 25, 2025, 1:30 am
Canadá no aparece mucho en las noticias españolas, pero sus elecciones el 28 de abril serán decisivas para el orden internacional mundial basado en reglas. Antes apodado el “líder del mundo libre”, el presidente de los Estados Unidos, ahora no solo habla mejor de Rusia que de sus aliados europeos, sino que ha empezado a referirse a su vecino Canadá cómo el “estado 51”, diciendo que la línea entre ellos es “artificial” y sería “bonito” en un mapa como parte de los Estados Unidos.
“Es una amenaza a la existencia de Canadá”, dijo Margaret MacMillan, historiadora canadiense y catedrática de la Universidad de Oxford a la BBC. “He hablado con mis colegas historiadores y ninguno podemos recordar una época en la que una gran potencia se haya vuelto en contra de sus propios aliados”.
La victoria de Trump en las elecciones y su promesa de imponer aranceles a su vecino, a pesar del acuerdo comercial firmado por su gobierno durante su último mandato, ha revolucionado la política canadiense. En diciembre, la ministra de finanzas Chrystia Freeland, ex periodista del Financial Times y Reuters, cuya madre es ucraniana, dimitió del gobierno de Justin Trudeau, por discrepancias con él sobre sus planes para responder a Trump.
La marcha de Freeland acabó provocando la de Trudeau y unas primarias en su Partido Liberal, que iba camino a perder las siguientes elecciones generales hasta entonces, según los sondeos, después de nueve años en el poder. Las primarias fueron ganadas por Mark Carney, un hombre fuera de la vida política que ni siquiera es diputado canadiense, pero que sí es conocido por el público al haber sido ex Gobernador del Banco Central de Canadá desde 2008 hasta 2013, considerado el autor de haber evitado que el país sufriera los peores efectos de la crisis de los subprime.
En el Reino Unido es famoso porque Carney fue el primer extranjero a liderar el Banco de Inglaterra desde su fundación en 1694. Fichado por el ex gobierno conservador británico de David Cameron en 2013, Carney fue visto por la prensa británica durante sus siete años como un banquero “roquero” al ser guapo, carismático y “el banquero central más excepcional de su generación”, según el ministro de economía.
El nuevo primer ministro de Canadá ya ha subido el Partido Liberal en los sondeos, que le dan un empate con los conservadores, liderado por Pierre Polilievre. Antes Polilievre era mucho más popular que Trudeau; es un político con un lenguaje Trumpesco con el lema “Canadá primero”, un enfoque sobre la cultura “woke” y un odio de los medios tradicionales.
En lugar de visitar a los Estados Unidos en su primer viaje, Carney vino a Europa para estrechar relaciones con Francia, destacando que Canadá es un país bilingüe en una rueda de prensa en francés y en inglés con Emmanuel Macron, describiendo su país cómo “el más europeo de los países que no son europeos”.
En el Reino Unido, también ha apelado a la necesidad de trabajar en común como democracias que comparten valores. La visita a Londres fue “un poco una vuelta a casa”, observó la cadena de televisión CBC porque Carney había vivido en Inglaterra hasta 2020.
Allí el banquero advirtió, durante la campaña del Brexit, del previsible efecto negativo económico que tendría y preparó el sistema financiero parar resistir las consecuencias del “si” en el referéndum.
Carney quedó durante su visita con el Rey Carlos, soberano también de Canadá. Muchos canadienses están frustrados con el silencio del monarca sobre las pretensiones territorialistas de Trump, pero analistas han observado gestos simbólicos de solidaridad, como el rey llevando medallas canadienses durante una visita militar, plantando un árbol de arce en el jardín de Buckingham Palace y dotando un oficial responsable de relaciones canadienses con una espada especial.
El alto comisionado de Canadá en el Reino Unido subrayó que para el Día del Commonwealth Kate, la Princesa de Gales, llevó un vestido rojo, el color de su país.
Los canadienses protestan contra Trump cambiando el nombre de los “cafés americanos” a “cafés canadienses”, anulando vacaciones a los Estados Unidos y boicoteando productos norteamericanos. De momento, muchos se enfrentan a la situación con el humor de Carney, que en el Daily Show bromeó sobre los comentarios del presidente estadounidense como si fuera una proposición romántica: “Nos resultáis muy atractivos, pero no vamos a vivir con vosotros (los estadounidenses). No es cosa vuestra, es cosa nuestra”. Humor que esconde una indignación y una preocupación que compartimos todos.