Publicado: marzo 19, 2025, 8:30 am
Son tiempos líquidos, exigentes, nuevos (más si cabe) para la Unión Europea, y para esos tiempos tienen que cambiar las estrategias. Por lo pronto, este miércoles la Comisión Europea ha presentado el Libro Blanco para el Futuro de la Defensa (con 2030 como fecha horizonte), a cuyo borrador tuvo acceso 20minutos, y que sienta las bases de la arquitectura de seguridad de la UE para el medio y el largo plazo, con ideas que pueden desarrollarse también más pronto que tarde ante amenazas como la Rusia de Putin, la ciberseguridad, los retos que plantea la aportación económica para el rearme o los llamamientos también a proteger el flanco sur del bloque comunitario, algo que viene reclamando precisamente España.
Hay dos ideas clave en el documento que sale de Bruselas. La primera es que sienta las bases de «un futuro mercado único de la Defensa», que además incluya a Ucrania. La meta es «apoyar, reforzar y promover las capacidades industriales en toda la UE; garantizar el suministro de insumos industriales esenciales y reducir las dependencias; eliminar los obstáculos a la circulación de productos y servicios de defensa en el mercado único; simplificar las normas existentes y reducir la burocracia; impulsar la investigación y el desarrollo para fomentar la innovación; y promover las competencias y la experiencia en el sector de la defensa», recoge el texto, que entiende también que se necesita trabajar más profundamente con la Agencia Europea de Defensa.
En ese punto, el papel de Ucrania es clave porque se trabajará, dice la Comisión, contando con ella -independientemente de que sea o no un Estado miembro más de la UE- y, además, Bruselas pide que se prioricen las inversiones en Europa. Esa idea «made in Europe» ya se ha reflejado en otros sectores, y la Comisión pide que se trabaje desde esa premisa también en cuanto a la seguridad y la Defensa.
La pelota, en general, está en el tejado de los Estados miembros. A través de este documento se prevé que en los próximos meses la Comisión Europea pueda presentar una lista de elementos críticos, aunque en última instancia serán los países los que decidan qué comprar y en qué momento adquirir esas capacidades en función de la necesidad y de las amenazas; Bruselas entiende que no todos los países tienen los mismos focos, pero incluye a Rusia y a China como grandes retos a tener en cuenta.
El Libro Blanco abraza también el plan Von der Leyen (Rearmar Europa) como otro de los pilares pero matiza que la UE tendrá que mirar también qué proyectos pueden ser interesantes para que haya grupos de países que puedan «invertir en común». Según identifica el Libro Blanco, «las áreas de interés común» tienen que ver con la defensa aérea y antimisiles, con un escudo integrado y en múltiples capas que protege contra amenazas aéreas como misiles de crucero, balísticos e hipersónicos, además de aeronaves y sistemas no tripulados (UAS). También se consideran los sistemas de artillería avanzada y misiles de largo alcance, diseñados para ataques precisos contra objetivos terrestres. La disponibilidad estratégica de municiones y misiles es fundamental, junto con una capacidad industrial de defensa suficiente para garantizar el reabastecimiento oportuno, algo que ha quedado ‘tocado’ como efecto colateral del envío de ayuda a Ucrania. Asimismo, se prioriza el desarrollo y despliegue de drones y sistemas antidrones en distintas plataformas, ya sean aéreas, terrestres, marítimas o submarinas, con capacidades autónomas y control remoto mediante software y sensores avanzados.
La Defensa es más que lo militar
La movilidad militar es otro eje clave, con una red de corredores terrestres, aeropuertos y puertos en toda la UE para el transporte ágil de tropas y equipos. En el ámbito tecnológico, la inteligencia artificial y la computación cuántica juegan un papel crucial en la guerra cibernética y electrónica, protegiendo el uso del espectro electromagnético para fuerzas terrestres, aéreas, navales y espaciales, al tiempo que se dificulta su uso por parte de adversarios. Además, se refuerza la ciberseguridad para garantizar el acceso a capacidades digitales. Finalmente, se considera la protección de infraestructuras críticas y capacidades de combate estratégicas, incluyendo el transporte aéreo, la vigilancia marítima, el blindaje espacial y un escudo para la frontera oriental de Europa.
Al mismo tiempo, en cuanto a los proyectos públicos, la Comisión quiere que se priorice lo europeo. Pero todo esto tiene que tener un proceso concreto, avisan desde Bruselas. El primer paso sería «buscar una solución dentro de la UE», para posteriormente «negociar con proveedores europeos, posiblemente con el apoyo de la UE -a nivel de fondos, se entiende-, para reducir precios y tiempos de entrega, garantizando al mismo tiempo el nivel de rendimiento necesario». Como vía alternativa, apuntan, «para los sistemas de defensa en los que no haya una solución dentro de la UE con los precios, plazos y rendimientos requeridos, los Estados miembros deberían considerar la posibilidad de agrupar y consolidar su demanda hacia empresas de terceros países afines, exigiendo un control total. Eso sí, en paralelo, «la UE debería apoyar el desarrollo de tecnologías y capacidades europeas equivalentes», concluyen.
Dentro de la estrategia entra también el plan Rearmar Europa, ya presentado por Von der Leyen y avalado por los 27. En ese sentido, la clave es el instrumento SAFE, destinado a usar 150.000 millones de euros del presupuesto comunitario para Defensa, pero a través de préstamos a demanda; de momento no valora Bruselas que se puedan hacer transferencias a fondo perdido, algo que reclaman entre otros países España. Además, la Comisión quiere que el bloque esté «preparado para todos los escenarios» por lo que abogar por reforzar la cooperación militar entre los Estados miembros: el objetivo es que no se den ‘vacíos’ como el que se vivió en Afganistán en 2021 tras la retirada del Ejército de Estados Unidos.
En el camino a recorrer se dan también otras medidas como la aplicación de la cláusula de escape de las reglas de déficit y deuda. Es decir, que estas no computen cuando se trate de invertir en cuestiones defensivas; Bruselas, en este sentido, ‘invita’ a los Estados miembros a activarla «de manera coordinada», algo que ya reclamaba el Gobierno español. Otra idea pasa por ‘estirar’ el presupuesto comunitario, por ejemplo con la posibilidad de que los países recurran a los fondos de Cohesión para invertir en seguridad si así lo desean. Al mismo tiempo, Bruselas alienta a movilizar el capital privado acelerando la Unión de Ahorro e Inversión y también a apostar, por último, por vehicular algunas de las inversiones en Defensa a través del Banco Europeo de Inversiones.
«Lo que invertimos en defensa es cómo valoramos nuestra defensa. Y en las últimas décadas no le hemos puesto un precio suficientemente alto. Debemos gastar más. Al mismo tiempo, el valor que añadimos trabajando juntos no tiene precio. Nos proporciona una ventaja competitiva sin parangón en el mundo», expuso la Alta Representante de la UE, Kaja Kallas. «En nuestro Libro Blanco sobre la Defensa Europea – Preparación 2030, exponemos formas concretas de hacerlo. Ya sea apoyando a Ucrania, abordando nuestras propias carencias de capacidades o defendiendo un mundo en el que la fuerza no hace el bien, juntos siempre somos más fuertes», concluyó.
En la misma línea habló el comisario europeo de Defensa, Andrius Kubilius. «Europa ya no puede permitirse ser espectadora de su propia seguridad. Debemos tomar nuestra defensa en nuestras manos, reforzando nuestros compromisos con la seguridad colectiva y manteniéndonos firmes frente a quienes pretenden desafiar nuestra soberanía. No se trata solamente de fuerza militar: se trata de nuestra preparación, de nuestra autonomía estratégica y del futuro de Europa como actor global«, expuso el dirigente lituano.
En conclusión, la hoja de ruta del Ejecutivo comunitario tiene una mirada «360 grados», que es algo que viene pidiendo España en los últimos tiempos: la Defensa no va solo de lo militar, sino también de elementos como la ciberseguridad, el control de fronteras o la lucha contra el terrorismo. Pero el Libro Blanco para el Futuro de la Defensa es solo una parte más del todo, pues la Comisión Europea prevé seguir presentando iniciativas en este sentido, no solo en lo relativo a la parte ‘bélica’ sino también desde el punto de vista de que la UE sea lo más autónoma posible en el contexto global.