Publicado: marzo 18, 2025, 3:00 pm
En España, según el Instituto Nacional de Estadística, la tasa de lactancia materna única a los seis meses del bebé es del 29 por ciento, mientras que la mixta (pecho y biberón) baja al 18,42. Estas cifras se traducen en que casi la mitad de las madres mantienen la lactancia hasta el tiempo recomendado por los expertos. Hasta aquí, todo normal y natural, sin mayores complicaciones.
El verdadero problema se plantea cuando las madres dejan de dar el pecho (sea en el momento que sea) y hay que establecer qué, cuándo y cuánto debe comer el bebé. Es en este preciso instante cuando aparecen las dudas, los miedos, pero también cuando peor funcionan las generalidades. Es decir, tu bebé estará comiendo lo correcto cuando veas que se siente saciado y su curva de crecimiento lleva los derroteros correctos. Hablamos con una experta en alimentación infantil.
¿Cuándo empiezo a alimentar a mi bebé, más allá de la lactancia?
Normalmente, es alrededor de los seis meses cuando las madres inician la alimentación complementaria para la mayoría de los bebés. Hasta ese momento, siempre que sea posible, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que el bebé tome lactancia materna a demanda según su apetito.
Para entender cuáles son las pautas a seguir, y hacernos una idea de qué es lo mejor para los pequeños, hemos hablado con Alicia Santamaría, experta en nutrición infantil y marketing científica de laboratorios Ordesa. «No hay una respuesta correcta o incorrecta, en cuanto a la cantidad que debe comer el bebé; depende de cada caso concreto, del peso y talla del niño y de su apetito. La cantidad adecuada será aquella que permita mantener una buena curva de crecimiento», comienza explicando.
A pesar de esta aseveración, Santamaría apuesta por una serie de pautas generales que sí deberíamos intentar tener en cuenta para ir en el camino correcto y ver a nuestro bebé crecer fuerte y sano.
Pautas generales para empezar a darle de comer a nuestro bebé
La primera de las recomendaciones de la experta en nutrición consiste en introducir los alimentos nuevos uno a uno, para tener el margen necesario que nos permita identificar posibles alergias o intolerancias.
«Al principio es esencial comenzar con pequeñas cantidades para que el bebé se acostumbre a nuevas texturas y sabores. Puede ser recomendable, por ejemplo, una o dos cucharaditas de puré de verduras bien cocidas o frutas trituradas, adaptando siempre la consistencia a su capacidad de deglución».
A medida que el bebé se adapta a los alimentos de mayor consistencia hasta llegar a los sólidos, «es importante aumentar gradualmente el tamaño de las porciones y diversificar los alimentos. Entre los seis y los nueve meses, los expertos recomiendan empezar con una cantidad pequeña de entre dos y cuatro cucharadas de puré en cada comida, y posteriormente ir incrementando esta cantidad, y variando la composición de los purés con alimentos como cereales, frutas, verduras o alimentos de origen animal como carnes y pescados».
Durante esta etapa «pueden ser de utilidad las papillas de cereales como opción para desayunos y meriendas, ricos en hidratos de carbono y una óptima fuente de energía para el bebé, que se encuentra en un periodo de crecimiento intenso. Muchos de ellos son ricos en fibra, hierro, zinc y vitaminas, y ayudan a cubrir los requerimientos del lactante de estos nutrientes».
¿Qué es el método baby-led-weaning? Cuando ‘manda’ el bebé
En el caso de optar por aplicar el método baby-led-weaning, tan de moda, Santamaría aconseja «consultar con el experto de pediatría para que realice el seguimiento de tu bebé si está preparado para aplicarlo. En cualquier caso, es esencial prestar atención a las señales de saciedad del bebé para evitar sobrealimentarlo. Si tu bebé gira la cabeza, cierra la boca o muestra desinterés por la comida, es probable que esté satisfecho, no insistas».
Aparte, debemos tener en cuenta que «el bebé puede necesitar un tiempo para acostumbrarse a ciertos alimentos, por lo que es importante ser paciente e incorporar a la alimentación nuevas texturas y sabores de forma gradual. En ocasiones necesitan que les ofrezcas hasta más de 10 veces un nuevo sabor para acostumbrarse al mismo».
Aunque los sólidos comienzan a formar parte de la dieta del bebé en este momento de su crecimiento, «la leche materna o las leches de continuación deberían seguir siendo la fuente principal de nutrición durante el primer año de vida. Como mínimo, se recomienda que los bebés tomen medio litro de leche al día. Cuando son más mayores, deberá ser su equivalente en derivados lácteos para asegurar que cubren sus requerimientos de calcio», concluye la experta de Ordesa.