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Microalgas, el gran acelerador sostenible de la eficiencia agraria

Publicado: marzo 17, 2025, 12:00 am

Las microalgas son pequeños mundos de organismos unicelulares fotosintéticos que pueden mejorar la actividad agraria. Uno de los ámbitos de investigación es su potencialidad en la biofertilización dada su riqueza en nutrientes esenciales. Al aplicarse al suelo o a las plantas, pueden favorecer la fertilidad y promover el crecimiento. Otra línea de estudio se enfoca en la biorremediación : ayudan a limpiar suelos contaminados, porque algunas especies tienen la capacidad de absorber metales pesados y otros contaminantes. En España, una de la compañías punteras es Biorizon Biotech. Sus innovaciones en bioestimulantes y bioplaguicidas están diseñadas para mejorar la productividad agrícola de manera sostenible. Sergio Aguilar, su general manager, explica que «el empleo de cepas seleccionadas de microalgas para producir productos ricos en biomoléculas y sustancias de alto valor biológico para el desarrollo de las plantas es un gran avance en biotecnología dentro de la agricultura». ¿Pero pueden las microalgas revolucionar las prácticas agrícolas? Aguilar estima que como parte del desarrollo de biostimulantes y bioprotectores, naturales y sin residuos químicos, «están llamadas a ser la solución a muchos retos y problemas de nuestros cultivos en la actualidad y en el futuro más inmediato». «Los bioestimulantes –dice el General Manager de Biorizon Biotech– constituyen el presente y el futuro de la agricultura, la oportunidad de aportar soluciones a los desafíos a los que se enfrentan nuestros cultivos en cuanto a aumentar su productividad, su calidad y hacerlo en medio de un cambio climático constante». Sobre los bioplaguicidas procedentes de microalgas, cree que «son una necesidad para la humanidad, porque necesitamos comer alimentos exentos de residuos químicos si queremos proteger y mejorar nuestra salud al tiempo que nuestros agricultores vuelven a tener herramientas para luchar contra plagas y enfermedades cada vez más resistentes y agresivas». A la biofertilización y biorremediación hay que añadir que es una tecnología sostenible, con huella de carbono negativa. Estas técnicas son novedosas, pero su implantación en el mercado tiene todavía bastante recorrido. En el caso de Biorizon Biotech, fue pionera en España y lleva apenas 15 años de historia. «Hoy estamos creciendo por encima del 50% anual y esperamos acelerar en los próximos años; tenemos presencia en cerca de 70 países en los cinco continentes», señala Aguilar. El porfolio de la firma, detalla su directivo, incluye «productos nutricionales de alta calidad en su formulación, biostimulantes innovadores basados en un alto conocimiento en fisiología vegetal y bioprotectores de alta eficacia». «La gran mayoría están apoyados en la nueva tecnología de microalgas, pura biotecnología avanzada», añade. El ecosistema de la utilización de las microalgas como ‘agitadoras’ de la producción agrícola tiene actores relevantes, uno de ellos es la Asociación Española de Bioempresas (AseBio), que concentra los intereses de empresas, asociaciones, fundaciones, universidades y centros tecnológicos y de investigación en el ámbito de la biotecnología en España y dinamiza los esfuerzos de todas las partes implicadas. Otros protagonistas son las comunidades científicas que ensayan distintas soluciones para acelerar el uso de las microalgas en el mundo de la agricultura. El Banco Español de Algas , por ejemplo, es un laboratorio de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) que desde hace 35 años desarrolla líneas de trabajo en el campo de la biotecnología de las macroalgas y las microalgas. Su director científico, Juan Luis Gómez Pinchetti, indica que las investigaciones han determinado que «cierto tipo de componentes en algas son capaces de, por un lado, estimular el crecimiento de las plantas y beneficiar el crecimiento, y por otro lado, también tienen actividad antimicrobiana». Las microalgas tienen aplicaciones en distintos sectores –consumo humano y animal, cosmética, biomedicina, agricultura ( biopesticidas ) y servicios ecosistémicos–. Sostiene Gómez Pinchetti que «a través de los sistemas de cultivo de algas, podemos también trabajar con la biorremediación de aguas residuales o la mitigación del cambio climático». Aclara el director del Banco de Algas que en el terreno de las microalgas «el término bioestimulación está relacionado con la adición de cierto tipo de hormonas, pero nosotros identificamos otro tipo de metabolitos que también son capaces de estimular el crecimiento de las plantas». «Algún tipo de polisacáridos tienen un efecto positivo en el crecimiento las plantas. También trabajamos con sustancias antioxidantes que ejercen un efecto beneficioso sobre el desarrollo de las semillas». El experto confiesa que a la investigación le queda mucho por delante: «El conocimiento que tenemos todavía es muy reciente. De hecho, estamos identificando todavía nuevas especies. En nuestro laboratorio, disponemos de una colección de cultivos de microalgas y cianobacterias, que es un grupo taxonómico de organismos que se incluyen dentro del término de microalga. Contamos con más de 2.000 cepas con un potencial biotecnológico muy interesante. Seguimos dos líneas, una la conservación de la biodiversidad y otro el potencial biotecnológico». «Analizamos su valor potencial de generar compuestos que estimulen el crecimiento de las plantas, que muestren, además, actividad antimicrobiana o biopesticida y que favorezcan, de alguna manera, el desarrollo de aplicaciones agrícolas», subraya. Otro centro de investigación es Neiker, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario, que emplea efluentes de hidropónico de la industria hortícola y salmueras de las industrias de enlatado de atún como medio de cultivo para la producción de microalgas. Según Miriam Pinto, investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales, las microalgas que eligen tienen dos funciones interesantes: «Por una parte, absorben todos los nutrientes que estaban en estas corrientes residuales y limpian los efluentes. Y por otra, la biomasa que se genera se puede utilizar como biofertilizantes o bioestimulantes. Una vez cosechadas, se usan de manera directa o se hidrolizan para que estén más asequibles las moléculas y sean aprovechadas como fertilizantes biobasados ». Con este proceso podrían sustituirse los fertilizantes nitrogenados, fosforados, de síntesis o derivados del petróleo, que en el caso europeo se depende en un 80% de fertilizantes de terceros países. «Poder obtener de nuestros propios residuos un fósforo extra para alimentar nuestra agricultura es más económico, sostenible y, desde un punto de vista estratégico, más seguro», explica Pinto. Las investigaciones de Neiker están enmarcadas en el proyecto europeo Real-Mac, programa focalizado en los Pirineos. En este caso hay representantes de Cataluña, el País Vasco y de las regiones en Francia de Aquitania y occidental. Participan cuatro centros tecnológicos: la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC), Neiker, Catar y Apesa. «Cada uno trabaja con diferentes corrientes residuales –relata–. Los franceses de Apesa, con restos de lodos de piscifactoría, y la UPC con residuos de cervecera. Catar realiza una hidrolización». El intento de utilizar las microalgas en el desarrollo agrícola obedece al compromiso con la economía circular , considera Pinto: «Si hay un sector que debiera poder permitirse el lujo de ser circular, ese es el primario. Porque la mayoría de las cosas que genera pueden volver, en muchos casos, otra vez a los sistemas de cultivo, desde las excretas de los animales hasta los efluentes de algunos de los procesos». ¿Pero existe cierta reticencia en el mundo de la agricultura a aprovechar los beneficios que pueden suponer el uso de las microalgas? Para la investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales de Neiker, «en el caso de los biofertilizantes puede estar frenando su aceleración el factor de la costumbre, porque cuesta utilizar productos nuevos». «Y luego que los productos de síntesis, según la época del año, pueden ser más baratos», sentencia.

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