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¿Qué obstaculiza a la investigación científica en México?

Publicado: marzo 17, 2025, 12:00 am

Desarrollar un ecosistema de innovación y emprendimiento en salud de base científica y tecnológica ha sido una inquietud del doctor David Kersenobich desde hace muchos años. De hecho estando en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INNCMSZ), que dirigió durante 10 años, empezó a impulsar acciones sobre todo de formación y capacitación a investigadores en ese sentido.

Ahora ya como secretario de Salud seguramente el impulso a la investigación en México es una de sus prioritades, pero no la tiene nada fácil dados los inocultables retrocesos heredados del anterior sexenio.

Sabemos que mañana martes en la conferencia presidencial se darán anuncios en torno al ámbito de la investigación en México. Hay amplia expectativa al respecto, en particular sobre las próximas acciones de la nueva la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti) encabezada por Rosaura Ruiz que entró en funciones en enero pasado.

Uno de los grandes desafíos de la investigación en el país es conseguir una productiva vinculación academia-empresa que lleva muchas décadas sin poder concretarse. Uno de los frenos históricos son los propios estatutos de institutos como la UNAM, el IMSS o los Institutos Nacionales de Salud que inhiben el interés de los investigadores para aterrizar sus desarrollos en prototipos para llevarlos al mercado.

Si la innovación no se ha detonado en México como debería no es por falta de creatividad; los mexicanos son muy creativos y hay muchas ideas ingeniosas e innovadoras que se quedan en el papel. Sólo en salud, es sabido que los organismos detentan infinidad de patentes tanto de potenciales medicamentos, dispositivos médicos u opciones de diagnóstico, pero están ahí atoradas sin llegar al mercado por factores estructurales.

Uno es que las propias instituciones tienen prohibido que el investigador se beneficie de algún usufructo de lo que desarrolló. El mayor incentivo que tiene el investigador es publicar sus estudios en revistas científicas de prestigio; con ello ya cumple ante su institución. Si su idea tenía potencial de convertirse en producto, no hay camino claro para desarrollarlo.

Nos urge quitarnos ese prejuicio ideológico anquilosado del siglo pasado de que la academia no tiene por qué ligarse a la industria y viceversa, cuando en los países impulsores de la innovación sucede justo lo contrario.

No es de a gratis que somos un país importador de innovación y tecnologías foráneas cuando podríamos generar las propias; y en salud la necesidad es evidente. Las autoridades tienen claro que se deben modificar los reglamentos de las instituciones para que sus investigadores sí puedan tener participación del usufructo de algún desarrollo innovador, y al mismo tiempo que la semilla de la innovación se siembre desde el área formativa. Porque hasta hoy la única opción de un joven científico en México es ver cómo meter un proyecto a Conacyt para que recibir recursos para investigar. Dedicarse a la ciencia en México no ofrece a los jóvenes perspectivas de expansión y muchas veces terminan viviendo en condiciones paupérrimas. Si alguno tiene la inquietud de aterrizar su idea en producto, no sabe cómo y no hay programas que le apoyen.

El curso de preincubación de itesalud

Por ello es muy plausible el Curso de Innovación y Emprendimiento en Salud organizado por itesalud, una asociación civil sin fines de lucro que preside Juana Ramírez y que va por su tercera edición con óptimos resultados. Es un curso avalado por la UNAM, dirigido a los interesados en comprender los principios y retos del emprendimiento en el sector de innovación en salud. Es un programa de 3 meses con clases una vez a la semana con profesores de primer nivel donde en principio los participantes alcanzan un entendimiento de todo el ecosistema de salud, y sobretodo aprenden a transformar sus ideas en un modelo de negocio viable y, luego, a ubicar opciones para levantar recursos. Es tal cual un curso de preincubación que nunca antes se había hecho en México, y que cuenta con apoyo interinstitucional tanto del sector público como privado.

Juana como presidenta también de la Asociación de Emprendedores de México (ASEM) logra conjuntar esfuerzos de muchas instituciones y organismos del ámbito privado de salud en el país. Nos comparte que el programa tiene una segunda fase de aceleración donde bajo una metodología americana, se selecciona dentro de los egresados que tienen algún proyecto con potencial para introducirlos en un proceso ya más de incubadora apoyándoles en armar su proyecto financiero y todos los pasos para buscar inversión o fondeo. Al final se eligen a los 10 mejores proyectos para que se presenten ante un jurado independiente de especialistas e inversionistas; hasta ahora entre los más avanzados hay 3 emprendimientos en salud que están logrando apoyo nacional e internacional con progresos prometedores.

AMIIF y la preocupación sobre los CEIs

En la Asociación Mexicana de Industrias de Investigación Farmacéutica (AMIIF) que dirige Larry Rubin, están convencidos de que -dado el pipeline de las compañías- es factible multiplicar por 10 la inversión en investigación clínica de aquí al año 2030, como se plantea en el Plan México, pero mientras no se agilicen los procesos regulatorios y se eleve la inversión en salud esa meta está en riesgo.

Asimismo, sobre los frenos en la renovación de Centros de Ética e Investigación (CEI) de parte de la Comisión Nacional de Bioética (Conbioética), el director de Investigación Clínica en AMIIF, doctor Jorge Tanaka, nos comenta que a la industria le preocupa mucho que de los 480 CEI existentes sólo 275 están activos y a su máxima capacidad, lo que detona saturación y freno en ensayos. Además, hay el riesgo de que si se detiene algún ensayo, los pacientes participantes queden sin una buena salvaguarda, y ello es tema serio de seguridad y compliance.

Detalla que en los institutos nacionales de salud, particularmente en el Instituto Nacional de Cancerología (Incan), los médicos y expertos que participan en ensayos de nuevas terapias ya están al tope, un obstáculo más para la investigación. Si se quiere hacer de México un modelo de investigación a nivel regional, dijo, se necesita que haya comunicación fluida entre autoridad y empresas, y trabajar bien alineados con hospitales. Sobre el riesgo de que existan CEIs pequeños o “de garaje” que no cumplen la regla, comenta que la industria es cuidadosa de trabajar con centros profesionales y con los más elevados estándares.

Regaño de Pepe Merino a Cofepris

Nos cuentan que en la última semana se dio un desencuentro entre la doctora Armida Zúñiga, titular de Cofepris y su equipo, con José Antonio Peña Merino, responsable de la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT) porque ya van 3 veces que cambian los trámites a simplificar para incluir en la digitalización. Fue en una reunión la semana pasada donde a Pepe Merino ya no pudo ocultar su desesperación porque Cofepris no termina de encontrar la cuadratura al círculo para presentar un plan efectivo y coherente de simplificación- digitalización. Dicen que incluso el secretario Kershenobich, que estuvo también en esa sesión, le dio la razón a Merino, y entre ambos ya pusieron un ultimátum a Cofepris. Lo que no se entiende es porqué Armida y su equipo en Cofepris no retoman la estrategia que ya se había negociado con la ATDT desde agosto y prefirieron empezar desde cero pidiéndole a la gente del excomisionado Nathan Enríquez que no tiene la película muy clara, y ahí están las consecuencias.

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