Publicado: marzo 11, 2025, 2:30 pm
Una gran sala engalanada con banderas estadounidenses y ucranianas aguardaba en la mañana de este martes en la cuidad saudí de Yeda la llegada de las dos delegaciones diplomáticas que abordarían por primera vez entre ambos países el final de la guerra en Ucrania. Al mismo tiempo, en Moscú los servicios de emergencia se dirigían a varias zonas de las afueras de la capital para atender a los heridos del mayor ataque ucraniano desde el inicio de la invasión rusa. El objetivo, según el Gobierno ucraniano, era «forzar» al Kremlin a aceptar una tregua aérea que llevan una semana solicitando como muestra de voluntad para empezar a pactar; aunque lo cierto es que lejos de ser recibido de esa forma, el Gobierno ruso ha asegurado que este hecho «podría causar daños notables a la actual tendencia» de sentarse en la mesa de negociación.
Ni este ataque aéreo contra Moscú que ha dejado tres muertos y más de una decena de heridos ni los bombardeos del Ejército ruso en Ucrania que han dejado seis muertos, incluidos dos niños, han frenado una reunión de la que poco se sabe. Y de la que únicamente han trascendido algunas imágenes y las escuetas declaraciones que apuntan a una buena sintonía inicial. El encuentro lo ha presidido el ministro de Exteriores saudí, Faisal bin Farhan. Por parte de Estados Unidos han asistido el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, el consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, y el representante del mandatario para Oriente Medio, Steve Witfkoff, que se ocupa también de la cuestión ruso-ucraniana. Por Ucrania han participado el ministro de Exteriores, Andrí Sibiga, el ministro de Defensa, Rustem Umérov, el jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrí Yermak, y el asesor del presidente Volodímir Zelenski, Pavló Palisa.
La de este martes ha sido la primera reunión entre representantes de ambos gobiernos en Arabia Saudí, donde los estadounidenses ya se habían reunido hace varias semanas con emisarios del Kremlin para impulsar unas negociaciones de paz. Además, es el primer contacto entre ambos países después de la discusión pública entre Zelenski y Donald Trump y la interrupción de Washington del suministro de armamento e Inteligencia a Ucrania para obligar a Kiev a sentarse a negociar con Rusia bajo las condiciones de EEUU, que podrían incluir la cesión de territorio o la imposición de no entrar en la OTAN. Medios estadounidense apunta también que estos encuentros podrían terminar con la aprobación definitiva del acuerdo sobre el uso de recursos ucranianos por parte de Estados Unidos a cambio de la ayuda militar prestada estos años.
La delegación ucraniana destacó en redes sociales antes del término de la cita el tono «constructivo». Algo que, tras los acontecimientos y acusaciones de las últimas semanas, es un claro cambio de tono entre ambos países. «Vemos esta reunión como una gran oportunidad para avanzar hacia la paz y desarrollar la alianza estratégica entre Ucrania y EEUU», escribió en su cuenta de X el ministro Sibiga. «El clima constructivo demuestra que podemos utilizar esta oportunidad. Ucrania quiere la paz como nadie», remarcó. Poco antes, el jefe de la oficina presidencial ucraniana, Andrí Yermak, había calificado también de «constructivo» el comienzo de la reunión. Además, al inicio del encuentro la cadena estadounidense CNN preguntó a Mike Waltz cómo iba la reunión y este reconoció que estaba «avanzando».
En la jornada previa a este encuentro, Zelenski se había reunido también en Arabia Saudí con el príncipe heredero de esta monarquía del Golfo, Mohamed bin Salmán, a quien adelantó que propondría a Moscú la liberación de prisioneros capturados en la guerra y niños de regiones ocupadas que en estos años han sido trasladados a Rusia como primer paso para avanzar hacia unas negociaciones de paz.
Unas negociaciones que, pese a la reunión de este martes, «no han empezado», como ha tratado de recordar Dmitri Peskov, portavoz de la Presidencia rusa. Y que, según ha recordado ante los medios, la tendencia en esta dirección podría cambiar tras el ataque aéreo contra Moscú. «Por ahora no hay negociaciones, por lo que no hay nada que dinamitar. Pero que puede causar daños notables a la actual tendencia, eso sí», ha dicho al ser preguntado.
Horas antes del comienzo de la reunión Kiev había lanzado contra Rusia el mayor ataque con drones de la guerra, dejando al menos tres muertos y más de una decena de heridos. Según el Ministerio ruso de Defensa, Ucrania utilizó en total 343 drones que supuestamente fueron derribados. Kiev reconoció que esta decisión se había tomado para que el Kremlin aceptara la propuesta de tregua aérea temporal formulada por el presidente ucraniano. «Es otra señal a Putin de que debe estar interesado en el alto al fuego en el aire», ha explicado en un vídeo el jefe del Centro contra la Desinformación del Consejo para la Seguridad Nacional de Ucrania, Andrí Kovalenko.
El dirigente ucraniano calificó el ataque con drones de «el mayor de la historia» contra la región capitalina rusa. Kovalenko ha afirmado también que la elección del objetivo es una demostración de que Rusia no debe preocuparse únicamente por defender sus refinerías (atacadas prácticamente todas las semanas por drones ucranianos) y que también puede ser golpeada en la propia capital.
Pese a que tanto las declaraciones de Peskov como las del ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, no han apuntado a una represalia bélica y, de hecho, han reconocido que esperan que Estados Unidos les informe de la reunión de este martes, otros políticos rusos si han clamado venganza por el ataque. «La decisión corresponde al comandante supremo, pero creo que no estaría de más, y mejor que no fuera sólo un ataque», dijo el general Andréi Kartapólov, jefe del Comité de Defensa del Parlamento ruso.