Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


La increíble y misteriosa fortuna del príncipe Andrés con una pensión mínima y múltiples deudas

Publicado: marzo 6, 2025, 6:30 am

Poco después de su cumpleaños el pasado 19 de febrero, donde alcanzó los 65 años de edad, han empezado a llegar las malas noticias. Y una de ellas, se podría decir, confirmaba el dicho de que a perro flaco todo se le vuelven pulgas. Porque tras cinco años sin trabajar parecía que el príncipe Andrés, duque de York, había encontrado por fin un oficio como intermediario comisionista a escala internacional para una compañía de origen holandés, Startup Boot Camp (SBC), gracias a su antaño extensísima agenda de contactos. Ya había, de hecho, demostrado sus dotes para el puesto en un evento en Tokio cuando el acuerdo se ha desmoronado por completo.

Según explican desde la BBC y otros medios británicos como The Telegraph, la firma finalmente ha decidido echarse atrás y señalar que jamás hubo nada en firme entre las dos partes, a lo que hay que sumar que no ha sentado nada bien descubrir las relaciones del hermano de Carlos III de Inglaterra con Yang Tengbo, también conocido como Chris Yang, y que ha sido señalado por los servicios de inteligencia británicos como un espía al servicio de China.

Otra puntilla más en el cúmulo de despropósitos que suma el duque de York de cara a la opinión pública y que llevan el debate al mismo punto de partida que antes de «conseguir» dicho trabajo: ¿cómo consigue mantener su estatus y las propiedades a su cargo si apenas está cobrando la pensión como oficial de la Marina Real —alrededor de los 20.000 euros anuales— y fue apartado de la familia real británica, siendo únicamente salvado por su madre del oprobio total de los suyos?

El exmarido de Sarah Ferguson, no hay que olvidarlo, tiene un enfrentamiento con su hermano mayor por Royal Lodge, su residencia desde 2003. Carlos III quiere que se vaya, sobre todo porque se trata de un monumento protegido, pero Andrés insiste en quedarse y pagar el mantenimiento y el alquiler, lo que ronda los 800.000 euros al año aproximadamente según la prensa: medio millón por la conservación obligada por el estado y 300.000 euros de arrendamiento, con un contrato válido durante 75 años.

Por ello, explican desde Vanitatis, sorprende que siga llevando un tren de vida tan ostentoso, el mismo que ha llevado siempre por otra parte, si hoy por hoy no tiene ingresos. A ello hay que sumar que no heredó nada de su madre, Isabel II, si bien sí le ayudó en vida bastante al igual que sus hermanos. Pero ello, insisten desde el medio, no explica el nivel de riqueza del que llegó a hacer gala durante años el royal caído en desgracia por su amistad con Jeffrey Epstein.

Relojes de casi 200.000 euros, de diversos modelos de Rolex hasta un Apple Watch chapado en oro. O viajes directamente pagados con dinero del contribuyente para llevar al presidente del Banco Mundial en helicóptero a jugar al golf. Un tren de vida que se resume en el funeral de su padre, el duque de Edimburgo, en 2021, cuando el príncipe Andrés, que llevaba un par de años sin trabajar, estrena un Bentley modelo Flying Spur repintado y personalizado —más de 265.000 euros— que sustituía al anterior, exactamente del mismo modelo y que adquirió cuatro años antes, vendiéndolo en 2018 por la mitad de su precio original.

Y todo ello entre polémicas que van más allá de su vínculo con el magnate pederasta. Agregan desde el citado medio lo ocurrido en 2007, cuando vendió el increíble regalo que le hizo su madre en 1986: Sunninghill, la casa en la que vivió su matrimonio con Ferguson. Lo peor no fue el precio, 15 millones de libras, sino que se desprendía de ella tras un lustro en venta y que el comprador, Timur Kulibáyev, oligarca kazajo y yerno del entonces presidente Nursultán Nazarbáyev, pagaba tres millones más del precio de venta que puso el propio Andrés.

Una fina línea ante lo que podía considerarse tráfico de influencias, escándalos que el duque de York ha sembrado por doquier. Precisamente, gracias a esa agenda de contactos antes mencionada y que le ha permitido llevar ese nivel de vida tan alardoso a pesar de, como se suele decir, no dar un palo al agua. Son varios los ejemplos que certifican este modus vivendi en el que el dinero del contribuyente y de su familia le ha sacado de más de un apuro.

Desde Vanity Fair recalcan lo ocurrido en 2017, con un préstamo personal de dos millones de euros que le cubrió uno de sus asesores financieros, David Rowland, banquero y también extesorero del Partido Conservador, sin ninguna razón aparente, jugada que ha repetido recientemente para cubrir las facturas de Royal Lodge, si bien en este caso se desconoce la identidad de la persona que ha puesto el montante.

Se puede tirar algo más del hilo, de hecho, pues el príncipe Andrés ha ido casi a polémica por año. En 2015 compraba junto a su exesposa una de sus múltiples posesiones en Suiza y cuatro años después la vendedora, una empresaria francesa, le denunciaba por un impago de casi ocho millones de euros. La casualidad quiso que en 2022 esta vendedora aceptase solo un 50% de dicha cifra y «perder millones». «Rebajé la deuda porque pensaba que iba a entrar en la cárcel», explicó, en alusión al juicio que enfrentaba por violar a una menor, Virginia Giuffre.

Un caso que además se cerró con un acuerdo extrajudicial de unos 15 millones de euros —los cuales, para más inri, adelantaron su madre y su hermano, más otros dos millones adicionales donados por la entonces monarca al fondo de compensación para las víctimas de Epstein— y el conocimiento público, aunque no hubo juicio, de que Andrés era culpable. Por lo que es hasta irónico pues que el duque de York acabase revendiendo la propiedad en las montañas suizas al poco de fallecer su madre, en diciembre de 2022, por unos 22 millones de euros, aprovechando la hipoteca, de 15 millones de euros, que el royal y su exesposa tenían sobre dicho albergue.

Y quizá no hubiese sido una mala idea del todo para él el haberse marchado de Reino Unido una temporada al menos. Desde luego sí de Royal Lodge, habida cuenta de sus préstamos y deudas para mantenerla. Por eso su hermano le ha ofrecido, como rey, Frogmore Cottage, más asequible. Sin embargo, señalan desde medios británicos que el príncipe Andrés podría estar sopesando una nueva idea: marcarse un Juan Carlos I e irse a vivir un exilio a un país árabe, Baréin, donde gracias a sus años haciendo negocios y a sus contactos tiene una larga amistad con el rey Hamad bin Isa Al Jalifa.

Related Articles