Publicado: marzo 4, 2025, 1:20 am
Imaginar a solados europeos patrullando a las puertas de Rusia era hace tres años una fantasía complicada de imaginar. El mero hecho de la presencia de países de la OTAN en la frontera rusa creaba urticaria en el Kremlin, hasta tal punto que la posibilidad de que Kiev pudiera en algún momento ser parte de la Alianza fue tomado como una de las tantas excusas esgrimidas por Moscú para comenzar la invasión de su vecino. En el tiempo en el que la guerra de Ucrania se ha convertido en una de las peores crisis humanitarias y políticas de la década, el mapa de alianzas también se ha movido; y no solo porque varios países del báltico limítrofes con Rusia se hayan unido a la OTAN, sino también por la posibilidad de que países europeos formen una misión de paz que acabe con sus soldados custodiando la frontera.
La propuesta formalizada por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tras su llegada a la Casa Blanca para que sea Europa la que garantice la seguridad de Ucrania había sido ya mencionada hace más de un año por el presidente francés, Emmanuel Macron. Aunque entonces aquella declaración cayó en saco roto y fue rechazada por la mayoría de los países, ahora, con la ruptura de Kiev y Washington tras la discusión pública en el Despacho Oval entre Trump y Zelenski, son varios los gobiernos europeos que se han abierto a la posibilidad de enviar soldados. Entre ellos están Francia, Reino Unido, República Checa, Suecia, Lituania, Estonia o Países Bajos.
La propuesta no se ha detallado todavía. Este domingo después de la reunión de países europeos en Londres, Macron dijo que ya había sobre la mesa un posible plan de alto el fuego, aunque señaló que lo soldados europeos se enviarían en una segunda fase, cuando ya se hubiera conseguido la paz. Pese a ello, otros socios de Kiev se debaten todavía entre la negativa o asegurar que aún es prematuro. Es el caso del Gobierno de España, que ha confirmado en declaraciones públicas y tras ser preguntado por este medio que de momento es pronto y que «lo importante es que se sienten las bases de una paz justa y duradera» antes de hablar de esto.
¿Cómo podría ser esta misión?
Según los militares consultados, existen esencialmente tres tipos de misiones de paz: las de mantenimiento, las de imposición y las de consolidación. Entre las muchas características que tienen estos despliegues, en cuanto al uso de la fuerza las de mantenimiento se producen sin combate, las de imposición pueden tener alguno y las de consolidación se centran esencialmente en la reconstrucción.
El general de división retirado del Ejército de Tierra y exjefe de la Sección de Estrategia del Estado Mayor Conjunto, Jesús Argumosa, afirma a 20minutos que la que se pretende realizar en Ucrania se ajustaría más a una de mantenimiento de la paz, que tiene tres características fundamentales. «La primera es que tienen que tener un mandato de la ONU que debe definir las tareas, objetivos a cumplir y capacidad de acción. La segunda es que involucraría a fuerzas de paz de varios países miembros de la ONU. Y la tercera es que debe ser neutral, equilibrada e imparcial».
Para que se ponga en marcha dicho despliegue tiene que haber antes una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU con el consentimiento de ambas partes. Las operaciones de paz que se han desplegado internacionalmente hasta la fecha lo han hecho dentro de ese marco y hay escasos antecedentes desde que se creó lo que hoy es Naciones Unidas después de la Segunda Guerra Mundial que no se hayan hecho de esta forma. Un ejemplo relativamente reciente fue la misión realizada en Kosovo dirigida por la OTAN.
«La ONU considera dos condiciones para el uso de la fuerza: una en autodefensa, que eso siempre lo van a poder hacer, y otra en defensa del mandato. Dependerá de lo que se acuerde en dicho mandato para determinar el nivel de fuerzas que tiene que emplearse», explica Salvador Sánchez Tapia, general de brigada del Ejército de Tierra que ha formado parte del Estado Mayor de la Fuerza de Reacción Inmediata de la OTAN.
Los problemas a los que se enfrenta la misión
Uno de los principales problemas de esta propuesta es que sea aceptada por Rusia, que hasta ahora lo había situado como una línea roja. Pese a que Trump aseguró el pasado lunes durante una reunión con Macron en la Casa Blanca que su homólogo ruso aceptaría la presencia de tropas europeas en Ucrania, pocas horas después el Kremlin le desmintió e insistió en que sería «inaceptable». En este sentido habrá que ver la capacidad de convencimiento por parte de Trump a Putin para que esto ocurra, algo que tampoco es descartable, pero que en estos momentos parece complicado por las declaraciones del Gobierno ruso. Y de las intenciones que tenga Trump de involucrarse en ello tras la bronca con Zelenski en la Casa Blanca.
«Me parece difícil pensar que Putin vaya a admitir ejércitos de la OTAN en ese territorio (aunque no sea bajo la bandera de la Alianza). Resulta que todo esto lo está haciendo para evitar que la OTAN se plante en Ucrania y ahora se pretende desplegar tropas de países de la OTAN ahí», afirma Sánchez Tapia.
Así mismo, un elemento que según Tapia debería tener la misión es una fuerza de interposición. Es decir, establecer una zona desmilitarizada entre las dos partes patrullada y controlada por esa fuerza internacional. Además de otros elementos como la protección de instalaciones nucleares como la de Zaporiyia. «La interposición es fundamental para evitar que ninguna de las dos partes retome las hostilidades. Eso se antoja complicado siendo una de las partes Rusia, que tiene derecho de veto». Tapia alerta que en este caso Rusia, al ser el agresor pero también miembro del grupo permanente de cinco países del Consejo de Seguridad de la ONU será «juez y parte» de todo el proceso, lo que podría complicar que la misión tenga un mandato fuerte.
El general de brigada apunta que este es un problema que también se ve en otras misiones como la de la FINUL, que está en la Línea Azul, entre Líbano e Israel. Para que el Consejo de Seguridad de la ONU acuerde la firma del mandato los países lo que hacen es diluirlo, hacer mandatos ambiguos en el que todos están de acuerdo pero que a la hora de la verdad tiene limitada su fuerza y la capacidad de maniobra de las unidades que están en el terreno.
Otro factor que podría debilitar la misión es la petición de los países europeos de que en el despliegue esté también Estados Unidos, algo a lo que Trump se niega. «Tal despliegue de fuerzas europeas en Ucrania creo que no sería posible si Estados Unidos no se involucra de alguna manera, porque hay una serie de elementos que tiene que tener esa fuerza, como capacitadores operacionales o estratégicos, un sistema robusto de mando y control, etc.», dice Tapia. «La precondición para que una operación de paz llegue a buen puerto y sea efectiva es que las partes tengan la voluntad de alcanzar la paz. Las Naciones Unidas o la comunidad internacional puede imponer la paz, pero luego tiene que mantenerla para que sea sostenible», sentencia.