Publicado: marzo 2, 2025, 6:15 am
Una enorme alineación de los planetas tendría que darse para que Zoe Saldaña no escuche su nombre la madrugada de este próximo domingo cuando anuncien la ganadora del Oscar a mejor actriz de reparto. Su papel de Rita Mora en Emilia Pérez ya le ha granjeado casi todos los grandes galardones y prácticamente no ha tenido rival en la categoría en toda la campaña de premios. Una estatuilla que vendría a ser la guinda sobre el pastel de una carrera marcada por blockbusters de acción y de aventura que no habían dejado entrever al público la gran actriz que había en la estadounidense de origen dominicano.
Unos orígenes, de hecho, que han marcado la mayor parte de su trayectoria, más que nada por salir de las penurias que la mala fortuna familiar les hizo vivir tanto a ella como a sus hermanas, Cisely y Mariel, siendo Zoe la mediana. Porque Saldaña, nacida en Passaic, en Nueva Jersey, en junio de 1978, vivió lo que significa la pérdida de un ser querido muy pronto en su vida, poco después de que se mudasen todos juntos al barrio de Queens, en Nueva York.
Su padre biológico, Aridio Saldaña, de origen dominicano, fallecía cuando ella contaba apenas con 9 años de edad en un trágico accidente de coche, el cual sumió a la familia en una desesperanza por todo el futuro que desaparecía sin la figura paterna de su familia. «Todo lo que debería haber sido supercolorido y brillante se volvió gris. Aprendí sobre la fragilidad de la vida desde muy temprana edad», puntualizó para Vanity Fair.
Por eso Asalia Nazario, cuyas raíces son dominicanas y puertorriqueñas, madre de las tres hijas, decidió enviar a sus hijas a República Dominicana mientras ella se quedaba en La Gran Manzana intentando ganar dinero noche y día —trabajaba como traductora y camarera en un hotel— para sacar adelante a sus niñas, algo que no comprendieron pero que a la larga han admitido que fue fundamental para su educación y para crecer en un espacio seguro, amén de que su madre acabaría encontrando de nuevo el amor al casarse con Dagoberto Galán, a quien las tres hermanas consideran un padre.
«Cuando murió mi padre, todas nos pusimos en modo supervivencia. Abandonamos todos esos pequeños placeres de la vida que haces en el día a día y que te tranquilizan. Recuerdo que mi madre se solía pintar los labios de rojo y ponerse pantalones cortos o vaqueros ajustados para siempre estar guapa y coquetear con mi padre. Pero en el momento en que falleció, no se levantó de la cama durante más de un par de años», explicó en la revista Harper’s Bazaar.
De hecho, ese cambio vital fue indispensable para que hablaran español, dado que no podían hablar en inglés nada más que entre ellas y el resto de jóvenes las «acosaban» porque no las entendían, a lo que ellas respondían, pero sin resultado. «Creo que aquello nos unió todavía más porque no todo el mundo podía entender por lo que estábamos pasando», ha llegado a decir la menor de las tres, Cisely, que junto a Zoe, a finales de los años 80 y principios de los 90, competía con otras 600 chicas por una plaza en una de las academias de danza del país centroamericano.
«El ballet, en aquel momento, no era lo que yo realmente quería», ha confesado Zoe, que prefería la gimnasia, si bien le explicaron que a los 10 años ya era demasiado tarde como para empezar entrenar de cara a competir en el futuro. Sin embargo, el ballet le servía «para calmar» su «mente inquieta». Y es que la intérprete de Avatar o Guardianes de la Galaxia siempre supo que era «diferente».
«Cuando tienes una hija que tiene TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad), que además es disléxica y que además tiene tanta energía que no se está quieta y es incapaz de escuchar, piensas que lo hace a propósito. Recuerdo preguntarme: ‘¿Y por qué no encajo? ¿Por qué hago esto?’. Y entonces me entristecía y sentía muy aislada», ha confesado, si bien contó con la ayuda de sus hermanas y su regreso a Nueva York para solventarlo.
De nuevo en Estados Unidos —entre otras cosas se marcharon por los disturbios de causas políticas en República Dominicana— completaron sus estudios en la escuela secundaria Newtown, en Queens, donde se habían mudado, concretamente al barrio de Jackson Heights, el cual es conocido precisamente por su mezcolanza cultural, especialmente latinoamericana. Allí dio sus primeros pasos como actriz Zoe gracias al grupo Faces, que representaba obras con mensajes positivos para adolescentes.
Su productora
Tal es su arraigo y su forma de entender la vida la una con las demás, que las tres hermanas, en enero de 2013, decidieron que era el momento de dar el paso y fundar juntas una productora, Cinestar Pictures, con la que han realizado desde películas a realities y programas de televisión. «Lo que de verdad hacemos es proteger nuestro núcleo familiar. Sin eso, estamos perdidas. Siempre ha sido una bendición saber que juntas somos más fuertes. Y como creo que nos dimos cuenta desde el principio, estamos muy orgullosas del trabajo que estamos haciendo», ha dicho Cisely.
«Estoy agradecida por mi familia, sobre todo por mis hermanas, mis compañeras de aventuras, mis almas gemelas, somos estrellas de rock juntas», añadió, refiriéndose de paso tanto a su hermanastro, Carlos Galán, músico de rap conocido artísticamente como Nipo —hijo de Dagoberto— como a sus sobrinas, Eli, de 22 años y que también trabaja con ellas en la productora, y Kasey, hijas de Mariel, la mayor, quien tanto ella como Zoe admiten que fue quien prácticamente las crio y se hizo cargo de ellas de pequeñas.
«Es maternal, supermadura, pero también tiene con esa cualidad juvenil que te hace dejarte llevar y vivir el momento, porque cuando tú estás repasando tu pasado o planificando tu futuro, Mariel simplemente está viviendo el hoy», ha dicho de ella Zoe, quien de la pequeña resalta que «personifica la lealtad». «No se da nunca por vencida y es extremadamente testaruda, pero porque su intuición siempre es acertada», ha señalado.