Publicado: febrero 24, 2025, 11:15 pm
Al igual que se notan a la perfección las parejas que tienen una vida plena y en la que apenas hay fisuras, también son fácilmente detectables aquellas en las que el propio transcurso de la vida hace mella y acaban detectándose algunas grietas que pueden hacer tambalearse todo aquello que habían construido. En esta segunda situación se encuentra el matrimonio formado por Beatriz de York y Edoardo Mapelli Mozzi. Al menos, así lo entienden desde la prensa británica, que no ha dudado en señalar que la pareja podría estar al borde del precipicio y divorciarse próximamente.
Y eso que hace apenas un mes, el pasado 29 de enero, dieron la bienvenida a su segunda hija, a la que han puesto de nombre Athena. Pero la primogénita del príncipe Andrés, duque de York, y de Sarah Ferguson, que este 2025 cumplirá 37 años, está pasando una etapa bastante complicada con el promotor inmobiliario —y descendiente de la nobleza italiana—, de 41 años, a tenor de lo que recalcan desde The List, uno de los medios que más y mejor conoce la familia real británica y las tramoyas de Buckingham Palace.
Desde dicho portal han contactado con Nicole Moore, fundadora y directora ejecutiva de Love Works Method, una coach relacional que ha enumerado las cuatro razones por las que la sensación es que su amor, aquel que empezó 2018 y que escaló tan rápido que en 2020, en plena pandemia, se casaban en una ceremonia privada en Windsor Great Park, naciendo su primera hija, Sienna, al año siguiente, está hoy por hoy en la cuerda floja.
Daría la sensación, explica Moore, que el hecho de haber tenido una hija hace tan poco tiempo sería un motivo de enorme alegría y dicha, y en absoluto una razón para pensar que están teniendo sus diferencias. Pero precisamente una crianza despegada es algo que puede socavar la confianza que se tenga en una pareja. Así, el hecho de que Mapelli, por trabajo, pase tanto tiempo fuera de casa es un peso extra en el matrimonio.
Ya el año pasado, en una entrevista que concedió a Financial Times, Edoardo explicó que si pasan tanto tiempo separados es porque está continuamente «en un tren» por negocios. Al ser director ejecutivo de una firma inmobiliaria, Banda, con proyectos en todo el mundo, el royal ha de estar continuamente viajando, ya sea a Francia, Bélgica, India o incluso su Italia, donde organiza subastas de antigüedades, como puntualizan desde Lecturas.
«El hecho de pasar mucho tiempo separados debido al trabajo por supuesto que puede salpicar a la relación, hasta el punto de hacer que se desconecten emocionalmente. Quizá haya incluso una disminución de su conexión emocional, a menos que ambos luchen por mantener intacto su nivel de comunicación», ha declarado la experta, quien a continuación nombra otra razón de su posible desunión: el puesto de Beatriz en La Firma.
Porque aunque en teoría Carlos III quería un círculo corto, su cáncer y el Kate Middleton el año pasado hizo que su sobrina cobrase algo más de importancia en la monarquía, trabajando de tal manera que se ha ganado el respeto de la institución, sobre todo por sus viajes, representando a la familia, en varias conferencias en Oriente Medio o incluso sustituyendo a la princesa de Gales en una fiesta en el jardín del Palacio de Buckingham.
Pero este nuevo estatus, habiendo vuelto a ser madre recientemente y con su marido siempre viajando acentúa esa distancia entre ambos que puede llegar a ser insalvable. «Es primordial que ambos recuerden que están en el mismo barco y que hablen de ello, incluso cuando estén en desacuerdo, porque los dos van a necesitar un vínculo increíblemente fuerte para que la relación sobreviva», ha dicho Moore.
También hay que hablar de la arquitecta estadounidense Dara Huang. Con ella, Edoardo estuvo en una relación durante tres años. Un amor que dio como fruto el nacimiento de su hijo, Christopher Woolf, en 2016. Una etapa que según Moore puede no haberse cerrado del todo por el poco tiempo que había pasado hasta que el promotor y la sobrina de Carlos III se conocieron y en la que el silencio por parte de todos no ayuda a aclarar.
De hecho, las pocas veces que se ha sacado el tema a colación, Huang jamás ha tenido malas palabras para la pareja e incluso les ha mostrado todo su apoyo, incidiendo en cómo Beatriz valora, acepta y ayuda a su hijo. Sin embargo, para la coach relacional la manera en la que se relacionen precisamente Beartiz y Christopher es crucial: «Si se volviese tirante la relación de Beatriz con su hijastro, a buen seguro que llevaría a peleas entre ella y su marido por la presión acumulada. Y si él no la apoya en sus decisiones, sino que ayuda a que se forme esa imagen pública de la típica madrastra, también se crearían problemas importantes».
Precisamente la familia es el último punto importante para Moore, que señala cómo las polémicas del príncipe Andrés, el miembro con menos apoyo por parte de los británicos, debido a su relación con el magnate y traficante de menores Jeffrey Epstein y a sus propias acusaciones de agresión sexual a una menor, pueden afectar al matrimonio. No por nada ella mantiene el contacto con su padre, a pesar de la mala relación de este con su hermano, el actual monarca, y de que lo apartaran de la familia real, lo cual también podría provocar un desconsuelo de Mapelli si no quiere que su nombre quede ligado a su suegro.