Publicado: febrero 21, 2025, 12:20 am
El preocupante estado de salud del papa Francisco, que continúa hospitalizado, diagnosticado de una neumonía bilateral a la que se suman otras complicaciones, es una cuestión que no solo atañe a los creyentes y a la Iglesia católica.
El peso de la figura del obispo de Roma históricamente deja sentir su influencia en el ámbito internacional, tan convulsionado estos días, en los que asistimos con sorpresa y preocupación a las nuevas políticas del presidente Trump que dan la espalda a Europa, su tradicional aliado, y se juega el futuro de Ucrania a sus espaldas. Putin es el nuevo amigo americano. La diplomacia vaticana ha influido, a veces de manera sutil y otras más activamente, en la mediación de conflictos diplomáticos, y el talante de los pontífices ante estas situaciones siempre ha sido determinante.
Coincide estos días en que tanto se habla de la salud del papa con una película, Cónclave, que se introduce en los entresijos de la elección de un nuevo pontífice. Un tema que no es la primera vez que se lleva a las pantallas: Anthony Quinn protagonizó a finales de los sesenta con gran éxito un clásico, Las sandalias del pescador.
Conclave ha sido esta semana en Londres la gran triunfadora de los Premios de la Academia Británica. Ha recibido cuatro baftas, entre ellos el premio a la mejor película y mejor actor para Ralph Fiennes en su papel de cardenal Lawrence, el encargado de organizar y presidir la elección del nuevo pontífice. Ahora le esperan los Óscar, donde compite con ocho nominaciones que incluyen la de mejor película y mejor actor protagonista.