Registro  /  Login

Otro sitio más de Gerente.com


La ola de la AfD se expande en Alemania antes de las urnas: "La inmigración ha galvanizado su discurso y movilizado a las masas"

Publicado: febrero 15, 2025, 11:20 am

Casi uno de cada cuatro electores alemanes votará por Alternativa por Alemania (AfD) en las elecciones federales del próximo 23 de febrero. Así lo indican todas las encuestas, que le otorgan entre un 20 y un 22% de los sufragios y sitúan a la formación de ultraderecha como segunda fuerza en el Bundestag. Habrá que ver si se cumplen los pronósticos, pero parece evidente que el partido de Alice Weidel ha logrado seducir a gran parte del electorado alemán y promete ser un actor protagonista en la política germana de los próximos años.

«Es muy llamativo que el bipartidismo imperfecto alemán, que pivotaba alrededor de la CDU y los socialdemócratas, se haya quebrado. Se aprecia claramente un agotamiento del sistema tradicional de partidos y cierto resentimiento de una parte de la población contra el establishment«, señala Cesáreo Rodríguez, catedrático emérito de Ciencia Política de la Universidad de Barcelona (UB), quien detecta ese hartazgo especialmente en los landers de la antigua Alemania del Este (RDA), principal caladero de votos de la AfD: «Aunque el nivel de vida se ha igualado muchísimo en los últimos 35 años, todavía sigue siendo inferior en el este. Esa es una razón a tener en cuenta, pero aún es más determinante el factor identitario. Entre los alemanes del este hay cierto sentimiento de marginación porque todas las élites de Alemania, desde la industria a las finanzas, proceden del oeste, que ha impuesto su modelo en absolutamente todos los ámbitos. La AfD ha sabido agitar el nacionalismo para conseguir una importante implantación en el territorio de la antigua RDA».

Carmen Isolina, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Francisco de Vitoria (UFV), recalca que el auge de AfD no es un fenómeno exclusivamente alemán: «El crecimiento de partidos populistas en los extremos de los grandes partidos tradicionales es una tendencia global, asociada a la desaparición del concepto de ideología en favor de una política más identitaria. Es algo que está pasado en España con Vox, que ha ocurrido en Francia con Le Pen y que está ocurriendo en muchos otros países». Isolina subraya que «la inmigración es el elemento ideológico que galvaniza el discurso» de estos partidos de ultraderecha y que «consigue movilizar el voto de las masas».

«Han propagado una idea de inseguridad asociada al fenómeno de la inmigración y lo han vendido como producto político de gran éxito. La cuestión es si ellos serían capaces de solucionar esos problemas que plantean y hasta qué punto las medidas que proponen ayudarían a atajar la inseguridad y la gestión de la inmigración ilegal», dice.

«Es muy fácil hacer demagogia con el tema de la inmigración y su discurso se ceba especialmente con la inmigración de origen musulmán. Magnifican los delitos que una parte muy minoritaria de esta comunidad puede cometer, tomando la parte por el todo y distorsionando las cifras», expone Rodríguez. «Han conseguido que una parte de la sociedad tenga la percepción de que la situación es gravísima, tanto desde el punto de vista de la seguridad como desde el punto de vista identitario. Para la AfD es muy fácil radicalizar el discurso porque ese mensaje funciona», añade.

Desde luego, ataques terroristas como el atropello masivo que este jueves dejó decenas de heridos en Múnich, perpetrado por un solicitante de asilo afgano de 24 años, ayudan a cimentar el discurso de la AfD. El de Múnich fue el segundo atentando de este tipo en dos meses, después del que le costó la vida a seis personas en un mercadillo navideño de Magdeburgo, el pasado 20 de diciembre, y cuyo autor fue un ciudadano saudí que vivía desde 2006 en Alemania.

No obstante, el politólogo de la UB incide en que «la extrema derecha ha sido mucho más hábil que las fuerzas progresistas a la hora de hablar de las ventajas y los inconvenientes de la inmigración». También señala que «es más fácil lanzar el discurso de rechazo al inmigrante, que explicar que los inmigrantes tributan y aportan al Estado de Bienestar».

«Estas formaciones políticas de extrema derecha están haciendo de la inmigración un problema cuando Europa se está muriendo. Se está muriendo porque la gente no está teniendo hijos y lo que necesitamos es, precisamente, que llegue gente. Si queremos mantener nuestro modus vivendi, vamos a tener que aceptar a la gente de fuera, pero los partidos de corte populista e identitario, como la AfD, buscan la confrontación y la polarización con mensajes simplistas», asegura Julio Guinea, profesor de Derecho de la UE en la Universidad Europea.

Otro argumento que repiten con éxito las formaciones de ultraderecha es señalar a la UE y a los burócratas de Bruselas como responsables de todos los males. Guinea asegura que la Unión Europea «es el punching ball preferido de todos estos partidos nacionalistas patrióticos» e indica que la AfD no es ninguna excepción: «Una parte de las nuevas generaciones de alemanes entienden que la UE es una especie de cadena que les han impuesto sus padres. Es decir, como el abuelo era una nazi, el padre puso una cadena para expiar los pecados y ahora el alemán de a pie tiene que ir arrastrando ese peso».

Adiós al cordón sanitario

También habrá que ver si después de las elecciones federales se mantiene el cordón sanitario a la AfD, ese acuerdo tácito que democratacristianos y socialdemócratas han venido practicando en los últimos años con más o menos empeño para dar la espalda a la ultraderecha. Aunque el líder de la CDU, Friedrich Merz, ha cerrado la puerta a gobernar con la AfD, ambos partidos unieron sus votos en el Bundestag el pasado 29 de enero para cerrar las fronteras a los demandantes de asilo.

«El cordón sanitario se ha acabado desde el mismo momento en que los votos de la AfD han sido necesarios para llegar a una mayoría parlamentaria. En Alemania había sido muy normal que las dos grandes familias, socialdemócratas y democratacristianos, se entendiesen como se hace a nivel europeo, pero si sus visiones se vuelven ahora irreconciliables, la CDU basculará hacia la derecha», dice Guinea, quien apunta que «el cordón sanitario está desapareciendo en toda la UE desde abajo hacia arriba: empezó desapareciendo en gobiernos locales, luego regionales y es solo cuestión de tiempo que llegue a gobiernos nacionales».

Rodríguez cree, sin embargo, que es «prematuro» hablar de un gobierno de coalición entre la CDU y Alternativa por Alemania: «A lo mejor lo vemos dentro de dos legislaturas, pero no lo veo posible ahora. Ni el propio Friedrich Merz sería capaz de llegar tan lejos y ya ha dicho que no pactará con AfD. Creo que el cordón sanitario caerá en Alemania, como va a caer muy pronto en Francia, pero lo más probable es que se mantenga después de estas elecciones y que haya un gobierno de gran coalición entre la CDU y el SPD».

Otra razón que explica el auge de la AfD es la moderación de su discurso, consciente de que es difícil convertirse en un partido de masas desde posiciones extremistas. Y en ese viraje hacia la moderación tiene mucho que ver su líder, Alice Wiedel, mujer lesbiana, con una novia de Sri Lanka y con dos hijos adoptados, una vida privada muy alejada de los preceptos neonazis que muchas veces se le atribuyen a su partido. «AfD ha visto que necesita esa moderación para ganar y con su líder está vendiendo esa imagen», dice Isolina.

«La AfD necesitaba una cara visible y reconocible, como la ha tenido la ultraderecha en otros países, y lo ha conseguido por primera vez con la figura de Alice Weidel. Ha sido una maniobra inteligente porque es una mujer muy especial, que ofrece una imagen distinta, pero no podemos ignorar que una buena parte de sus bases son claramente neonazis», apunta Rodríguez, quien encuentra similitudes con el auge de la ultraderecha en Italia: «Georgia Meloni tiene raíces neofascistas clarísimas, pero ha conseguido dar una imagen de moderación, pragmatismo y confiabilidad. Supongo la AfD va a ir por ese camino y con el tiempo, quizás en un par de legislaturas, será un partido totalmente normalizado en Alemania».

Guinea advierte, sin embargo, de que esa moderación es solo fachada: «El líder de la AfD en Turingia, Björn Höcke, ha lanzado discursos terribles en contra de los monumentos que recuerdan el holocausto porque dice que no tiene sentido avergonzarse del pasado. Aboga por elevar de nuevo la conciencia nacional y por quitarse de en medio todos esos complejos que el pueblo alemán ha podido heredar de la Segunda Guerra Mundial. Es una AfD que no critica a las SS y que no ve el pasado nazi con conciencia crítica».

Related Articles