Publicado: febrero 14, 2025, 3:40 pm
Que nuestra piel se quede flácida después de haber llevado a cabo un plan de adelgazamiento (sobre todo en abdomen, brazos, cuello, glúteos) es señal de que hemos perdido peso, y cumplido nuestro objetivo. Eso sí, sólo en parte, puesto que si queremos lucir una figura tonificada se hace imprescindible que a la dieta sumemos un programa de actividad física correcto anti-flacidez.
Efectivamente, la flacidez es el precio a pagar en muchos casos de pérdida de peso, aunque afortunadamente tiene solución. Sólo hay que escoger los ejercicios precisos que van a reducir ese ‘sobrante’ de piel, rellenándolo al fortalecer el músculo y haciendo que el aspecto rejuvenezca, algo especialmente necesario cuando la edad limita la actividad del colágeno y la elastina.
¿Qué sucede en nuestra piel cuando perdemos peso?
En el momento en que decidimos hacer dieta para deshacernos de los kilos de más, debemos tener en cuenta que la flacidez va a acompañarla. Al perder peso rápidamente, las células grasas van desapareciendo más rápido de lo que la piel puede ir adaptándose; es decir, que las fibras de colágeno no tienen tiempo como para encogerse y adaptarse a la nueva configuración corporal, lo que se muestra en forma de flacidez de la piel.
Adelgazar puede resultar estresante para nuestro organismo, alterando la síntesis de colágeno y acelerando la disminución de la producción que sucede con el envejecimiento natural. Y lo mismo que con el colágeno sucede con la elastina, otra proteína involucrada en el aspecto de la piel. La pérdida rápida de peso provoca la disminución en la producción de nuevas fibras, reduciendo la tensión que deben mostrar. El resultado: la piel deja de estar firme y ‘cuelga’.
No debemos olvidar que la piel es el órgano más extenso de nuestro cuerpo, y está formado por múltiples capas. Según vamos creciendo, la piel va estirándose proporcionalmente, de la misma manera que cuando adelgazamos se contrae. Con la edad, esta capacidad va perdiendo eficacia, por lo que hay que trabajar de manera más específica la flacidez.
Ejercitar los brazos con pesas
Las famosas ‘alas de murciélago’ que dejan la parte posterior del brazo a merced de la fuerza de gravedad van a necesitar de un poco de peso para conseguir devolverle a la piel la firmeza y la elasticidad perdidas. En este punto, conviene hacer un poco de ejercicio cada día para recuperar la firmeza cuanto antes.
En esta parte del cuerpo, el tren superior, podemos llevar a cabo elevaciones de brazos, que trabajarán el cardio a la vez que van reforzando la fuerza muscular de los brazos. El peso, suficiente con que sea de un kilo. Tumbados en el suelo, con las rodillas flexionadas y los pies apoyados en el suelo, vamos estirando y doblando los brazos con las pesas en las manos, sobre nuestra cabeza.
Repetimos el movimiento, después de haber hecho varias series de 20, pero esta vez con un solo brazo, y después con el otro, para finalizar con ambos pero alternándolos. Las flexiones tradicionales, boca abajo y con el cuerpo en bloque también ayudan a fortalecer los brazos y eliminar su flacidez.
Sentadillas para reafirmar glúteos
Los glúteos y los muslos son otra de las zonas más susceptibles de sufrir flacidez con la pérdida de peso, por lo que las sentadillas, un ejercicio apto para todos los públicos es una buena manera de revertirla, y además podemos hacerlas tranquilamente en casa.
Las sentadillas, si además añadimos una banda elástica sobre las rodillas, son una opción muy eficaz: colocamos una goma en las rodillas y, cuando bajamos a la posición de ‘sentados’, estamos realizando una abducción que va a multiplicar los resultados de fuerza. Las sentadillas parten de la posición de pie, y consisten en ir bajando, ‘sacando’ glúteos y manteniendo la posición erguida del tren superior. Se trata de un movimiento funcional que implica a múltiples músculos: cuádriceps, glúteos, isquiotibiales, pantorrillas, abdominales y erectores espinales.
Abdominales en ‘V’ para la flacidez del core
Para finalizar, el grupo muscular que suele necesitar fortalecimiento extra después de la pérdida de peso implica los músculos abdominales, que pueden quedarse flácidos. Para combatirlo, la propuesta es colocarse sobre una colchoneta, elevando el torso y las piernas hasta dibujar una ‘V’. Los principiantes pueden doblar las rodillas, al tiempo que se hacen movimientos de muelle, acercando las piernas y el tronco y relajando, aunque sin llegar a tumbarse.
Continuando en la posición de ‘V’, se alternan los movimientos de las piernas, dibujando una especie de tijera. Hacemos dos series de 20 movimientos cada una, e iremos sintiendo cómo el abdomen se fortalece al cabo de unas semanas de práctica.
Referencias
Peter D. Hart, Diona J. Buck. The effect of resistance training on health-related quality of life in older adults: Systematic review and meta-analysis. National Library of Medicine PubMed Central. Consultado online en https://pmc.ncbi.nlm.nih.gov/articles/PMC6377696/ el 30 de diciembre de 2024.